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“Flores sobre una tumba”. (1969 -2008) D. Luis Pérez González “Una lágrima se evapora… Una flor se marchita… Una oración sube a Dios…. Miguel-A. (1969 -2008) D. Luis Pérez González “Una lágrima se evapora… Una flor se marchita… Una oración sube a Dios….
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“Flores sobre una tumba” (1969 -2008) D. Luis Pérez González “Una lágrima se evapora… Una flor se marchita… Una oración sube a Dios… Miguel-A.
(1969 -2008) D. Luis Pérez González “Una lágrima se evapora… Una flor se marchita… Una oración sube a Dios… Hoy, al atender al sonido del teléfono, mi mundo se ha venido abajo. Entre sollozos y lamentos, la voz del otro lado de la línea me ha comunicado el fallecimiento de mi mejor amigo.
He colgado el teléfono, y, pensativo, he caminado lentamente hacia mi habitación, impactado por tal fatídica noticia. En recuerdos, las imágenes de nuestra juventud llegaron a mi mente casi al instante: Los estudios que ambos compartimos en la universidad... las borracheras juntos... las charlas hasta altas horas de la madrugada... los amores no correspondidos que nos contamos mutuamente... las confidencias hechas al oído... las parrandas... Y las sonrisas, que por aquella época de nuestra vida surgían con facilidad. (1969 -2008) D. Luis Pérez González “Una lágrima se evapora… Una flor se marchita… Una oración sube a Dios…
He recordado, también, la graduación universitaria... y el, comentado mutuamente, nuevo horizonte que surgía para nosotros tras la titulación de fin de carrera, llenándonos a ambos de ilusiones. Y he recordado, también, las lágrimas de la despedida al separarnos al finalizar los estudios... y las promesas de nuevos encuentros... Y, sí hubo encuentros durante años... hasta que dejé de tener tiempo para ellos… por prejuzgarlos como cosas nimias. (1969 -2008) D. Luis Pérez González “Una lágrima se evapora… Una flor se marchita… Una oración sube a Dios…
He perdido la cuenta de las veces que me ha telefoneado cada vez que yo estaba en el pozo, sin fondo, de los problemas. He olvidado la cantidad de mensajes llegados a mi buzón electrónico, que no he respondido, por presunta falta de tiempo. Recuerdo que fue su rostro, preocupado, el primero que vi cuando desperté tras mi operación de apendicitis. Recuerdo haber llorado en su hombro la pérdida causada por muerte de mi padre. Fue su oído el que escuchó mi derrame de lamentaciones tras abandonarme mi novia. (1969 -2008) D. Luis Pérez González “Una lágrima se evapora… Una flor se marchita… Una oración sube a Dios…
Mientras, yo ni siquiera me digné en darme cuenta que mi amigo se pasaba de la raya, constantemente, con la bebida. Incluso, encontraba divertida su forma de actuar cuando se colocaba un poco con el alcohol. Al fin y al cabo, ebrio, o no, era una excelente compañía para mí. Sólo ahora veo con claridad mi egoísmo. Tal vez si yo hubiese salido de mi pedestal egocéntrico, y prestado un poco de atención, y me hubiera desprendido de un poquito de mi tiempo para acompañarlo en su soledad y escuchar sus problemas, mi amigo no hubiese bebido hasta reventar su cuerpo. (1969 -2008) D. Luis Pérez González “Una lágrima se evapora… Una flor se marchita… Una oración sube a Dios…
Y, ahora, a pesar del esfuerzo para aclarar mi mente, no he podido recordar haber descolgado el teléfono ni una sola vez para decirle lo importante que era para mí contar con su amistad. Y tampoco recuerdo, ni una sola vez, el haber buscado un texto humorístico, o edificante, y habérselo enviado para hacerle esbozar una sonrisa, o sentir una emoción. (1969 -2008) D. Luis Pérez González “Una lágrima se evapora… Una flor se marchita… Una oración sube a Dios…
Tampoco recuerdo haberle dado ningún tipo de sorpresa, como aparecer de repente en su casa con una botella de vino en la mano, y el corazón abierto, dispuesto a escuchar sus problemas. No, ni siquiera recuerdo haberle felicitado por Navidad en los tres últimos años. ¡Siempre me dije estar muy ocupado... y me escudé tras no tener tiempo!. (1969 -2008) D. Luis Pérez González “Una lágrima se evapora… Una flor se marchita… Una oración sube a Dios…
¡Si, estaba muy ocupado…! ¡No, no tuve tiempo…! ¡Maldito tiempo! Se acabó el tiempo para él. Paradójicamente, ahora que ya es tarde, yo sí tendré tiempo para asistir a su funeral a pesar de mis ocupaciones. Estoy buscando un traje negro para la ocasión. Me podré una gafas oscuras para tapar una lágrima. Y arrojaré sobre su tumba un ramo de flores, como metáfora paradójica de lo que no fui capaz de darle en vida. (1969 -2008) D. Luis Pérez González “Una lágrima se evapora… Una flor se marchita… Una oración sube a Dios…