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Rato de intimidad. Señor Jesús, cuando me dicen que no existes me duele en el alma. Cuando veo que rezan a tus imágenes y olvidan tu vida, me siento herido en lo más profundo. Me duele ver que das hasta la última gota de sangre y nuestro agradecimiento
E N D
Señor Jesús, cuando me dicen que no existes me duele en el alma.
Cuando veo que rezan a tus imágenes y olvidan tu vida, me siento herido en lo más profundo.
Me duele ver que das hasta la última gota de sangre y nuestro agradecimiento no es más que una vela, una flor o una fiesta.
Tus imágenes no hablan pero tú sigues sufriendo toda el hambre de África,
y sigues sudando todos los trabajos infantiles de Oriente y de América.
Nos dijiste: lo que hacéis a uno de estos más pequeños, a mí me lo hacéis.
Esos pequeños mis hermanos, siguen muriendo y a tus imágenes no les falta de nada.
¡Cuanta vida entregada, cuantas ilusiones quebradas! ¿Y tanto para esto, Señor?
Tú sabrás por qué quienes te debemos seguir nos dedicamos a tenerte calladito y muy bien vestido.