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TEMA 10: ICONOGRAFÍA MARIANA. EL APOCALIPSIS

TEMA 10: ICONOGRAFÍA MARIANA. EL APOCALIPSIS. Las principales fuentes de inspiración son Los Evangelios Apócrifos y La Leyenda Dorada, pasando desapercibida su figura en los Evangelios, salvo en ciertos episodios.

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TEMA 10: ICONOGRAFÍA MARIANA. EL APOCALIPSIS

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  1. TEMA 10: ICONOGRAFÍA MARIANA. EL APOCALIPSIS Las principales fuentes de inspiración son Los Evangelios Apócrifos y La Leyenda Dorada, pasando desapercibida su figura en los Evangelios, salvo en ciertos episodios. Su culto se originó en el Concilio de Éfeso (431), donde se la proclamó Madre de Dios. Tuvo un extraordinario desarrollo hasta la Reforma protestante en el s XVI, aunque se mantuvo en el culto católico con algunas reservas para que no sobrepasar al de Jesucristo. Más tarde, tuvo un nuevo impulso como consecuencia de la devoción popular de Lourdes y Fátima. En 1854 se instituyó el dogma de fe de la Inmaculada Concepción y en 1950 el de la Asunción de la Virgen

  2. 1. TEMAS DE LA ICONOGRAFÍA MARIANA ANTERIORES AL NACIMIENTO DE JESUCRISTO Determinados episodios de la vida de la Virgen se encuentran ligados a la de Jesús y se han visto en el capítulo anterior.

  3. 1.1. Encuentro en la Puerta Dorada María procedía, según la Leyenda Dorada, de la tribu de Judá y de la estirpe de David. La historia de la Natividad de María, expone que tras 20 años de matrimonio entre sus padres seguían sin tener descendencia. Un día se le apareció un ángel a Joaquín anunciándole que su mujer tendría una hija a la que se pondría por nombre María, que vendría al mundo llena de Espíritu Santo por haber sido santificada en el seno de su madre. La niña debía ser consagrada a Dios desde su infancia. De ella nacería Jesús, el Hijo de Dios. Luego el ángel le dijo que regresara a Jerusalén y cuando llegara a la Puerta Dorada encontraría allí a su esposa Ana, a la que también un ángel se le había aparecido para contarle la misma historia. Allí se encontraron, y el abrazo de los esposos simboliza la concepción de la Virgen Inmaculada. Fig. 1. Bartolo di Fredi. Anunciación a San Joaquín, h. 1383. Roma, Pinacoteca Vaticana

  4. 1.1. Encuentro en la Puerta Dorada El Encuentro o Abrazo en la Puerta Dorada es el episodio más ilustrado del ciclo de Ana y Joaquín. Los teólogos medievales lo interpretaron como un símbolo de la Inmaculada Concepción, de la ansiada redención del pecado original de Eva. Se representa a los dos esposos, ya ancianos, abrazándose tiernamente en la Puerta Dorada de Jerusalén. Está inspirada en la visitación de la Virgen a su prima Isabel. Giotto será el primero en ilustrar a los esposos besándose (fig. 2). El tema desapareció en las artes a partir del Concilio de Trento, que impulsó la devoción de la Inmaculada Concepción. Fig. 2. Giotto, Encuentro en la Puerta Dorada, 1404-06. Padua, Capilla Scrovegni

  5. 1.2. Natividad de la Virgen Los renacentistas la convirtieron en una escena de género situándola en suntuosas estancias, incidiendo en el ambiente doméstico y femenino que rodea un alumbramiento. Ghirlandaio en el Quattrocento, sitúa el relato en una alcoba de un palacio florentino (fig. 3). Santa Ana observa recostada a las tres mujeres que atienden y preparan el baño a su hija. Sólo la alusión al abrazo en la Puerta Dorada, ubicado sobre la escalera, permite identificar la escena mariana. La Contrarreforma le dio mayor austeridad, retomando su carácter divino al incorporar unos atareados ángeles alrededor de la recién nacida. La Virgen nació hacia el año 15 a.C., probablemente en Jerusalén, Nazaret o Belén. La iconografía del Nacimiento de la Virgen está inspirada en la de Jesús, aunque trasladada a un interior. Fig. 3. Domenico Ghirlandaio. Nacimiento de la Virgen, 1486-90. Fresco de la Iglesia de Santa María Novella, Florencia

  6. 1.3. Presentación de María en el Templo A los tres años la Virgen fue llevada al templo para ser ofrecida a Dios, allí subió sin ninguna ayuda los 15 escalones que la separaban del altar. Sus padres la dejaron allí donde vivió y fue educada junto a otras doncellas. La iconografía de la Consagración de María se distingue de la Presentación de Jesús en el Templo, por la edad y el hecho de que la Virgen se dirige en solitario para ofrecerse (fig. 4). Es acogida por el sacerdote Zacarías. Tras el Concilio de Trento, no se seguirán fielmente los textos apócrifos y se dará mayor protagonismo a los padres introduciendo a la vez nuevos personajes y aprovechando el motivo de la escalera como alarde de composición y perspectiva. Fig. 4. Paolo Uccello. Presentación de la Virgen en el Templo, 1435. Fresco de la Catedral de Prato

  7. 1.4. Desposorios de la Virgen y San José A los 14 años, el sumo sacerdote comunicó a las jóvenes que había llegado el momento de contraer matrimonio. María alegó que sus padres la habían consagrado al Señor y que había hecho el voto de virginidad. El sacerdote suplicó al Señor que le enviara una señal y se puso a orar con la asamblea de los ancianos. Entonces oyeron una voz que decía que todos los varones solteros de la casa de David debían poner sus bastones sobre el altar. Uno de ellos florecería y sobre la flor que naciera de uno de sus extremos se posaría el Espíritu Santo. El dueño de aquel bastón tomaría como esposa a María. Así le sucedió a José, que era viudo y tenía hijos de anteriores matrimonios. Tras estos acontecimientos regresó a Belén para preparar la boda mientras María fue a Nazaret a casa de sus padres. Fig. 5. Rafael. Los Desposorios de la Virgen, 1504. Milán, Pinacoteca Brera

  8. 1.4. Desposorios de la Virgen y San José La Contrarreforma negó el milagro de la vara florida, considerándola una transcripción de la vara de Aarón, finalizando su representación en el s XVII. El episodio suele centrarse en la celebración de la ceremonia, que no constituía un sacramento para los judíos, por lo que se localiza al aire libre. El rito se adaptó a los usos de cada lugar, así en el arte francés los novios se dan la mano y en el italiano José introduce el anillo en la mano de María. Rafael en la tabla de la Pinacoteca de Milán, encuadró a los 3 personajes principales en una pirámide cuya cúspide es el templo, con el sacerdote en el centro (fig. 5). Uno de los pretendientes rechazados rompe la vara frente a José. Al fondo, el templo de planta centralizada alude a aquél en que María había sido consagrada al Señor. Fig. 5. Rafael. Los Desposorios de la Virgen, 1504. Milán, Pinacoteca Brera

  9. 1.5. Anunciación El arcángel San Gabriel se apareció a María para anunciarle que de sus entrañas nacería el Hijo de Dios, el Mesías. Cuando José vio que su mujer estaba embarazada antes de haber convivido con él no quiso denunciarla y la repudió en secreto. Pero se le apareció un ángel en sueños que le explicó que era obra del Espíritu Santo y que debían llamarle Jesús porque salvaría a su pueblo de sus pecados (fig. 6). José hizo lo que le habían mandado y recibió en su casa a María. El episodio de la Anunciación está sobriamente recogido por San Lucas, e igualmente basado en los apócrifos. También denominado Salutación angélica, ha sido objeto de profusas interpretaciones porque precede al misterio de la Encarnación de Jesús. Las primeras representaciones aparecen en las catacumbas romanas del s IV. Fig. 6. Gaetano Gandolfi, El sueño de San José, h. 1790. Colección privada

  10. 1.5. Anunciación A lo largo de la Edad Media el arcángel se aparece por la izquierda, volando, caminando o arrodillado en un ambiente iluminado, mientras señala con su dedo índice. María suele situarse en un ambiente sombrío o de recogimiento, habitación que se hará más lujosa desde el Renacimiento, transformándose incluso en una iglesia, pórtico o jardín. Recibe el anuncio de pie, sentada o arrodillada sobre un reclinatorio (arte occidental) y sosteniendo un libro en sus manos. Desde finales de la Edad Media el ángel alado viste un hábito blanco o dalmática de diácono y porta un bastón de mensajero o un elegante cetro y ofrece un lirio a la Virgen. La escuela de Siena prefirió una rama de olivo que le presenta a una madonna replegada en su manto, junto al jarrón con azucenas, símbolo de pureza (fig. 7). La paloma suele aparecer volando sobre la cabeza, oreja o vientre de María. Fig. 7. Simone Martini. Panel central del Retablo de la Anunciación, 1333. Florencia, Galería de los Uffizi

  11. 1.5. Anunciación El Concilio de Trento actuará contra las normas de representación, dotando al episodio de la magnificencia perdida al mostrar una escena doméstica. En las imágenes posteriores, el arcángel San Gabriel aparecerá por la derecha sobre una nube, acompañado por una corte angelical, mientras que María ganará importancia (fig. 8). Fig. 8. El Greco. Anunciación, h. 1570-80. Madrid, Museo del Prado

  12. 1.6. Visitación El arcángel San Gabriel también anunció a la Virgen que su prima Isabel (casada con el sacerdote Zacarías), esperaba un hijo a pesar de su avanzada edad, por lo que María fue a visitarla en el 6º mes de la concepción de Juan Bautista. La Visitación, narrada por Jucas, tiene similitudes con el episodio del Encuentro en la Puerta Dorada, pues las dos primas al verse se abrazan con ternura ante la casa de Isabel. A partir del s XV y con mayor énfasis en el arte de la Contrarreforma, la anciana Isabel se arrodilla ante la Virgen, venerada como madre del Salvador (fig. 9). Tras el encuentro María entona el Magnificat, asiste el nacimiento de San Juan Bautista y retorna a Nazaret junto a su esposo José. Fig. 9. Hermanos Limbourg. La Visitación, Miniatura de Les Très Riches Heures du Duc de Berry, h. 1410. Chantilly, Museo Condé

  13. 2. TEMAS DE ICONOGRAFÍA MARIANA POSTERIORES A PENTECOSTÉS2.1. Dormición o Tránsito de la Virgen La vida de la Virgen está muy ligada a la de Jesucristo en el ciclo de su nacimiento y su infancia, pero a partir de la vida pública su presencia pasa casi desapercibida hasta el ciclo de la Pasión, donde cobra un dramático protagonismo. Según la Leyenda Dorada, un día que María estaba llorando por la muerte de su Hijo, se le apareció el arcángel San Miguel para decirle que al cabo de tres días se reuniría con Él. Ante el ruego de María de protección, el arcángel le prometió un ramo de palma para que fuera colocado en su féretro y le diera inmunidad frente a los ataques del diablo. Anunció que los apóstoles la acompañarían en el momento de su muerte y participarían en las exequias que se harían en su honor. Cuando todo ocurrió como había dicho, su alma salió del cuerpo y voló a la eternidad en brazos de Jesucristo. Fig. 10. Marfil bizantino. La Dormición de la Virgen, s. X. Nueva York, Museo Metropolitan

  14. 2.1. Dormición o Tránsito de la Virgen El episodio de la Dormición (Bizancio) o Tránsito (latina) de la Virgen, acontece 12 años después de la muerte de Cristo. Bizancio representó con frecuencia el pasaje en marfiles y mosaicos desde el s X (fig. 10). La Virgen suele aparecer recostada sobre el lecho, rodeada por los apóstoles que velan su cuerpo, mientras unos ángeles vuelan sobre la escena. San Juan apoya su cabeza sobre el pecho de María en algunas ocasiones, mientras San Pedro porta un incensario y San Pablo le besa los pies. Cristo está presente, de pie entre sus discípulos, para recoger el alma de su madre, en forma de niña desnuda, y portarla a los cielos con la ayuda de los ángeles. Fig. 10. Marfil bizantino. La Dormición de la Virgen, s. X. Nueva York, Museo Metropolitan

  15. 2.1. Dormición o Tránsito de la Virgen El arte occidental la representó agonizante con un cirio en su mano, generalmente recostada (puede aparecer sentada e incluso arrodillada), ubicada en interiores de época (flamencos o italianos). Cristo se sitúa en majestad dentro de la almendra mística (mandorla), aunque su imagen termina siendo sustituida por unos ángeles psicopompos. Se prima el papel de San Pedro que suele portar el libro de la plegarias, mientras Juan lleva una palma o recoge el cirio de las manos de María. En la tabla de Mantegna se sitúa en un lujoso interior de Mantua. La Virgen descansa en un humilde catafalco, rodeada por los apóstoles que celebran sus exequias con cirios encendidos, agua bendita y palma, presididos por San Pedro obispo (fig. 11). Caravaggio escandalizará a Roma al representar a la Virgen como una mujer de pueblo con el cuerpo hinchado, en un escenario humilde y carente de simbolismo religioso. El tema ira desapareciendo de las artes frente al mayor protagonismo de la Asunción y Coronación de la Virgen. Fig. 11. Andrea Mantegna. El Tránsito de la Virgen, h. 1462-68. Madrid, Museo del Prado.

  16. 2.2. Asunción Jesús había pedido a los apóstoles que enterraran el cuerpo de su madre en un sepulcro nuevo que había en el valle de Josafat, y que esperaran 3 días allí hasta que se reuniera con ellos. Jesucristo se presentó y entonces el alma de María se unió a su cuerpo y la Virgen ascendió a los cielos acompañada por una infinidad de ángeles. La Asunción y la Coronación pertenecen al ciclo de la glorificación de la Virgen. Este episodio desplaza desde el s XIII al de la Resurrección de María. El arte bizantino rechazó la leyenda apócrifa y mantuvo la Dormición, en la que sólo el alma se encomienda a los ángeles en su subida gloriosa. La Asunción se diferencia de la Ascensión de Cristo en que Éste se eleva sólo a los cielos, mientras María es impulsada por unos ángeles y de la Inmaculada Concepción en que ésta simboliza el descenso de la Virgen a la tierra. Las tres icnografías se contaminaron mutuamente y mezclan elementos ajenos. Tiziano, Asunción de la Virgen, Santa MariadeiFrari, Venecia

  17. 2.2. Asunción Tiziano representó en Santa María deiFrari (Venecia) a una Virgen que asciende sola ante un coro angelical, que inspirará al Greco, que imagina a María sobre una luna en cuarto creciente, con los brazos extendidos y la mirada dirigida a lo alto (fig. 12). El arte italiano incorpora a esta iconografía, inspirado en la resurrección de Cristo al incrédulo Santo Tomás que recibe de cielo el cordón o cinturón de la Virgen, la Sacra Cintola. Fig. 12. El Greco, Asunción de la Virgen, 1577. Chicago, Art Institute

  18. 2.3. Coronación de la Virgen La Virgen es coronada por Dios Padre y Jesucristo en presencia del Espíritu Santo. En ocasiones esta ceremonia puede ser oficiada sólo por un ángel, por Jesucristo o por Dios Padre. Surge en Francia en el s XII. Se encuentra esculpido con frecuencia en los tímpanos de los pórticos catedralicios franceses. Tiene innumerables variables: sentada, arrodillada o de pie, coronada por un ángel, su Hijo, Dios Padre o la Trinidad (fig. 13), progresión relacionada con la importancia creciente del culto mariano. La escena se enriquecerá con un séquito celestial y la presencia de santos, como en la obra de FraAngelico “La Virgen Coronada por Cristo en presencia de seis santos” del Convento de San Marcos de Florencia. Fig. 13. Diego Velázquez. La Coronación de la Virgen, 1641-44. Madrid, Museo del Prado

  19. 3. LA VIRGEN MARÍA Y SUS ADVOCACIONES Las advocaciones marianas o diferentes formas de nombrar a María son numerosas, por lo que se hará referencia a las más representativas. Bizancio sintió una gran devoción por la Virgen, por lo que se originaron distintas tipologías que pasaron a Occidente en el arte medieval. Blacherniotissa / Platytera(Virgen de la O): de pie con brazos extendidos en actitud de orar, llevando sobre el pecho un medallón con el Niño Jesús (fig.14). Deípara: cualquier imagen de la Virgen con el Niño Galaktrophousa (Virgen de la Leche): María dando el pecho al Niño Jesús. Fig. 14. Icono ruso, Virgen de Jaroslav, s. XIII. Moscú, Galería Tetriakov

  20. 3. LA VIRGEN MARÍA Y SUS ADVOCACIONES Glykophilousa (Virgen de las caricias o de ternura): el Niño acaricia a su Madre, mientras María se muestra triste (fig. 15). Hodogitria (Virgen Conductora): llevando sobre uno de sus brazos al Niño, al que señala con sus mano, mientras Jesús aparece bendiciendo (fig. 16). Fig. 16. Virgen Hodigitria, s. XVI. Polonia, Museo de Sanok/Sustituida por ésta de Berlinghiero, s. XII, MET Fig. 15. Icono ruso, Virgen de Vladimir, s. XII. Moscú, Galería Tetriakov

  21. 3. LA VIRGEN MARÍA Y SUS ADVOCACIONES Theotokos (Virgen en Majestad): designa a la Virgen sedente, con el Niño Jesús en actitud de bendecir sentado en su regazo. María es en este caso el trono de su Hijo, donde se muestran hieráticos en posición frontal (fig. 17). En Occidente suele estar enmarcada en un baldaquino. En la pintura del Trecento destacan las de Giotto y Duccio en la Galería de los Uffizi, que intentan superar el hieratismo bizantino. Fig. 17. Virgen Theotokos, Mosaico de un ábside de Santa Sofía, s. IX. Estambul

  22. 3. LA VIRGEN MARÍA Y SUS ADVOCACIONES En occidente también hay diferentes advocaciones marianas. No todas gozaron de la misma importancia en las artes. Las más destacadas son: Divina Pastora: lleva sombrero de paja con una cinta y guirnalda con flores, viste una túnica de oveja, que puede ser sustituida por una falda y corpiño empuñando un cayado. Suele estar rodeada de corderos y llevar al Niño Jesús en brazos. Surge en el arte barroco, como equivalente femenino a la figura del Buen Pastor (fig. 18). Fig. 18. Nicola Monti, Divina Pastora, 1776. Monasterio benedictino de Sant’Angelo in Pontano

  23. 3. LA VIRGEN MARÍA Y SUS ADVOCACIONES Inmaculada Concepción: sigue el modelo de la Mujer apocalíptica según descripción de San Juan en el Apocalipsis. Lleva túnica blanca, manto azul, corona con 12 estrellas, media luna y una serpiente bajo los pies. Va acompañada de ángeles o cabezas de ángeles niños entre nubes. En ocasiones aparecen las invocaciones marianas de la letanía (estrella matutina, puerta del cielo, espejo sin mancha, torre de marfil, jardín cerrado, etc.) Aludida simbólicamente en la Edad Media con el episodio del Encuentro en la Puerta Dorada, se sustituirá desde el s XVI por la representación de la Virgen de las Letanías, María gratia plena redentora del pecado original de Eva. Su tipo iconográfico quedará consagrado en la España del s de Oro. Francisco Pacheco estableció el modo en el que ha de representarse la Inmaculada. De sus precisiones iconográficas parten las obras de Velázquez, Zurbarán y Martínez Montañés, que pintan y esculpen a María joven y severa, llena de recogimiento y con la mirada baja, rodeada por los símbolos de las letanías.

  24. 3. LA VIRGEN MARÍA Y SUS ADVOCACIONES En la segunda mitad del s XVII se simplificará la simbología y las representaciones ganarán en barroquismo, como las de Ribera o Murillo, entre las que destaca la que pinta este último para el Hospital de los Venerables (fig. 19). La Virgen vestida con túnica blanca y manto azul, asciende en un torbellino de luz dorada con los ángeles niños, con la mirada vuelta al cielo. Confluyen en esta obra las iconografías de la Asunción (peana de ángeles y mirada al cielo) y de la Inmaculada Concepción (luna en cuarto creciente y ropajes). Fig. 19. Bartolomé Esteban Murillo, Inmaculada Concepción de los Venerables o Soult, h. 1678. Madrid, Museo del Prado

  25. 3. LA VIRGEN MARÍA Y SUS ADVOCACIONES Nuestra Señora del Loreto: según una tradición de los s XV y XVI, la salida de los últimos cruzados de Tierra Santa a finales del XIII motivó que la casa de la Virgen en Nazaret fuera llevada milagrosamente por los ángeles a Loreto (Ancona, Italia). Se representa a María sentada sobre el techo de su casa y acompañada por el Niño Jesús mientras es transportada por ángeles (fig 20). Fig. 20. Saturnino Gatti, Traslado de la Santa Casa de Loreto, h. 1510. Nueva York, Museo Metropolitan

  26. 3. LA VIRGEN MARÍA Y SUS ADVOCACIONES Nuestra Señora de la O / Virgen de la Cinta, de la Esperanza o Nuestra Señora de la Expectación: en estado de gravidez (fig. 21), en ocasiones se la representa con un sol sobre su vientre abultado. Fig. 21. Piero della Francesca, Madonna del Parto, h. 1460. Museo de Monterchi

  27. 3. LA VIRGEN MARÍA Y SUS ADVOCACIONES Santa María de las Nieves o la Blanca: en el s IV, la Virgen se apareció en sueños al patricio Juan y al papa Liberio para pedirles que se construyera en su honor un templo en el monte Esquilino. La planta de la iglesia la encontrarían trazada sobre el suelo nevado de la colina, a pesar de las altas temperaturas del verano (fig. 22). Virgen del Carmen: vestiduras blancas y pardas al igual que el hábito carmelita. Lleva también un escapulario del Carmen con su escudo. Fig. 22. Masolino da Panicale, Fundación de Santa María la Mayor, h. 1428-30. Nápoles, Museo de Capodimonte

  28. 3. LA VIRGEN MARÍA Y SUS ADVOCACIONES Virgen Dolorosa (de la Soledad): representada viviendo su propia Pasión, reflejo de la de su Hijo, cuando se queda a solas con su dolor. Sus vestiduras son oscuras, cubiertas por un manto negro, y cruza sus manos sobre el pecho que puede estar atravesado por una o siete espadas simbolizando los Siete Dolores de María. Gozó de larga tradición desde la Alta Edad Media. Su iconografía se extrae de la tipología de la Virgen de la Piedad, realzando su dolor y soledad después de la Crucifixión. Fue especialmente representada en España por artistas como Luis de Morales, que siguen el tipo iconográfico de Memling y Tiziano de los s XV y XVI (fig. 23). La Virgen vestida de luto y juntando las manos, muestra un semblante de angustia o contención, con lágrimas en las mejillas. Tema muy frecuente en la escultura (Pedro de Mena, etc.), puede formar pareja con el Ecce Homo. Fig. 23. Tiziano, La Dolorosa, h. 1554. Madrid, Museo del Prado

  29. 3. LA VIRGEN MARÍA Y SUS ADVOCACIONES Virgen de Guadalupe: según la tradición, en el cerro del Tepeyac, muy cerca de Méjico, tuvo lugar una serie de apariciones de María al indio Juan Diego en 1531. Se convirtió en la patrona de Méjico a partir del s XVIII y está representada dentro de una mandorla resplandeciente. Un manto azul con estrellas cubre sus largas vestiduras y apoya uno de sus pies sobre una media luna negra sostenida por un ángel. Tiene similitudes con la Inmaculada Concepción (fig. 24). Fig. 24. Virgen de Guadalupe, s. XVI. Ciudad de México, Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe

  30. 3. LA VIRGEN MARÍA Y SUS ADVOCACIONES Virgen de la Leche: dando el pecho al Niño Jesús (fig. 25). Virgen de la Merced: hábito blanco de los mercedarios (para la redención de los cristianos que habían caído en el poder de los musulmanes). Puede ir acompañada por algunos esclavos, que tras haber sido liberados, ofrecen sus cadenas. Fig. 25. Jean Fouquet, Virgen con el Niño, h. 1452-55. Amberes, Museo de Bellas Artes

  31. 3. LA VIRGEN MARÍA Y SUS ADVOCACIONES Virgen de la Misericordia: desplegando su manto (al igual que la Virgen de los Desamparados) para proteger bajo esta advocación a las órdenes religiosas, las cofradías o a todos los hombres (fig. 26). Fig. 26. Francisco de Zurbarán, Virgen de la Misericordia o de los Cartujos, h. 1655. Sevilla, Museo de Bellas Artes

  32. 3. LA VIRGEN MARÍA Y SUS ADVOCACIONES Virgen de Montserrat: talla románica de finales de s XII es venerada en el monasterio que lleva su nombre en Cataluña. Virgen sedente de acusada frontalidad y con el Niño Jesús sobre su regazo, se caracteriza por su tonalidad oscura que la integra en las llamadas Vírgenes negras (fig. 27). Fig. 27. Virgen de Montserrat, s. XII. Barcelona, Monasterio de Montserrat

  33. 3. LA VIRGEN MARÍA Y SUS ADVOCACIONES Virgen de la Piedad: junto a su Hijo en el momento posterior al Descendimiento de la cruz. Jesucristo está sobre sus rodillas o a sus pies, y a veces puede estar acompañada por San Juan, la Magdalena y los donantes (fig. 28). Virgen del Pilar: durante la predicación de Santiago el Mayor de España se le apareció en Zaragoza la Virgen María, dejando como señal el pilar o columna que ha dado lugar al nombre de esta advocación. Se la representa de pie sobre un pilar, con el Niño Jesús en brazos, una corona rodeada por una aureola y un manto de tela bordada de forma cónica. Fig. 28. Hans Memling. La Piedad, h. 1475. Granada, Capilla Real

  34. 3. LA VIRGEN MARÍA Y SUS ADVOCACIONES Virgen del Rosario: su devoción se remonta al s XIII y está ligada a la figura de Santo Domingo de Guzmán. Se representa sedente con el Niño Jesús sobre las rodillas, entregando el rosario a este santo. A veces, las cuentas el rosario han sido sustituidas por rosas que enmarcan el cuerpo de María a la manera de una mandorla (fig. 29). Fig. 29. Murillo. La Virgen entregando el Rosario a Santo Domingo, h. 1638-40. Sevilla, Palacio Arzobispal

  35. 4. EL APOCALIPSIS • Último libro del Nuevo Testamento, escrito por San Juan Evangelista (año 95), desterrado por Domiciano en la isla de Patmos (mar Egeo) (fig. 30). En griego significa revelación, referida al fin de los tiempos y al juicio de Jesucristo. Los cristianos vivían perseguidos, y en el Apocalipsis vieron la esperanza de una vida mejor con la venida de Cristo y su juicio. • Tras una introducción, con un estilo alegórico y no siempre fácil de comprender, se hace referencia a las visiones de San Juan en la isla: • Jesucristo envía 7 mensajes a las 7 iglesias de Asia Menor. • el trono de Dios y la del Cordero recibiendo el libro sellado que contiene lo que está por venir • referencia a los 7 sellos y 7 trompetas, se describen las plagas y calamidades que sufrirán los que no cumplan los mandamientos y la salvación de los justos. • en la visión de la Mujer y el Dragón se narra la lucha entre la Iglesia unida a Cristo y el demonio. • visión de las Bestias que persiguen a los justos y frente a ésta, la visión del Cordero sobre el monte Sión. • La derrota del demonio se describe en las siguientes visiones: la siega y la vendimia, los siete cálices, la gran meretriz y la bestia y la ruina de Babilonia, finalizando con el Juicio Final y la visión de la Nueva Jerusalén. El libro concluye con un corto epílogo. Fig. 30. Hans Memling. San Juan escribiendo el Apocalipsis, 1479. Brujas, Museo Memling

  36. 4. EL APOCALIPSIS Es uno de los libros más ilustrado en la Hª del Arte, a pesar de las dificultades que plantea la traducción de su mensaje místico a las imágenes plásticas. Las primeras representaciones se remontan al s V, en los mosaicos bizantinos de Roma y Rávena. Los artistas mozárabes plasman el enrevesado discurso profético en imágenes de un mundo irreal de ultratumba, de formas conceptuales y geométricas, compuesto por franjas de colores de fuego (fig. 31). Las figuras que se reproducen en los ciclos del Apocalipsis de los beatos inspiraron el bestiario de la escultura románica. Las visiones apocalípticas medievales aparecen en vidrieras y tapices. Fig. 31. Beato Facundo. Victoria del Cordero sobre la Bestia, el Dragón y los Reyes de la Tierra, 1047. Madrid, Biblioteca Nacional

  37. 4. EL APOCALIPSIS La obra maestra del Renacimiento que ilustra el Apocalipsis son las 14 xilografías que realizó Durero en 1498 (fig. 32). El más importante es el de los Cuatro Jinetes, interpretados como Cristo, que monta caballo blanco, la Guerra, el Hambre y la Muerte encarnada en la Peste, que surgen como consecuencia de la apertura de los cuatro primeros sellos. La influencia de Durero se verá en las representaciones posteriores y su obra pondrá fin a la interpretación cristológica del primer jinete, que volverá a encarnar la primera de las cuatro plagas, vinculada con la Victoria. Fig. 32. Alberto Durero. Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, 1498. Museo Estatal de Karlsruhe

  38. 4. EL APOCALIPSIS La mujer del Apocalipsis se consideró un símbolo de la Iglesia, para luego convertirse en una prefiguración de la Virgen María. Representada desde el s XVI como la Inmaculada victoriosa que, coronada de estrellas, vence a la serpiente del mal. Entrarán a formar parte del repertorio más difundido de la iconografía, los cuatro animales (león, toro, hombre y águila), que según la visión de San Juan aparecen rodeando el Pantocrátor. Asimilados a los cuatro evangelistas, su iconografía se denomina Tetramorfos (fig. 33). Fig. 33. Ábside de Santa María de Mur (Lérida), s. XI-XII. Boston, Museo de Bellas Artes

  39. 4. EL APOCALIPSIS Los artistas se basan en dos fuentes: el Apocalipsis de San Juan y el Evangelio de San Mateo. Durante la Edad Media el motivo se representará mediante franjas horizontales superpuestas, configuración heredada del arte romano y bizantino. En el registro superior suele aparecer Cristo Juez en Majestad circundado por los 24 Ancianos del Apocalipsis, los 12 Apóstoles o la Virgen y San Juan. En el friso central, el Pesaje de las almas por San Miguel y la Separación entre los elegidos y condenados, estos últimos arrastrados por los demonios a los Infiernos, mientras los bienaventurados son acogidos en el seno de Abraham o por San Pedro en la Puerta del Paraíso. El ciclo concluye en la franja inferior con la Resurrección de los muertos, que salen de sus tumbas desnudos, al son de las trompetas angelicales. El marco más habitual para la colocación de dicha iconografía serán los tímpanos de las portadas centrales de las catedrales, aunque hay también ejemplos en edificios civiles como los ayuntamientos, por la vinculación del tema con la impartición de justicia. En pintura, la mayor difusión la tuvo el tríptico: panel central, el Juicio, laterales; el Infierno y el Paraíso, destacando la obra de Memling (fig. 34).

  40. 4. EL APOCALIPSIS Fig. 34. Hans Memling. El Juicio Final, h. 1467-71. Polonia, Museo Narodowe de Gdánsk

  41. 4. EL APOCALIPSIS A mediados del XVI tuvo lugar la ruptura absoluta con la tradición anterior, cuando Miguel Ángel se desliga del hieratismo de las franjas superpuestas y la lectura fraccionada de los trípticos, para ofrecer su visión en el ábside de la Capilla Sixtina, visión dinámica y paganizada del Juicio Final, colocando a Cristo juez, equiparado con el sol, en el centro del torbellino caótico (fig. 35). A su revolución siguió la de Tintoretto, que representó en Venecia una composición en círculos concéntricos, inspirada en la obra de Dante. Fig. 35. Miguel Ángel. El Juicio Final, 1537-41. Roma, ábside de la Capilla Sixtina

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