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Edad Media y Renacimiento. Política Religión Sociedad Características fundamentales. Renacimiento. 1571 : Batalla de Lepanto 1580 : Unificación con Portugal 1588 : Derrota de la Armada Invencible. 1500. 1598. 1556. Carlos V 1517 - 1556. Reyes Católicos (1476 – 1516). Felipe II
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Edad Media y Renacimiento • Política • Religión • Sociedad • Características fundamentales
Renacimiento 1571: Batalla de Lepanto 1580: Unificación con Portugal 1588: Derrota de la Armada Invencible 1500 1598 1556 Carlos V 1517 - 1556 Reyes Católicos (1476 – 1516) Felipe II 1556 - 1598 • Política • Reconquista del Reino de Granada • Descubrimiento de América 1492
Mapas procedentes de la Antología comentada de la Literatura Española. Historia y Textos. Siglo XVI, Madrid, Castalia, 2006, pp. 118 y 128.
1517 • Luteranismo 1537 - Calvinismo 1545 – 1562 Concilio de Trento 1533 Iglesia Anglicana 1500 1598 1556 Carlos V 1517 - 1556 Reyes Católicos (1476 – 1516) Felipe II 1556 - 1598 1534 – Compañía de Jesús • 2. Religión 1609 – Expulsión de los moriscos – Expulsión de los judíos – Reconquista del Reino de Granada. – Unidad religiosa y territorial. 1492
Algunas características fundamentales del Renacimiento a partir de una antología mínima de textos. Antología comentada de la Literatura Española. Historia y Textos. Siglo XVI, dirigida por Andrés Amorós, Madrid, Castalia, 2006.
La palabra Renacimiento significa volver a nacer o a instaurar de nuevo, y la idea de semejante renacimiento comenzó a ganar terreno en Italia desde la época de Giotto. Cuando la gente de entonces deseaba elogiar a un poeta o un artista decía que su obra era tan buena como la de los antiguos. Giotto fue exaltado en este sentido, como un maestro que condujo el arte a su verdadero renacer […] La idea de un renacer se hallaba íntimamente ligada en el espíritu de los italianos a la de una recuperación de “la grandeza de Roma”. […] Los italianos del siglo XIV creían que el arte, la ciencia y la cultura habían florecido en la época clásica, que todas esas cosas habían sido casi destruidas por los bárbaros del Norte y que a ellos les correspondía reavivar el glorioso pasado trayéndolo a una nueva época. (E. H. Gombrich, Historia del Arte).
A mitad del camino de la vida, 1 en una selva oscura me encontraba porque mi ruta había extraviado. 3 […] « ¿Eres Virgilio, pues, y aquella fuente de quien mana tal río de elocuencia? respondí yo con frente avergonzada. 81 Oh luz y honor de todos los poetas, válgame el gran amor y el gran trabajo que me han hecho estudiar tu gran volumen. 84 Eres tú mi modelo y mi maestro; el único eres tú de quien tomé el bello estilo que me ha dado honra. 87 [La Divina Comedia de Dante, Infierno, Canto I. Traducción de Martínez Merlo]
Antropocentrismo Al fin me parece que he llegado a comprender la razón de que el hombre sea la más afortunada de las criaturas y merecedor, en consecuencia, de toda admiración: precisamente es el rango que le ha cabido en suerte en la cadena universal del ser; un rango que los brutos no han de ser los únicos en codiciar, pues incluso las estrellas y los espíritus, que están por encima de este mundo, lo envidian. (J. Picco de la Mirandola, Oración sobre la dignidad del hombre…).
El mejor Artesano decretó por fin que fuera común todo lo que se había dado a cada cual en propiedad, pues no podía dársele nada propio. En consecuencia dio al hombre una forma indeterminada, lo situó en el centro del mundo y le habló así: "Oh Adán: no te he dado ningún puesto fijo, ni una imagen peculiar, ni un empleo determinado. Tendrás y poseerás por tu decisión y elección propia aquel puesto, aquella imagen y aquellas tareas que tú quieras. A los demás los he prescrito una naturaleza regida por ciertas leyes. Tú marcarás tu naturaleza según la libertad que te entregué, pues no estás sometido a cauce angosto alguno. Te puse en medio del mundo para que miraras placenteramente a tu alrededor, contemplando lo que hay en él. No te hice celeste ni terrestre, ni mortal ni inmortal. Tú mismo te has de forjar la forma que prefieras para ti, pues eres el árbitro de tu honor, su modelador y diseñador. Con tu decisión puedes rebajarte hasta igualarte con los brutos, y puedes levantarte hasta las cosas divinas". (J. Picco de la Mirandola, Oración sobre la dignidad del hombre…).
Del mismo modo, las partes de que se componen los edificios sagrados han de tener exacta correspondencia de dimensiones entre cada una de sus partes y su total magnitud. Asimismo, como, naturalmente, el centro del cuerpo humano es el ombligo, de tal modo que un hombre tendido en cúbito supino, con las manos y los pies extendidos, si se tomase como centro el ombligo, trazando con el compás un círculo, éste tocaría los dedos de ambas manos y los pies y lo mismo que se adapta también a la cuadrada; por eso, si se toma la distancia que hay de la punta de los pies a lo alto de la cabeza, y se confronta con la de los brazos extendidos, se hallaría que la anchura y la altura son iguales, respetando un cuadrado perfecto [...]. La simetría o proporción es una concordancia uniforme entre la obra entera y sus miembros, y una correspondencia de cada una de las partes con la obra. Porque así como en el cuerpo humano hay una proporción y una simetría entre el codo, el pie, la palma de la mano, el dedo y las restantes partes, ocurre igual en toda construcción perfecta. (Vitrubio, Los diez libros de Arquitectura)
El hombre de Vitruvio, dibujo de Leonardo Da Vinci fechado hacia 1492. Se conserva en la Galleria dell' Accademia de Venecia. Fuente de la imagen: Wikipedia Commons.
Quiero, pues, que este nuestro cortesano sea de buen linaje, que tenga buen ingenio, y sea gentilhombre de rostro y de buena disposición de cuerpo y alcance una cierta gracia en su gesto. Que sea conocido entre los demás como audaz, fuerte y leal al principio que sirve. Que sea, como suele decirse, hombre de bien, es decir: prudente, bueno, valiente y dueño de sí mismo. Creo que su principal, su verdadera profesión debe ser la de las armas. Que sea maestro en todos los ejercicios propios de un guerrero [...]. Quiero que el cortesano sea más que medianamente instruido en las letras, en particular, en las que se denominan bellas letras; que sepa no sólo la lengua latina sino también la griega, por multitud y variedad de escritos divinos que hay en esta última; que esté versado en los poetas y paralelamente en los oradores e historiadores, y, además, diestro en escribir en prosa y verso, principalmente en nuestra lengua vulgar [...].
No estaré satisfecho de nuestro caballero si no es músico y si, además de la capacidad y hábito de leer su partitura en el libro, no sabe tocar diversos instrumentos [...]. Hay todavía una cosa que estimo de gran importancia y nuestro caballero no la debe de abandonar: el talento de dibujar y el conocimiento de la pintura [...]. Quiero que nuestro cortesano sea un perfecto caballero en todos los aspectos, y como es un talento particular de los italianos el de gobernar bien el caballo a la brida, de maniobrar con los caballos difíciles y de correr lanzas y justas, que sea en esto uno de los mejores entre los italianos. Para los torneos, los pasos de armas, las carreras con obstáculos, que él sea de los buenos entre los franceses [...]. Para jugar a los bastones, correr toros, lanzar dardos y lanzas, que sea excelente entre los españoles. Conviene todavía que sepa saltar y correr. (B. Castiglione, El Cortesano)
Pero el Renacimiento es mucho más que el renacer de los estudios clásicos a que el término hace referencia; mucho más que un puente, tendido sobre la Edad Media, entre el mundo moderno y la Antigüedad. Es también, y sobre todo, el crecimiento de las ciudades, el desarrollo del comercio, la aparición del pensamiento científico, el auge de la burguesía urbana, el nacimiento de una cultura secular capaz de socavar el monopolio cultural de la Iglesia, el triunfo del racionalismo y de la idea de progreso, la sustitución de una concepción estática del universo por una dinámica, la separación entre cultura popular y cultura aristocrática, la expansión de Europa y, entre un largo etcétera, hasta los cambios en la forma de hacer la guerra. La confluencia de todos estos factores es lo que define el Renacimiento […] El Renacimiento es el parto de la modernidad en Europa. (Antología comentada de la Literatura Española…, ob. cit., p. 27)