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¿Por qué Septiembre, es considerado el mes de la Biblia? Y desde el año 2004 en la Argentina se estableció el cuarto Domingo de dicho mes como “El Dia Nacional de la Biblia”.
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¿Por qué Septiembre, es considerado el mes de la Biblia? Y desde el año 2004 en la Argentina se estableció el cuarto Domingo de dicho mes como “El Dia Nacional de la Biblia”. A mediados del siglo 15, en la Imprenta de Gutemberg, a partir del año 1450, se imprimió la primera Biblia en idioma latín, copiada de la Vulgata, pero no existía una Biblia completa, desde el Génesis hasta el Apocalipsis traducida al idioma castellano; ni escrita a mano ni impresa. Habían traducciones del Antiguo Testamento por un lado, y también del Nuevo Testamento por el otro, pero ambos Testamentos en un solo o en varios tomos, trasladados a nuestro idioma, por el mismo, o los mismos traductores, era algo que hasta entonces no se había logrado, es decir que no había en Español una Biblia de completo contenido, traducida desde los textos hebreos y griegos.
Las denominadas “traducciones pre-alfonsinas”, contienen en forma manuscrita, solo parte del Antiguo y todo el Nuevo Testamento. Es muy importante que la traducción sea realizada desde los escritos en el idioma de origen, ya que cuando se trata de una traducción de otra traducción se va perdiendo precisión sobre lo que se expresaba en su origen. Y por ejemplo, la conocida como “Biblia Alfonsina”, escrita a mano, que fue publicada en 1280 hecha a pedido de Alfonso X (el sabio), es en realidad una paráfrasis (explicación) resumida, trasladada al Castellano, no de los idiomas originales hebreo y griego, sino desde el idioma Latín de la Vulgata Latina, y la Alfonsina aparece en forma intercalada dentro de la “General Estoria” y no se puso el contenido del libro de los hechos de los apóstoles en los 5 volúmenes completos de la General Estoria mandada hacer por Alfonso X que existen en la Biblioteca de El Escorial en Madrid, según lo indica su propio catálogo: “26. F. 249r. Actvm. Apostolorum. INC.: A Dios gracias pves que auemos ya acabadas las siete epistolas canonicas... aqui en este nuestro libro començamos nos luego empos ellaslos actos de los apostoles... [No hay en el manuscrito más que un breve resumen de quién fué San Lucas, y acaba anunciando la tabla de los capítulos, pero no lospone].”
Aunque el libro de los Hechos, aparece en otras traducciones pre- alfonsinas de la Vulgata. Y post-alfonsinas. Parece ser que en la “General Estoria” se incluyeron, la traducción hecha a pedido del rey Alfonso, partes traducidas de la Biblia que ya existían y otras que existieron posteriormente a la muerte de Alfonso, y de allí la confusión de la cual no hay hasta ahora mucha información publicada, por parte de El Escorial. Obviamente por ese entonces no tenían ningún tipo de intervención las Sociedades Bíblicas, porque aún no existían. Pero por ejemplo, según la actual Sociedad Bíblica de México: “la Biblia Alfonsina, 1280: es una Traducción manuscrita del Antiguo Testamento, de la Vulgata latina al castellano, ordenada por Alfonso X.” http://bibliamexico.com/SBM/Biblia_en_espanol.html. Para la Sociedad Bíblica en Guatemala: “La Biblia Alfonsina de 1280, es una traducción parafraseada y resumida de la Vulgata y forma parte del General Estoria, el cual es un libro de carácter histórico que pretendía ser una extensa historia universal en castellano, escrita durante el reinado de Alfonso X, conocido como El Sabio.” http://www.sbiblica.org/sbg/node/27
Según expresa la Sociedad Bíblica Argentina: “También del siglo XIII, la Biblia Alfonsina (nombre en alusión a su patrocinador, el rey de Castilla y León Alfonso X el Sabio) es una traducción de toda la Vulgata latina al castellano. La Biblia Alfonsina vio la luz en el 1280 y consiste en una especie de paráfrasis resumida de la Biblia desde el Génesis hasta el Nuevo Testamento, y viene a ser la primera traducción al castellano del texto bíblico ampliamente reconocida.” http://www.sba.org.ar/SBAweb/index.php?main=Contenidos&sub=Notas%20de%20interes&title=82 El hecho de que se diga que es una traducción de toda la Vulgata latina al castellano, y luego se agregue, que la Biblia Alfonsina es una especie de paráfrasis desde el Génesis hasta el Nuevo Testamento, es confuso, ya que no dice hasta el apocalipsis. E induce al actual lector a pensar en una especie de libro encuadernado con el contenido Bíblico similar a como lo conocemos hoy. Esto de ningún modo es así. Primero que la Alfonsina estaba escrita a mano, no estaba a la venta y por otra parte, era muy costoso hacer copias a mano de cada libro. No incluía el nuevo testamento, que fue agregado de otras traducciones y entre los libros traducidos de la Vulgata latina se incluyen e intercalan historias seculares, escritos del historiador Josefo, etc. en el Museo de el Escorial. Esto no es una Biblia tal como la conocemos hoy, y aparte, más que una Biblia, en muchos casos es solo una explicación de algunas partes de la Biblia y no una verdadera traducción.
De modo que lo que dice la Sociedad Bíblica Argentina en su página Web, por lo menos hasta la fecha de este escrito, de que la “Biblia Alfonsina” es una traducción de toda la Vulgata Latina al castellano y respecto de que la “Biblia Alfonsina“viene a ser la primera traducción ampliamente reconocida, no es totalmente coincidente con lo expresado por otras Sociedades Bíblicas en Latinoamérica. Y por la misma Biblioteca de el Escorial de España que contiene los originales, de los cuales estamos hablando. La “Biblia Alfonsina”, (la que mandó hacer Alfonso el sabio) es una “paráfrasis resumida”, y no contiene todos los libros de la Biblia, no se trata de una traducción. Aunque algunos pretendan convertir en sinónimos, paráfrasear y traducir. Como ya hemos visto anteriormente, una paráfrasis no es una traducción, es solo una explicación o comentario de lo que dice el texto de origen que se está intentando traducir, y además, si es resumida es incompleta, por lo tanto no es amplificativa ni esclarecedora. Y la tal paráfrasis resulta escrita, tal como la entendieron, él o los que tal vez pretendieron traducir y en realidad, no lo hicieron vertiendo el texto de un idioma a otro con escrupulosa exactitud. De no ser porque que muchos creen en forma erronea que “la Alfonsina” fue la primera y completa traducción al castellano desde el Génesis hasta el Apocalípsis, y hasta algunos no están al tanto del hecho de que esta “traducción” no se realizó desde los idiomas originales sino desde el idioma Latín, se podría haber omitido toda esta explicación, en este caso necesaria para aclarar un poco sobre esta obra, mandada a hacer por Alfonso X. Si alguien dispone de información fehaciente, actualizada, de buenas fuentes, que aporte sobre este tema, se agradece el envío de la misma. Luego, también la llamada “Biblia de Alba” patrocinada por el rey Juan II de Castilla, fue publicada en 1430, es también una traducción del Antiguo Testamento al castellano. Y la “Biblia de Ferrara, que consiste en una traducción del A.T a nuestro idioma en 1553, hecha en Italia. Estas versiones son las más conocidas. También está la traducción del Nuevo Testamento al castellano por Francisco de Enzinas en 1543 y la versión de Juan Pérez de Pineda en el año 1556.
Aunque ya se había escrito algo anteriormente, y a riesgo de ser reiterativo, no está demás recordar el concepto de que antes de que existieran Imprentas, pocas personas, y difícilmente, podían tener copias de su propiedad de las Escrituras completas, ya que la única forma de obtenerlas era primero conseguirlas y copiarlas a mano o encargar a alguien el trabajo, lo cual era sumamente costoso. El mes de la Biblia En definitiva, la primera Biblia completa, Antiguo y Nuevo Testamento, traducida al Castellano, desde los manuscritos hebreos y griegos respectivamente, es la excelente traducción realizada por Casiodoro de Reina , sin la revisión que luego hiciera Cipriano de Valera, y es conocida como “la Biblia del Oso”, impresa en una imprenta en Basilea, Suiza, y que fue terminada y publicada por primera vez, el 26 de septiembre de 1569 en su primera edición para la venta, de la cual solo quedan en todo el mundo unos muy pocos ejemplares, ya que estas Bíblias fueron en su mayoría quemadas por los integrantes de la Inquisición Católico-Romana, también conocida como “Santo Oficio”. Y la gente que las había obtenido, obligada a entregarlas para su quema pública, esta quema generalmente incluía a las Biblias y a sus poseedores, ya que era considerado un “libro prohibido”. Debido a que esta primera Biblia en español, realmente completa y hecha en una imprenta, fue terminada en un mes de septiembre, es por eso que este mes, es considerado “El mes de la Biblia”, en el ámbito evangélico de habla Hispana.
Coincidentemente, para los catolico-romanos, septiembre también es considerado el mes de la Biblia, pero, por distinta causa. Ya que un día 30 de septiembre del año 420 murió Jerónimo de Estridón, (más conocido como San Jerónimo), quien fuera el traductor, desde los idiomas de origen, al latín, de la Biblia, llamada “Vulgata Latina”, por lo tanto se recuerda la muerte del mencionado traductor en este mes. El trabajo de traducción de Jerónimo a partir apróximadamente desde el año 390 de nuestra era, fue enorme si tenemos en cuenta que en esa época no había ni siquiera concordancias, diccionarios Bíblicos, y de palabras griegas y hebreas, y otros varios elementos que actualmente disponen los traductores de Biblias, y están a disposición de cualquier persona que desee adquirirlos en una buena librería cristiana. Esta traducción de Jerónimo, volcada al idioma latín, fue la versión oficial de la Biblia de la iglesia romana hasta el siglo 20. El día de la Biblia Actualmente en la Argentina también se conmemora el Día Nacional de la Biblia. Según La Agencia Informativa Católica Argentina (AICA),quedó establecido el cuarto domingo de septiembre como el Día Nacional de la Biblia”... http://www.aicaold.com.ar/index.php?module=displaystory&story_id=6343&format=html Escrito por Daniel Pappalardo Ver información adicional y final en la siguiente diapositiva
Día Nacional de la Biblia Buenos Aires, 13 Set. 05 (AICA) Mediante un acuerdo firmado en 2004 entre la Iglesia católica, la Iglesia Ortodoxa y las Iglesias Evangélicas presentes en la Argentina, quedó establecido el cuarto domingo de septiembre como el “Día Nacional de la Biblia”.El mencionado documento fue firmado, entre otros, por el cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina; el padre Hugo Salaberry SJ, presidente del Consejo Superior de Educación Católica (CONSUDEC); Salvador Dellutri, presidente de la Sociedad Bíblica Argentina; monseñor Tarasios, Arzobispo Metropolitano de Buenos Aires y Exarca de Sudamérica, de la Arquidiócesis Ortodoxa Griega de Buenos Aires y Sudamérica; pastor Emilio Monti, presidente de la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE); pastor Rubén Proietti, presidente de la Federación Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (FACIERA); reverendo Roberto Prieto, presidente de la Federación Confraternidad Evangélica Pentecostal (FECEP); reverendo Juan Gattinoni, secretario regional del Consejo Latinoamericano de Iglesias en el Río de la Plata (CLAIE); y el obispo Aldo Etchegoyen, presidente de la Comisión de Ecumenismo de Iglesias Cristianas en la Argentina (CEICA).Entre los múltiples fundamentos para la instauración de este día se cita el que la Biblia fue el libro fundacional de ambas culturas occidental y oriental, y su gravitación en la legislación, la ética y todas las ramas del arte ha dado un perfil común a la cultura latinoamericana y que, además del valor sagrado que tiene para los creyentes, constituye uno de los tesoros más ricos de la literatura universal de todos los tiempos y su importancia es insoslayable en todos los ámbitos de la cultura.Anteriormente la Iglesia Católica celebraba en la Argentina el “Domingo bíblico nacional” el último domingo de setiembre, que algunos años caía en el quinto domingo. Por otra parte, tanto la Iglesia Católica como las otras confesiones cristianas celebran en la Argentina el Mes de la Biblia. AICA - Toda la información puede ser reproducida parcial o totalmente, citando la fuente