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Fiesta de San José. 19 de Marzo de 2012. Buenos días, San José, con tu vara y con tu Niño, te saludo con cariño, aquí postrado a tus pies. Hoy festejamos a San José, el hombre que más cerca ha estado de Jesucristo.
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Fiesta de San José 19 de Marzo de 2012
Buenos días, San José, con tu vara y con tu Niño, te saludo con cariño, aquí postrado a tus pies.
Hoy festejamos a San José, el hombre que más cerca ha estado de Jesucristo.
San José supo vaciar su alma para que Dios la llenase de amor a fin de sostener en sus brazos al Niño, que era Hijo de Dios.
Era difícil seguir sosteniendo al Niño que crecía en edad y gracia; pero también San José crecía en entrega y fidelidad.
Para poder llevar ese “peso” tenía el apoyo inconmensurable de la Madre, de su esposa, de la Virgen María.
San José fue quien más cerca estuvo de María. No fue fácil ser esposo de la Madre de Dios. Tuvo que ser humilde y fuerte a la vez.
San José fue el “varón justo”. Esta justicia significa bondad. Y, porque era bueno, prefirió sacrificarse él, marcharse antes que acusar a María.
Vamos a seguir su vida, para bendecir a Dios ante la grandeza espiritual de san José. Comenzamos con el evangelio de este día, según el evangelista san Mateo. Dice así: Mt 1, 16.18-21.24a
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María se madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto.
Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.
Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor. Palabra del Señor
El emperador romano mandó un edicto, y José y María tuvieron que ir a Belén.
No fue fácil, pues no había sitio en la posada. Al final, tuvieron que acomodarse en un sitio muy humilde.
San José acomodó el pesebre, como pudo, mientras María envolvía al Niño en pañales.
Luego vinieron los pastores, alegres por el anuncio del ángel. San José estaba rendido de cansancio...
A los ocho días era la Circuncisión. San José, como padre, debía señalar el nombre del Niño. Se llamará: Jesús.
A los 40 días era la Presentación de Jesús en el templo. San José, como ofrenda, sólo pudo llevar un par de palomas.
Y llegaron los Magos de Oriente. Y hubo alegría y ofrendas para el Niño Jesús.
Pero, cuando se marcharon los magos, Dios le anuncia a José, por medio del ángel, que debe ir a Egipto con María y el Niño.
Con grandes dificultades, pero puestos en las manos de Dios, José, María y Jesús fueron a Egipto.
Allí, estando como emigrantes, iba creciendo el amor de San José hacia Jesús.
También se santificaba la familia, modelo para todas las familias.
La paz y la alegría reinaban en aquella casa, a pesar de las estrechezes materiales.
Un ángel le anuncia de nuevo a José que debe volver a su tierra. Había muerto Herodes.
Y con alegría llegan a Nazaret para comenzar otra etapa de su vida.
De nuevo vida de familia con la paz que da Dios a los sencillos de corazón.
San José era artesano (carpintero) y tuvo que enseñar al niño Jesús sus artes para “defenderse” en la vida.
Con tan buen maestro, el niño Jesús aprendía con rapidez y seguridad.
También, San José, junto con la Virgen María, tuvo que enseñar a Jesús a dirigir sus plegarias a Dios todopoderoso y eterno.
Llegó un momento difícil en la vida de san José. Jesús, que tenía doce años, se había perdido. Luego vino la alegría de encontrarlo en el templo. Después quizá les diría Jesús que había aprendido a llamar a Dios: Padre.
De nuevo la vida de familia, en que Jesús “estaba sujeto” en todo a san José.
Jesús iba creciendo, y la paz, la armonía y la oración compartida subía más radiante al Cielo.
San José sentía que sus fuerzas iban faltando y le dejó el peso de la carpintería a Jesús.
Le llegó la hora de entregar su alma al Creador. San José moría con la muerte más feliz, teniendo a su lado a Jesús y a María. Por eso es el patrono de la buena muerte. ¡Invoquémosle!
Un día en el cielo Jesús mismo le coronaría. Esto significa, como dice santa Teresa, que si en la tierra Jesús hacía lo que le mandaba san José, eso mismo tiene que ser ahora en el cielo.
Que la Virgen María, junto con San José, nos ayuden a caminar siempre con Jesús. AMEN