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San Pablo. Año Paulino 2008-2009 2000 años DEL nacimiento de San Pablo. Avance automático. …. Un año para:. Conocer mejor al “Apóstol de los gentiles” Renovar nuestro compromiso misionero Trabajar por la unidad de los cristianos. Pablo.
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San Pablo Año Paulino 2008-2009 2000 años DEL nacimiento de San Pablo Avance automático …
Un año para: • Conocer mejor al “Apóstol de los gentiles” • Renovar nuestro compromiso misionero • Trabajar por la unidad de los cristianos
Pablo • Nació en Tarso de Cilicia (en la actual Turquía) entre los años 7 al 10 de nuestra era cristiana. Tenía la ciudadanía romana y era hebreo, de la tribu de Benjamín. Su nombre hebreo era Saulo y su nombre romano Pablo. • Cuando era joven marchó a Jerusalén y se hizo discípulo del gran rabino Gamaliél para estudiar a fondo la Ley de Moisés (cf. Hechos 22,3). • Aunque fue contemporáneo del Jesús terreno, no llegó a conocerlo.
Estuvo presente en la lapidación del diácono Esteban, guardando la ropa de los que le apedreaban y aprobando su muerte. Aquel día se desató una fuerte persecución contra la Iglesia de Jerusalén, y muchos se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria, a excepción de los Apóstoles (cf. Hechos 7,58-8,1-2). A pesar de las persecuciones, los seguidores de Jesús iban en aumento.
Los nuevos creyentes no ponían como centro la Ley de Moisés, sino la persona de Jesús, crucificado y resucitado, a quien se le atribuía la remisión de los pecados. • Por su parte, Pablo, consideraba la nueva doctrina como herética, y sintió el deber de perseguir con dureza a los “seguidores de Cristo” incluso fuera de Jerusalén. • Llevado de su celo por Dios, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas de autorización para las sinagogas de Damasco, para llevar presos a Jerusalén a los “seguidores del Camino” (cf. Hechos 9, 1-4).
Pero, cuando ya estaba cerca de Damasco, «de repente le envolvió una luz venida del cielo, cayó a tierra y oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” Él preguntó: “¿Quién eres, Señor?” Y la voz le respondió: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer”» (Hechos 9,3-6).
Vocación • El encuentro con el Resucitado cambió su vida, y de perseguidor pasó a ser apóstol de Cristo. Desde aquel momento puso todas sus energías al servicio de Jesucristo y de su Evangelio. De su comunión con Cristo nace el “Apóstol de los gentiles”, que emprende viajes, funda nuevas comunidades cristianas, y siente la urgencia de anunciar el Evangelio “a tiempo y a destiempo” (2 Timoteo 4,2), hasta poder exclamar: “Ay de mí si no evangelizare” (1 Corintios 9,16).
Primer viaje misionero (Hechos 13,1-15,35) Desde Antioquía de Siria, Pablo y Bernabé bajaron a Seleucia y zarparon hacia Chipre. Predicaron el Evangelio en Salamina, Pafos, Perge de Panfilia, Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe. Luego volvieron visitando las iglesias que habían fundado. Cuando llegaron a Antioquía de Siria, reunieron a la Iglesia y trataron el problema de los judaizantes, y Pablo y Bernabé fueron a Jerusalén para consultar a los Apóstoles. Se celebró el Concilio de Jerusalén y, en él, triunfó la postura de Pablo sobre la justificación por la fe y no por las obras de la Ley.
Segundo viaje misionero (Hch 15,36-18,22) • Pablo y Silas salieron de Antioquía de Siria y se dirigieron por tierra a Siria y Cilicia para consolidar las iglesias fundadas. En su recorrido pasaron por Derbe y Listra. Luego atravesaron Frigia y Galacia, y llegaron a Tróade, Filipos, Tesalónica, Berea, Atenas, Corinto, Éfeso y Cesarea. Después, Pablo continuó su viaje hasta Jerusalén y luego volvió de nuevo a Antioquía.
Tercer viaje misionero (Hechos 18,23-21,26) Pablo partió de Antioquía de Siria y visitó las comunidades de Galacia y Frigia para fortalecer la fe de los creyentes. En Éfeso estuvo dos años, y luego marchó a Macedonia y Grecia, pasando por Filipos, Tróade y Mileto. En esta ciudad se embarcó y llegó a Cesarea, y desde allí fue a Jerusalén para entregar la colecta realizada a favor de los pobres.
Prisionero (Hechos 21,27-28,31) • En la ciudad de David, algunos judíos provocaron un motín para darle muerte, pero el tribuno Claudio Lisias impidió que lo mataran; lo detuvo y luego lo envió a Cesarea al procurador Félix. Éste lo retuvo dos años y lo entregó a su sucesor Porcio Festo. El nuevo procurador le propuso llevarle a Jerusalén para ser juzgado. Pero Pablo, como era ciudadano romano, prefirió “apelar al César” para ser juzgado en Roma.
Después de un accidentado viaje, Pablo llegó a Roma en el año 61. Allí, en espera del juicio, permaneció dos años con libertad vigilada. Vivía en una casa que había alquilado. En ella anunciaba el Evangelio con valentía y sin estorbo alguno (cf. Hechos 28,30). En el año 63 fue absuelto y posiblemente realizó su propósito de llegar hasta España (cf. Rom15,24.28).
El año 64, Nerón acusó a los cristianos de ser los autores del incendio de Roma y desencadenó una terrible persecución contra ellos. Pablo fue arrestado y murió mártir en Roma, el año 64 o el 67, siendo decapitado por la espada en la vía Ostiense. Sus restos reposan bajo el altar en la Basílica Romana de San Pablo Extramuros.
Modelo de misionero En su apostolado Pablo, por amor a Cristo, soportó con valentía numerosos peligros y sufrimientos. En una de sus cartas dice: «Tres veces fui azotado con varas; una vez apedreado; tres veces naufragué… Viajes frecuentes; peligros de ríos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza; peligros de los gentiles; peligros en ciudad; peligros en despoblado; peligros por mar; peligros entre falsos hermanos; trabajo y fatiga; noches sin dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez. Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias» (2 Corintios 11,23-28).
Pablo, después del encuentro con Cristo, cambió su vida hasta poder exclamar: "Vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gálatas 2, 20). • El Apóstol se siente amado por Jesucristo y este amor le impulsa a anunciar el Evangelio con una entrega total. • Como Pablo, aunque tengamos que afrontar dificultades y sufrimientos, anunciemos el Evangelio con valentía, pues la fe no es para guardarla, sino para transmitirla.