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Las tres llaves del reino de los cielos. Estas tres llaves son las herramientas del Espíritu Santo. Bautismo Rom.10:48. FE. Juan 3:16. Arrepentimiento Hech.3:19. No te conformes con saberlo, vívelo. Si quieres entrar al reino de los cielos debes acogerte a las normas de Dios.
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Las tres llaves del reino de los cielos
Estas tres llaves son las herramientas del Espíritu Santo Bautismo Rom.10:48. FE. Juan 3:16. Arrepentimiento Hech.3:19 No te conformes con saberlo, vívelo
Si quieres entrar al reino de los cielos debes acogerte a las normas de Dios Arrepentimiento como herramienta del Espíritu Santo: El Espíritu Santo produce en nuestro corazón una convicción de pecado y nos guía al arrepentimiento, que es un profundo dolor en el corazón por haber pecado, andando lejos de Dios. El resultado es dar media vuelta y caminar en nueva vida. Juan 16:8. "Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado". Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? (Hech.2:37).
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.” Efe.2: 8. La fe como herramienta del Espíritu Santo: Cuando el acto judicial del Dios Trino, que es la justificación, es anunciado a la conciencia, la fe comienza a estar activa y se expresa a través de obras. Esto nos impulsa a llamar la atención hacia la obra del Espíritu Santo, la cual consiste en la impartición de la fe. Somos salvos por medio de la fe; y esa fe no es de nosotros mismos, pues es un don de Dios. Es, muy especialmente, un regalo del Dios Trino, a través de una operación particular del Espíritu Santo; “nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo”, dijo Pablo en (1 Cor. 12:3). San Pablo llama al Espíritu Santo el Espíritu de fe (2 Cor. 4:13). Y en Gal. 5:22, él habla de la fe como el fruto del Espíritu Santo.
Como consecuencia de que el creyente está en Cristo, es identificado en lo que Cristo hizo en su muerte, resurrección y glorificación. El bautismo, herramienta del Espíritu Santo: Esto se presenta en Romanos 6:1-4, donde se declara que el creyente es bautizado en Jesucristo y en su muerte, y si lo es en su muerte, está sepultado y resucitado con Cristo. Esto ha sido tomado a menudo para representar el rito del bautismo por agua, pero en cualquier caso también representa la obra del Espíritu Santo, sin la cual el rito sería carente de significado. Un pasaje similar se encuentra en Colosenses 2:12. Nuestra identificación con Cristo a través del Espíritu es una base importante para todo lo que Dios hace por el creyente en el tiempo y la eternidad
El fruto de la fe. La fe se demuestra de tres maneras: 1). Creer en lo que no se ve: «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve» (Heb.11:1). 2). Confianza: «Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo» (Juan 16:33). 3). Obediencia: «Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. 4 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él» (1Juan 2:3,4).
El fruto del arrepentimiento: Mateo 3:8 «Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento». En esta palabra podemos ver que se nos hace un llamado, no a dar frutos de limón ni de naranja, sino a dar frutos dignos de arrepentimiento. Pero ¿qué es el fruto de arrepentimiento? 1). «Conciencia de mi error, de mi pecado y deseo de corazón de no haberlo cometido». 2). Conversión: «Dejar de hacer lo malo y hacer lo bueno». Hechos 3:19Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.
El fruto del bautismo: Los Frutos del bautismo son cinco: 1). Por el bautismo nos convertimos en hijos adoptivos de Dios, "una nueva creación" (2 Cor. 5,17). 2). «Partícipe de la naturaleza divina" (2 Ped.1, 4). 3). «Miembro de Cristo» (I Cor. 6, 15; 12:27). 4). «Coheredero con Él» (Rom. 8:17). y 5). «Templo del Espíritu Santo» (1 Cor. 6:19).
Obligaciones del bautizado: Por el bautismo recibimos una semilla: "la semilla de la fe" que deberemos fortalecer y hacer fructificar durante toda nuestra vida.El bautizado, siendo miembro de la Iglesia, ya no se pertenece a sí mismo (I Cor. 6,19), sino al que murió y resucitó por nosotros (2 Cor. 5,15). Por tanto, debe servir a los demás (Juan. 13:12-15) en la comunión de la Iglesia, y cumplir con las enseñanzas de la Biblia. Debe difundir su fe, ante todo (Mar.16:15). Al quedar incorporado en el "Cuerpo de Cristo", tiene la misión ineludible de "confesar a Cristo", es decir, mostrar con su vida y palabra que "Cristo ha muerto y resucitado" por todos y cada uno de nosotros.
Ya hemos visto, según las evidencias bíblicas que el Espíritu Santo es el encargado de guiar al hombre al arrepentimiento, por tanto, el rechazar su influencia es a lo que el Señor se refirió diciendo: «De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; 29 pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno» (Mar.3:28,29). Rechazar el llamado que hace el Espíritu Santo al arrepentimiento y el perdón de los pecados, es nada menos que rechazar el ofrecimiento de salvación que nos hace Dios a través del sacrificio de su Hijo, por tanto, no hay nada más que Dios pueda hacer por él. Si desea más información lea (Juan 3:16; Juan 14: 6; Hech.4:12).
Y más tarde, el apóstol Pablo, cuando se dirige a la iglesia de Éfeso les dice: «Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención» (Efe.4:30). Contristéis. Gr. lupéō, que quiere decir: “causar dolor”, “causar tristeza”. “No sigáis contristando”, o “dejad de contristar”. ¿De qué forma se puede contristar al Espíritu Santo? Un deliberado rechazo de la luz puede llevar paso a paso a blasfemar “contra el Espíritu”.
La blasfemia contra el Espíritu Santo, o sea el pecado imperdonable, consiste en la resistencia progresiva a la verdad, y culmina en una decisión final e irrevocable en contra de ella, hecha deliberadamente y sabiendo muy bien que al proceder así se está escogiendo seguir una conducta propia que se opone a la voluntad divina. La blasfemia contra el Espíritu Santo, o sea el pecado imperdonable, consiste en la resistencia progresiva a la verdad, y culmina en una decisión final e irrevocable en contra de ella, hecha deliberadamente y sabiendo muy bien que al proceder así se está escogiendo seguir una conducta propia que se opone a la voluntad divina(D. T. G. 291).
La persona más desgraciada es aquella cuya conciencia la molesta por hacer el mal cuando sabe que debería hacer el bien. Una vida cristiana desdichada generalmente es el resultado de no vivir a la altura de la luz que se tiene. La persona cuya conciencia la molesta puede resolver el problema y librarse de la tensión de dos maneras: 1). puede someterse al poder transformador del Espíritu Santo y responder a los impulsos del Espíritu rectificando los yerros cometidos con Dios y con el hombre, 2). o puede cauterizar su conciencia y eliminar sus dolorosos impulsos, silenciando así al Espíritu Santo. El que hace esto último no puede arrepentirse porque su conciencia se ha tornado para siempre insensible y no quiere arrepentirse. Deliberadamente ha colocado su alma más allá del alcance de la gracia divina. Su persistente perversión del libre albedrío da por resultado la pérdida de la capacidad de discernir entre el bien y el mal. Por último el mal parece ser bueno, y el bien parece ser malo. Si desea más información lea (Miq.3:2; Isa.5:20). Tan engañoso es e pecado.
La recepción del Espíritu Santo en la conversión es la refrendación divina de que el creyente es aceptado, que la aprobación celestial descansa sobre su elección y su vida cristiana. Se espera que el creyente persevere y sea glorificado. Esto sólo ocurrirá si retiene “firme hasta el fin la confianza y el” gloriarse “en la esperanza” (Heb.3:6). El acto del sellamiento no garantiza para siempre la salvación, pues es posible pecar contra el Espíritu Santo y así perder el derecho a la redención. El pecado imperdonable es la culminación de una serie de actos con los que se ha entristecido o contristado al Espíritu Santo. Por esta razón es importante no cometer ni un solo acto de esa naturaleza. (Extraido del C.B.A. sobre Mateo 12:31). Mi deseo y oración es que, en el momento que usted sienta el llamado del Espíritu Santo, en ese preciso momento responda. Amen. Dic.1/013.