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El Flamenco II

El Flamenco II. Evolución del Flamenco. 1808: La Guerra de la Independencia

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El Flamenco II

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Presentation Transcript


  1. El Flamenco II

  2. Evolución del Flamenco • 1808: La Guerra de la Independencia • Dada la superioridad militar del ejército napoleónico el grueso de la resistencia hispana frente a la invasión francesa lo constituye el pueblo llano, que se organiza en juntas y practica la táctica de guerrillas para obstaculizar el avance francés. Numerosos episodios heroicos jalonan esta lucha, con importantes bajas entre la población civil, pero sin duda los más emblemáticos son la batalla de Bailén, donde grupos de bandoleros y garrochistas colaboraron decisivamente en la derrota de la caballería francesa, y el cerco de Cadiz, que gracias al apoyo naval británico se mantuvo invicta.

  3. Evolución del Flamenco • Una vez terminada la guerra queda en la conciencia española un sentimiento de orgullo racial que contrapone al ilustrado afrancesado la fuerza telúrica del majo, arquetipo del individualismo, la gracia y el casticismo. En ese ambiente triunfa la moda cañí. Tras varios siglos de marginalidad, convivencia difícil y persecuciones y pragmáticas que no se llevan efectivamente a cabo, el casticismo ve en el gitano un modelo ideal de ese individualismo, de modo que los primeros intérpretes gitanos que llegan a la Corte no sólo son bien recibidos sino que refuerzan un sentimiento de fascinación por lo andaluz ya manifestado por los primeros viajeros del norte de Europa y que en esos momentos, en plena eclosión de las escuelas taurinas de Ronda y Sevilla, alcanza a la capital.

  4. Evolución del Flamenco • 1881: Silverio Franconetti abre el primer café cantante. • A pesar de no haberse conservado ningún registro sonoro cierto, se suele considerar a Silverio Franconetti uno de los cantaores más completos que han existido. Él, que no era de etnia gitana, aprendió de éstos todos aquellos cantes que permanecían ocultos para el público gaché, y decidió dedicarse al cante por consejo del mejor cantaor de su época, el Fillo. Tras un paréntesis en Uruguay, retomó su carrera en 1864 y en 1881 abre en Sevilla el primer café cantante. • El café cantante era un local nocturno donde los espectadores podían beber copas a la vez que disfrutaban de los espectáculos musicales. Como es de suponer, en estos locales se producían frecuentemente desmanes de todo tipo, lo que motivó un gran rechazo entre el común de la población que vivió de espaldas al momento más decisivo del desarrollo del arte flamenco, y que a la postre dificultó el acercamiento de las clases intelectuales a este fenómeno cultural.

  5. Evolución del Flamenco • Según publicó en sus memorias el cantaor Fernando de Triana ya en 1842 existía un café cantante llamado de Los Lombardos, pero hasta ese momento los distintos cantes e intérpretes habían estado bastante desconectados entre sí. En el café de Silverio éstos son reunidos unos frente a otros, en un ambiente muy enriquecedor pero muy competitivo, y al frente de todos el propio Silverio, cantaor de largo repertorio, de excelentes dotes artísticas y a quien le gustaba retar en público a los mejores cantaores que pasaban por su café. La moda del café cantante permitió el surgimiento del cantaor profesional (que ganaba más dinero cuanto mejor fuese su interpretación) pero a la vez sirvió de crisol donde se fundieron los múltiples aspectos del arte flamenco. Allí, el gaché aprendía los cantes gitanos, los gitanos reinterpretaban a su estilo los cantes folclóricos andaluces, el cantaor de escaso repertorio se afanaba por extenderlo, y el público configuraba con su aplauso un gusto musical que tendía a unificarse (en temática y ejecución) y a discriminar unos palos de otros.

  6. La evolución de los palos • En el transcurso del siglo XIX todos esos ingredientes, que a la postre conformarían el flamenco, se están fusionando y recreando hasta el punto de que siendo la mayor parte de sus coplas de origen campesino estas adquirirán su carácter flamenco ya en la ciudad: todas las cunas del flamenco son ciudades o agrovillas de marcado peso específico en las comarcas del Bajo Guadalquivir. • Por otra parte la mayor dedicación de los gitanos a la ejecución de los cantes trae como consecuencia un estilo propio que los alejarán cada vez más de las tonadas populares, fenómeno que se acentuará aún más con el surgimiento de los cantaores profesionales.

  7. Evolución de los palos • Está muy extendida la idea de que el flamenco es el folclore de Andalucía, pero eso no es así. En la Andalucía pre-flamenca las músicas folclóricas estaban fraccionadas a nivel comarcal: seguidillas y sevillanas en el Alto y Bajo Guadalquivir, fandangos en el extremo occidental, fandangos abandolados en la Alta Andalucía y la campiña cordobesa, verdiales en los Montes de Málaga, trovos y músicas alpujarreñas para las tierras altas de Granada y Almería... El flamenco bebe de muchas de esas fuentes pero dando un resultado final tan estilizado y complejo que el andaluz medio, aún teniéndose como bien dotado para la música, sería incapaz de acometer. De hecho, en ningún momento de su larga trayectoria histórica, el flamenco ha pasado de ser una música relativamente minoritaria, con mayor o menor difusión, pero siempre superada por los folclores locales o comarcales.

  8. Atendiendo a la métrica de las coplas se pueden dividir en tres grandes grupos: • Herederas del romance: Coplas de tres o cuatro versos de ocho sílabas, con rima preferentemente asonantada en los versos pares. • - Herederas de la seguidilla: Coplas de tres o cuatro versos alternos de cinco y siete sílabas, con rima en los versos cortos. • - Herederas del fandango: Coplas de cinco versos (que a la hora de la ejecución se repite uno de ellos) de siete u ocho silabas, rimando las pares y las impares por separado.

  9. Atendiendo a la métrica de las coplas se pueden dividir en tres grandes grupos: • Las del primer grupo se fueron desarrollando a partir de los cantes populares basados en el Romancero y los pliegos de cordel (impresiones de los romances que el cantante ambulante vendía tras su interpretación) cuya estilización dio lugar al corrido. El fraccionamiento de algunas cuartetas significativas (frecuentemente resumidas en tres versos) dio lugar a las tonás primitivas (impregnadas además de los cantes litúrgicos) y el acompañamiento de la guitarra (lo que le imprimió un compás para ser bailable), a la caña y el polo, que comparten métrica, melos y compás pero difieren en su ejecución; su paternidad se le atribuye a Ronda, ciudad fronteriza entre la Alta y la Baja Andalucía. Estos palos llegarían a Triana, arrabal de Sevilla con gran tradición en los corridos, donde se transformarían para dar lugar a la soleá. Desde aquí viajaría a Utrera, Jerez, Cádiz y El Puerto, donde conformarían variantes locales. En Cádiz, en ese momento la ciudad más cosmopolita de España, sufre multitud de influencias que la hacen evolucionar hasta generar el grupo de las cantiñas y su palo central la alegría con marcada influencia de la jota aragonesa. Asimismo de la interpretación más festiva de corridos y soleares surgirían en Triana los jaleos, y en Jerez la bulería. Los jaleos viajaron a Extremadura y las bulerías se redifundieron desde Jerez a toda la Baja Andalucía, generando variantes locales. Por otro lado, los tangos y tientos se desarrollan en los grandes puertos andaluces (Cádiz, Sevilla y Málaga), acusando la influencia de la música de la Cuba colonial según algunos autores, o de los primitivos ritmos gitanos según otros.

  10. Atendiendo a la métrica de las coplas se pueden dividir en tres grandes grupos: • Finalmente está el grupo de los fandangos, que en el siglo XVII estaba considerado el cante y baile más extendido por toda España y que al irse perdiendo quedó confinado en comarcas donde acabó generando variantes locales. A causa de la expansión de las sevillanas, en algunas comarcas (especialmente al oeste del Guadalquivir) estas variantes perdieron su papel de soporte del baile lo que permitió un mayor lucimiento del intérprete; de este modo surge el amplio abanico de variantes locales de los fandangos de Huelva, que en el siglo XX se refinará hasta dar lugar al variadísimo espectro de fandangos personales.

  11. En los pueblos de los montes de Málaga sobrevivirán, ajenos a la evolución flamenca, los verdiales, cante y baile afandangado cuyo frenético acompañamiento es una reliquia que se remonta como mínimo a la época morisca o incluso a la romana, como se desprendería de un mosaico del siglo I que se conserva en el Museo de Nápoles. Al este y sureste del Gran Río se acompañarán los fandangos con la bandola, instrumento de cuerda ejecutada con un compás regular que permite el baile. Surgen así los fandangos de Lucena, los zánganos de Puente-Genil (Córdoba), las malagueñas primitivas, las rondeñas, las jaberas, los jabegotes (Málaga), la granaína, el taranto (Almería) y la taranta (Jaén). Con la apertura de yacimientos mineros en el Levante español miles de campesinos andaluces, especialmente de las provincias más orientales, emigrarán a Murcia en cuyos principales enclaves mineros evolucionan los tarantos y tarantas. Ésta última desarrolla variante propia en Linares, y evoluciona hacia la minera de la Unión, la cartagenera y la levantica. A partir de la época del café cantante algunos de estos cantes también andarán el camino de deslindarse del baile y convertirse en cantes de compás libre, que permitirán el lucimiento de los grandes intérpretes. • El gran impulso a este proceso lo dió Antonio Chacón, quien desarrolló versiones preciosistas de malagueñas, granaínas y cantes mineros.

  12. Tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Flamenco_(m%C3%BAsica_y_danza) • Compilado por: Ligia Gutierrez

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