340 likes | 620 Views
Virgen de Talpa. Sobre las imponentes montañas del noroeste del Estado de Jalisco, en el occidente de México cruzando por la gran sierra madre occidental se encuentra el municipio de Talpa de Allende.
E N D
Sobre las imponentes montañas del noroeste del Estado de Jalisco, en el occidente de México cruzando por la gran sierra madre occidental se encuentra el municipio de Talpa de Allende. La cabecera es el poblado de Talpa situado en medio de un fértil valle rodeado de colinas siempre verde siempre apacible. Talpa, el pueblo santuario que tiene como centro la Basílica de Nuestra Señora del Rosario, que es a lo largo del año punto del destino de grandes romerías que desde tiempos remotos se dan cita en Talpa de Allende. Peregrinos de la región del occidente de México, del noroeste y hasta de los Estados Unidos acuden a posarse a los pies de la milagrosa imagen, muchos de ellos después de recorrer a pie largas distancias a través de los difíciles caminos de esa región montañosa, sacrificios y privaciones que se ven compensados con la alegría que les da su fe al llegar al santuario para dar gracias a la pequeña imagen morena que tantas gracias derrama sobre sus hijos, que por mas de 3 siglos sigue impregnando a Talpa con el deseo de cumplir sus mandas y promesas sus plegarias, cantos y alabanzas.
Sus viejas construcciones, sus casas de teja roja, sus muros de adobe, sus largos y acogedores portales, sus balcones, el monumento a cristo rey y la imponente Basílica con sus altas torres apuntando hacia el cielo azul del valle, así es Talpa, el inolvidable rincón de Jalisco donde se venera uno de las imágenes de María Santísima más milagrosas de México: Nuestra Señora del Rosario, mejor conocida como la Virgen de Talpa.
El origen de la imagen de la virgencita milagrosa, se remonta al siglo XVI, en algún pueblo de Michoacán de esos que rodeaba al lago de Pátzcuaro hecha de material de caña de maíz aunque no se precisa qué tallos fueron usados, ya que por la renovación es muy difícil saber el nombre de la materia prima. Ningún documento hace saber el nombre del autor de esta sagrada escultura sin embargo el documento de: “La auténtica” requiere que la imagen procede de manos poco conocedoras de la anatomía humana, de ahí que se crea que el escultor fue un indio Purepecha que supo imprimir en la imagen gracia y delicadeza inspirado tal vez por su amor a la santísima Virgen. La escultura realizada por el anónimo indígena, apenas medía 38 centímetros y gozaba de angelical belleza, por un rostro que brotaba tranquilidad infinita representando a María Santísima.
Hasta el pueblo de Santiago de Tlalpa fundado por los conquistadores españoles, luego de descubrir ricos yacimientos minerales, llegó el sacerdote Manuel de san Martín acudiendo al llamado de los colonizadores para que atendiera sus necesidades espirituales y catequizara a los naturales. Este sacerdote fue quién a su paso por los pueblos ribereños del lago de Pátzcuaro adquirió la pequeña imagen y la llevó hasta Tlalpa. La escultura representaba a la Santísima Virgen con el niño en brazos era entonces la clásica advocación de: Santa María de Jesús, Nuestra Señora de la Rosa o del Rosario. Instalado el padre san Martín y con la cooperación de los ricos mineros y los naturales, edificó una humilde capilla con paredes de adobe techo de paja y el altar de piedras naturales que es donde se colocó a la pequeña imagen. Sucedió que los españoles en su afán de explorar la región a principios del siglo XVII, descubrieron un nuevo material en los Reyes Postotipac lo cual motivó la emigración tanto de titulares como de naturales dejando casi en total abandono a Tlalpa y sus minas, quedándose solamente aquellos colonos que se dedicaban a la agricultura y ganadería.
Fue así como el padre San Martín también abandonó Tlalpa llevándose con él aquella imagen de la virgen de santa María de la Rosa o del Rosario. Los ricos minerales atrajeron a más mineros convirtiendo a los Reyes en un próspero y floreciente lugar lo cual provocó que el sacerdote construyera una nueva y más amplia capilla. Para el nuevo templo, el padre san Martín encargó una imagen de tamaño natural de la Virgen María, misma que fue traída a lomo de mula custodiada por un grupo de hombres colocándola luego en el altar principal, así, la imagen de caña fue cambiada a un altar lateral quedando casi olvidada e inadvertida por los fieles de lugar. Pero había un indígena llamado Diego Felipe que no se olvidó de ella, y no se sabe como se la llevó a su casa, levantó un altar donde la familia le rezaba. Según el documento de: “La auténtica” se sabe que siendo ya viejo el indio Diego Felipe, recibió un día la visita de su hermano menor que vivía en Tlalpa y temeroso de que la muerte lo sorprendiera decidió regalársela a su hermano diciéndole que le tuviera a la imagen una gran veneración ya que ella lo había salvado de muchos peligros, le había también concedido muchos favores.
Así la imagen retornó a Tlalpa, pasaron los años y ya en la vejez el indígena llamó a su hijo mayor llamado Francisco Miguel y le entregó la imagen para que la llevara a su pueblo que era Talpa ya en la capilla quedó junto al patrón del pueblo que era el apóstol Santiago. Los encargados de cuidar el arreglo y el aseo del modesto templo, eran los descendientes del indio Diego Felipe entre ellos su nieta María Tenache. El sacerdote era párroco de Guachinango y solo visitaba Talpa unas veces al año. Así pasaron los años y casi nadie se daba cuenta de que la pequeña imagen se estaba deteriorando por causa de los insectos y la humedad perdiendo su belleza primitiva y por eso la gente le fue perdiendo devoción quedando su rostro y su cuerpo cada día más maltratados.
En el mes de agosto de 1644 se prepararon las fiestas patronales de la virgen de -la limpia concepción- y del apóstol Santiago, protectores de Talpa celebraciones que llenaban de entusiasmo a los feligreses fue entonces cuando el sacerdote Pedro Rubio Félix dirigió su mirada al altar mayor y en medio de las flores y adornos encontró que algunas imágenes, un crucifijo y la virgen, estaban viejas y destruidas y pasadas las fiestas antes de abandonar el lugar, encomendó que aquellas imágenes fueran envueltas en lienzos y sepultadas con todo respeto en un hoyo que harían en la sacristía de la iglesia. Cuenta la historia que el indio Francisco Miguel que había trasladado a la imagen de Los Reyes a Talpa, y su hija María Tenache encargada de cuidar los objetos del culto, cumplieron las órdenes del párroco, era el 18 de septiembre de 1644. Solo faltaba el sepelio o inhumación de las imágenes viejas que estaban en el altar del templo y entre ellas estaba la de la virgen hecha de pulpa de caña. Conforme a las disposiciones del señor cura, se abrió en el piso un hoyo dejando todo listo para que María Tenache sepultara las imágenes.
A las primeras horas del 19 de septiembre, María Tenache, su padre y otras personas se dirigieron a la iglesia. Serían las 10 u 11 de la mañana, cuando María y sus acompañantes llegaron al templo, se dirigió altar, retirando las flores para quitar las imágenes viejas que deberían sepultar. Tomó unos lienzos para envolver las esculturas primero la imagen de Jesús crucificado Envolviéndolo con cuidado y colocándolo en el hoyo luego cuando extendió sus brazos para tomar a la virgen del rosario, en ese momento ésta se revistió de una luz vivísima y de un resplandor intenso y deslumbrante la santísima señora se revistió de poder como si hubiera sido tocada por el altísimo. María Tenache sintiéndose sin fuerzas por la impresión cayó al suelo desmayada, los demás indígenas sorprendidos le preguntaron que le pasaba, María respondió: “La virgen despedazada estaba echando resplandores”.
Ese día se escucharon en el sagrado recinto, llantos, oraciones, cantos, expresiones de admiración entre los presentes y nadie se atrevió a tocar la bendita imagen y muy pronto, el altar estuvo lleno de flores y las campanas anunciaron el milagro repicando solas. Después pusieron a los pies de la Virgen los dos únicos cabos de vela que encontraron, pensando que lo más oportuno sería informar al padre Pedro Rubio Félix de tan gran suceso y precisamente fue Francisco Miguel el encargado de ir a buscar al padre quien le ordena regresar a Talpa encargándole que tuviera mucho cuidado con la imagen. El padre Rubio Félix se dirigió a Mascota a solicitar que autoridades civiles; un notario y vecinos principales entre naturales y españoles, lo acompañaran a Talpa a dar testimonio de aquel milagro.
Al llegar al lugar de los hechos después de mirar a la virgen por un largo rato, el notario tomo a la imagen en sus manos para verificar con el tacto lo que sus ojos miraban, tocó la escultura y con gran sorpresa comprobó que era nueva, maciza y pesada, con gran cuidado volvió a ponerla sobre el altar postrándose ante ella para hacer oración. Una vez que terminó, salió del templo reunió a los principales del pueblo y dispuso lo necesario para celebrar aquella tarde, solemnes vísperas y al día siguiente una fiesta de acción de gracias. Ese día muy de mañana se reunieron todos los fieles para entonar a la Virgen Santa Madre de Dios la alabanza ante la primera solemnidad celebrada quiso la Virgen obrar un segundo milagro, las velas que habían puesto los naturales no se habían gastado ni consumido aunque ya habían pasado 3 días. Así fue como desde el 22 de septiembre la imagen renovada fue puesta en el altar principal de aquella iglesia tomando así el lugar de la Limpia Concepción de María y del apóstol Santiago cabe señalar que en ese entonces no se pensaba que la Virgen del Rosario fuera la patrona del pueblo esto fue obra de los años y de las generaciones posteriores.
Durante su estancia en Talpa, el Padre Rubio Félix celebraba diariamente el santo sacrificio a los pies de la imagen renovada encendiendo cada vez aquellos cabos de vela. El documento conocido como: “La auténtica”, donde quedaron escritos los relatos y testimonios de los que vivieron de cerca el milagro mismos que fueron debidamente notariados, se encuentran en una tabla que se encuentra en la Sacristía de la Iglesia de Talpa para perpetuar los hechos ocurridos y que no fueran alterados por la fantasía o imaginación humana, este documento después de varias copias quedó destruido por los avatares del tiempo. El pueblo de Talpa también le agradece a su Virgen la milagrosa restauración de la torre izquierda de su Basílica, que debido a un fuerte sismo ocurrido en la década de los 20´s, en el siglo pasado, había quedado peligrosamente inclinada, pero ese mismo día, por la tarde, otro temblor puso la torre en su lugar. A pesar de que ya han pasado muchos años, La Virgen de Talpa no pierde su popularidad y cada vez aumenta más el número de creyentes que llegan de todas partes incluyendo la unión americana.
Por manda, por tradición o por curiosidad, miles de ciudadanos año con año van a Talpa de Allende, al Santuario de la Virgen del Rosario, la cual se le conoce popularmente como la Virgen de Talpa. En carro, en motocicleta, en bicicleta, a caballo o caminando. Quienes van a Talpa caminado cuentan muchas experiencias, desde las más comunes como la de caminar los casi 300 kilómetros hasta las cosas extrañas que viven, como haber visto fantasmas. El final de algunos peregrinos cuando llegan al Santuario de la Virgen de Talpa es fortalecer su fe en lo que cree y para algunos más el milagro que esperan, por eso el relato de algunos caminantes a Talpa entrevistados tienen presente que ha habido peregrinos que llegan enfermos y se curan, entre éstos van de las enfermedades más comunes hasta los enfermos desahuciados por los médicos que no tienen opción de curarse. La mayor evidencia de los milagros se encuentra en la galería de los milagros, ubicada en la segunda planta de la catedral donde están en marcos el testimonio de los múltiples milagros.
ROMERÍAS EN TALPA Romería de Febrero: Como primera fecha conmemorativa, tenemos el día 2 de Febrero, ya que en esta fecha se celebra el día de la candelaria, este festejo comienza el 25 de enero y termina el 2 de febrero, en ella se celebra la purificación de la Santísima Virgen, es la más antigua de las romerías de Talpa, su origen data del segundo tercio del siglo XVII, poco a poco vino en aumento hasta llegar a ser una verdadera feria regional. Romería de Tecomán: Se encuentra la gran Peregrinación de Santa María de Tecomán, siendo el primer Domingo de Marzo.
Romería de Marzo: La fiesta en honor al señor San José, es ahora la más concurrida del año, del último tercio de este siglo en adelante. Esta romería comienza el día 11 al 19 de marzo, a ésta acuden gente de todas las regiones del país, así como del extranjero. Esta es digna de admiración por sus peregrinaciones organizadas, danzas, feria llena de colorido, el festejo se originó a raíz de la consagración del templo parroquial. Romería de Semana Santa: Ha experimentado un gran auge con procesiones diarias. Desde el Domingo de Ramos al de Resurrección. Romería de Mayo: Desde el año 1923 se ha venido haciendo célebre el 12 de Mayo; en esta fecha fue coronada litúrgicamente la sagrada imagen, se organizó el Patronato de la Santísima Virgen, sobre todo el obispado nayarita y fue elevado su Santuario a la Dignidad de Basílica Menor, lo que ha dado origen a una nueva solemnidad que cada año reviste con mayor lucidez, del 4 al 12 de Mayo.
Romería de Septiembre: El día 10 de septiembre en que para preparar la imagen se le da el conocido “Baño de la Virgen” de cuyo acto de 1993 hacia atrás solamente lo hacían las señoritas de renombrado prestigio e imagen por su conducta y fe hacia la Virgen. El baño consiste en limpiar todas sus joyas y el cambio de vestimenta, todo ello se realiza por la mañana y una vez que está lista, realiza un recorrido alrededor del Atrio y la Plaza principal, la culminación de este novenario es el día 19 del mismo (fecha de aniversario de su renovación). Esta es la más típica y tradicional, pues data del año de la renovación, de 1644, y se ha venido celebrando casi de la misma manera durante más de tres centurias; en ella abunda la pólvora, las típicas luminarias y serenatas, la variada y policroma composturas que adornan el Atrio.
Romería de Octubre: Del 5 al 7 de Octubre es la fiesta titular, o sea, la del Rosario que por muchos años se conmemoró en ella en el Primer Juramento del Patronato de la Santísima Señora sobre el pueblo y su comarca; esta costumbre se ha echado al olvido en los últimos años; hoy en día, todos los 7 de octubre de cada año a las cinco treinta de la tarde la imagen realiza un recorrido alrededor del Atrio y al centro de la plaza principal. Previo al recorrido de la imagen, se celebra un Rosario viviente en donde participan activamente en cuadros plásticos los pobladores del lugar.
El Encuentro Mariano es un evento Religioso que se inició en el año 2004 y en el cual la Virgen de Zapopan y la Virgen de San Juan de los Lagos visitaron a la Virgen del Rosario de Talpa. Estas tres imágenes son las mas visitadas del estado de Jalisco. Solo superándolas la Virgen de Guadalupe en México. Se hace un recibimiento de las imágenes visitantes en el Arco Monumental de Ingreso a Talpa y de ahí se hace una peregrinación por las calles adornadas para la ocasión hasta llegar a la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Talpa donde se celebra la Sagrada Eucaristía en honor a las imágenes visitantes. Los días que permanecen de visita las imágenes se celebra Misa Solemne en la Plaza Principal y se les rinde homenaje artístico, musical y literario y antes de su partida se les dedica una Misa de despedida. (Del 16 al 19 de Noviembre de 2006 se llevó a cabo el Tercer Encuentro)
Una de las artesanías más buscadas y conocidas en Talpa, son sus figuras de chilte, ó chicle, como la mayoría de las personas la conocen. La gente mayor de Talpa, señala que desde los 7 años de edad se dedica a la elaboración de “artesanía en chicle”. La materia prima se extrae de un árbol llamado chilte, el cual crece más hacia la costa de este Municipio. La técnica consiste en reducir el material a un hilo uniforme lo que permite su fácil manejo. Es coloreado con pigmentos industriales. Su proceso de elaboración exige limpieza extrema, ya que, de no ser así, no se forma el chicle. Estas miniaturas hechas de chilte o chicle, con diferentes motivos: ramos de flores, sombreritos, dedales, canastos, imágenes de la virgen de Talpa, santos y crucifijos, cestos de flores, etc., son muy buscadas por los visitantes para llevarlos de recuerdo y regalo a sus seres queridos. Quien va a Talpa a visitar a la Virgen y regresa sin una figurita de chicle, se dice que “no fue a Talpa” Otra industria es la del rollo de frutas, producto que es muy vendido en la región; la guayaba y el arrayán son transformados por los talpenses en rollos con azúcar. Todas las personas de este pueblo obtienen las recetas por tradición familiar sacando así cualquier tipo de producto como son: el rompope, los huesillos, los borrachitos, las bolitas de panocha, de semillas, de nuez, de cacahuate, etc. Otros productos que se elaboran son: el cuero de guayaba, jalea, guayabas pasadas y enlatadas, tirilla de mango, cuero de mango y muchos dulces más.
No hay rincón en México donde María Santísima no sea venerada en alguna de sus advocaciones; no hay hogar de familia católica donde no se le invoque, y templo para el culto en el que no tenga un espacio especial para su veneración. Sin embargo, es lamentable constatar que, en no pocas ocasiones, los católicos hemos reducido el amor mariano al culto público y a una emotiva devoción, sin que ésta trascienda, en efecto, directamente en nuestra vida y comportamiento. La auténtica devoción mariana debe ir más allá de entonar cantos, recitar rezos, suplicar milagros u ofrecer agradecimientos: Debe transformar nuestra vida y la de los que nos rodean.
María es el camino para llegar a Jesús. La devoción mariana tiene como meta llegar a Jesús. Y llegando a Jesús, podemos escuchar las palabras de María: «Hagan lo que Él les diga». Y Jesús nos dice: «Ámense los unos a los otros como Yo les he amado». Así pues, El amor que le tenemos a la Virgen en sus distintas advocaciones, alcanza su perfección cuando amamos a nuestro prójimo y a nuestros enemigos. No podemos reducir la fe a prácticas externas; debemos asumir en la cotidianidad de nuestras existencias, los compromisos que nuestras devociones conlleva: Amar a María es amar a Jesús, y amar a Jesús es amar a nuestro prójimo. Pero hay que estar atentos: Paulatinamente hemos ido olvidando las devociones marianas y las hemos dejado del lado. El rezo del Angelus parece reservado a las personas de la Vida Consagrada. Algo semejante sucede con el rezo del Santo Rosario, que parece ya no resonar en el interior de los hogares. Ni qué decir de la tradición de dedicar el día sábado a la Santísima Virgen María, desde la Eucaristía hasta en nuestra vida cotidiana. Son pues dos ejes sobre los que gira una auténtica devoción mariana: La oración dedicada a la Madre de Dios, y la caridad solícita por los demás que se desprende de Ella misma.
Virgen de Talpa de Chicle Artesanía en chilte, ó chicle
Una pequeña imagen de nuestra Madre Celestial en la advocación de “Nuestra Señora del Rosario”, un dulce de guayaba, un chicle… son presentes que compramos para llevarlos a nuestros seres queridos, como recuerdo de nuestra visita a la Virgen de Talpa