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Domingo 33º Tiempo Ordinario – Ciclo C. Como dijeran algunos acerca del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, él dijo: “ Esto que veis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”. “Pero antes de todo esto, os echarán mano
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Domingo 33º Tiempo Ordinario – Ciclo C Como dijeran algunos acerca del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, él dijo: “ Esto que veis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”.
“Pero antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán por causa de mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio.(...) Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”. (Lc 21, 5-19)
Los antiguos acudían a la pitonisa de Delfos para adivinar el futuro que les esperaba. Hoy se leen los horóscopos para anticiparse a la suerte.
El teólogo Miguel Benzo escribía. “Momentos problemáticos del futuro son la incertidumbre, la amenaza…”. El futuro se precipita sobre el presente a toda velocidad.
La idea de futuro nos recuerda que el tiempo, es siempre limitado. No es extraño que nos repitan: “¡ Qué pronto se hizo tarde!”.
El evangelio contrapone el presente y el futuro. Los judíos se admiran ante el templo de Jerusalén. Jesús anuncia que no quedará piedra sobre piedra.
La fragilidad de las grandes construcciones es una especie de parábola de la caducidad del tiempo y de todo proyecto humano.
Muchos buscan en la Biblia : • Información “científica”. • No la encuentran. • Cómo será el fin del mundo y de la historia. • El mensaje revelado no tiene esta finalidad. La Biblia nos expone el diálogo entre Dios y el hombre. Nada más y nada menos.
Las gentes piden “señales”. Las señales de Jesús nos invitan a leer los acontecimientos, a descubrir el proyecto de Dios. Sólo el amor es la señal de Dios.
El relato termina con una advertencia solemne: “Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas” Jesús daba un aviso ante la destrucción de Jerusalén por las legiones romanas. Se dirigía a todos los hombres, creyentes o no. El alma es la metáfora de la vida. Y la paciencia es la clave de la sabiduría.
“Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas” Con frecuencia la Iglesia habrá de vivir tiempos de persecución. Entonces entenderá que la paciencia es la cotidianidad de la esperanza. La aceptación de la cruz de su Maestro.
“Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas” El cristiano del presente habrá de mirar al futuro, y prepararlo con las obras del amor fraterno. La caridad es paciente. La perseverancia en el amor salva la existencia.
Señor Jesús, no son las obras de nuestra manos las que aseguran nuestro futuro. Pero la esperanza del futuro no disminuye el empeño que ponemos en humanizar el presente que ha sido confiado a nuestra responsabilidad. Que tu palabra nos oriente y nos asista. Amén.
Texto: José Román Flecha Andrés PALABRA DEL SEÑOR –Salamanca Presentación: Antonia Castro Panero Música: Canto a la vida