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Algunos diagnósticos de la crisis en 2008.
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Algunos diagnósticos de la crisis en 2008 Los terremotos que sacudieron las Bolsas durante el pasado «septiembre negro» (UGRRR) han precipitado el fin de una era del capitalismo. La arquitectura financiera internacional se ha tambaleado. Y el riesgo sistémico permanece. Nada volverá a ser como antes. Regresa el Estado. El desplome de Wall Street es comparable, en la esfera financiera, a lo que representó, en el ámbito geopolítico, la caída del muro de Berlín. Un cambio de mundo y un giro copernicano. Lo afirma Paul Samuelson, premio Nobel de economía: «Esta debacle es para el capitalismo lo que la caída de la URSS fue para el comunismo.» Se termina el período abierto en 1981 con la fórmula de Ronald Reagan: «El Estado no es la solución, es el problema.» La crisis del siglo: El fin de una era del capitalismo financiero, por Ignacio Ramonet 30 septiembre de 2008
Poseídos por una lógica de rentabilidad a corto plazo. Por la búsqueda de beneficios exorbitantes. Dispuestos a todo para sacar ganancias: ventas en corto abusivas, manipulaciones, invención de instrumentos opacos, titulización de activos, contratos de cobertura de riesgos, hedge funds… La fiebre del provecho fácil se contagió a todo el planeta. Los mercados se sobrecalentaron, alimentados por un exceso de financiación que facilitó el alza de los precios. La globalización condujo la economía mundial a tomar la forma de una economía de papel, virtual, inmaterial. La esfera financiera llegó a representar más de 250 billones de euros, o sea seis veces el montante de la riqueza real mundial. Y de golpe, esa gigantesca «burbuja» reventó. Las intervenciones del Estado –las mayores, en volumen, de la historia económica- demuestran que los mercados no son capaces de regularse por sí mismos. Se han autodestruido por su propia voracidad. Además, se confirma una ley del cinismo neoliberal: se privatizan los beneficios pero se socializan las pérdidas. Se hace pagar a los pobres las excentricidades irracionales de los banqueros, y se les amenaza, en caso de que se nieguen a pagar, con empobrecerlos aún más
Este desastre ocurre en un momento de vacío teórico de las izquierdas. Las cuales no tienen «plan B» para sacar provecho del descalabro. En particular las de Europa, agarrotadas por el choque de la crisis. Cuando sería tiempo de refundación y de audacia. La crisis también parecía poner en evidencia la dificultad de Estados Unidos (USA) para mantener su hegemonía mundial dada la necesidad de coordinar sus políticas de rescate con la Unión Europea, Japón, China y otros países “emergentes”, lo que finalmente derivo en la constitución del G20. En tanto que en marzo de 2009 la comisión Stiglitz de la ONU proponía un cambio en el sistema de reservas internacional basado en Derechos Especiales de Giro que sustituiría al dólar como divisa internacional. También se propuso un Consejo de Coordinación Económica Global ante el otro hecho que se hacía evidente con la crisis: “el mercado no se autorregula”, como ya lo había planteado Polanyi en la inmediata posguerra la idea del “mercado autorregulado” es una ilusión.
¿Cuanto durará la crisis? «Veinte años si tenemos suerte, o menos de diez si las autoridades actúan con mano firme.» vaticinaba el editorialista neoliberal Martin Wolf. Es probable que, como Franklin D. Roosevelt en 1930, el joven Presidente lance un nuevo «New Deal» basado en un neokeynesianismo que confirmará el retorno del Estado en la esfera económica. Y aportará por fin mayor justicia social a los ciudadanos. Se irá hacia un nuevo Bretton Woods. La etapa más salvaje e irracional de la globalización neoliberal habrá terminado.
Casi todos los autores planteaban enormes dificultades para reducir la titulización o financiarización como “nueva” característica del sistema financiero internacional, lo que expresa la nueva correlación de fuerzas y el peso que tienen “los banqueros”, “corredores de bolsa”, gerentes en general podríamos decir de las finanzas el nuevo sistema internacional. La existencia de un régimen de acumulación impulsado por las finanzas. Como decía la Dra Giron ayer, los hedge funds, donde los fondos institucionales tienen un peso importante, se convirtieron en las principales fuentes de financiamiento de deudas soberanas europeas. Los organismos multilaterales dejaron de jugar el papel de prestamistas mundiales y los fondos privados de alto riego sustituyeron a estos organismos, lo que vuelve más difícil su control, pues su inversión sólo tiene como móvil las altas ganancias en el corto plazo por lo que se traslada a cualquier parte del mundo y se invierte en cualquier actividad que pueda generar amplias ganancias, petróleo, alimentos, etc. Incluso el papel más estable que antes tenía las IED hoy como mostró ayer Tsuyoshi también tiene hoy un alto contenido especulativo, dando lugar a fusiones y absorciones que incrementan “la credibilidad” de las empresas y con ello el precio de sus acciones, lo que las convierte también en captadoras de ganancias financieras. El principio de valor para los accionistas y los financieros, determina el número de opciones, la organización interna y la estrategia de las empresas (Boyer, 2005; Ertük et al, 2008.).
Incluso el consumo de los hogares depende en gran medida de la riqueza financiera, lo que les facilita el acceso al crédito, aún cuando se estancan los salarios reales. En este modelo, una austeridad salarial puede implicar un aumento en los beneficios y el aumento de precios de las acciones justifica un auge en el gasto del consumidor . Dando lugar a un régimen de acumulación guiado por las finanzas.
La transformación del capitalismo en los últimos 30 años modifico de manera sustantiva la relación capital/trabajo con la modificación significativa de ambos. En esa transformación ha jugado un papel central y orientador la idea de restablecimiento de un mercado autorregulado impulsado por la ideología neoliberal que se expresó en la desregulación del sistema financiero internacional junto con una política de liberalización comercial, al mismo tiempo se reducía la participación directa del Estado en la economía con un amplísimo proceso de privatizaciones que prácticamente eliminó las empresas paraestatales, lo que cambió significativamente las relaciones de propiedad a favor de los grades capitales buena parte de ellos transnacionalizados.
Hoy sabemos que las declaraciones que hicieron de manera reitera durante 2008 y 2009 acerca de que la crisis financiera actual marcaba el fin del ciclo de políticas neoliberales, no se concretaron. Estas expectativas levantadas al calor de los acontecimientos veía en la intensa intervención estatal el fin del libre mercado. En efecto, en un primer momento con la intervención del Estado, mediante políticas monetarias expansivas, y el salvataje de instituciones financieras que se pensaba “eran tan grandes que no podían caer” se detuvo el desplome de la economía mundial. Pero la etapa más difícil apenas se iniciaba pues una vez evitado el derrumbe se tendría que reordenar el sistema mundial para dar cause a un nuevo tipo de sistema financiero que permitiera el transito de una economía de rentistas a una economía de producción más incluyente, sostenible y democrática, el proceso no se veía fácil ni rápido. Pero la reestructuración no se realizado en este sentido, por lo que cabe esperar que las crisis seguirán apareciendo.
Lo hecho hasta ahora deja en claro que no ha sido suficiente para revertir las causas estructurales de la crisis, misma que no se ha superado a pesar de que se haya reiniciado el crecimiento, pues las bases de éste aún son muy frágiles y el margen de maniobra de los Estados es más reducido. Vale la pena preguntarse de ¿qué manera se tendría que utilizar el gasto público para, no sólo reactivar sino también reorientar el crecimiento? ¿En qué medida la camisa de fuerza en que se han convertido los equilibrios monetarios que sostienen al sistema financiero internacional se han convertido en un obstáculo a esta reconversión?
En un mundo interdependiente y globalizado en donde todas las naciones luchan por obtener mayor competitividad en el mercado mundial y ampliar la base de su acumulación a través de la captura de flujos internacionales de capital, ¿cómo conseguir al mismo tiempo limitar la circulación de estos flujos –en buena medida especulativos— e incidir en su orientación a la esfera productiva? ¿La reforma impulsada por Obama al sistema financiero estadounidense se proponía limitar la “autonomización” del capital financiero? ¿En qué medida estas reformas modificaron la estructura del sistema financiero o sólo estaban destinadas a contener la difusión del riesgo? Finalmente la búsqueda de los equilibrios monetarios macroeconómicos ha limitado la soberanía y restringe las posibilidades de impulso a una competitividad basada en la innovación y no en el manejo monetario –tipo de cambio y tasa de interés—que terminan restringiendo el crecimiento. En los países emergentes la interrogante es si la crisis abre la posibilidad de impulsar políticas más orientadas a la expansión de ramas económicas vinculadas al mercado interno.
Un rapidísimo recuento de las alternativas planteadas durante 2008 y parte de 2009 nos conduce a interrogarnos por qué estas no se aplicaron y finalmente se han impulsado las políticas más conservadoras y excluyentes. Se debatió el nuevo papel que debía jugar el FMI y la mayor presencia de los países emergentes BRIC. Ya el en 2010 acá Samuel Lichtensztejn planteaba la inviabilidad de que algún sistema alternativo que pudiera jugar el papel FMI, ni la CEE, ni EEUU, ni China y apuntaba la dificultad para gestionar a salida de la crisis a nivel mundial. En efecto hoy el papel del FMI se ha reducido, pero no para bien, en la economía mundial pues sin necesidad de su intervención directa se ha gestado lo que Wesley ayer denominó el Consenso de Wall Street ,
Canasta de divisas para reducir la influencia del dólar como: moneda de cambio internacional, moneda de reserva, medida de valor, equivalente general, dinero-crédito, beneficiaria del endeudamiento mundial y de los derechos de señoreaje financiando con el incremento de reservas sus déficit’s Ayer la Dra. Alicia Girón planteaba como el dólar no sólo se ha mantenido como moneda de reserva y comercio internacional, sino también cómo “desplazó al “euro” como posible jugador. La imposibilidad del euro de jugar por lo pronto –corto plazo-- como parte de las divisas internacionales , porque el Banco Europeo no tienen dentro de sus funciones ser de pagador de última instancia, y por tanto no puede cancelar las “deudas soberanas-nacionales”, no contaba con un fondo de cobertura de riesgos, ni para “ayudar a los países miembro”, y además para hacer frente a esta ampliación del uso del euro como divisa mundial.
Así como en los años veinte y treinta del siglo XX las naciones se vieron obligadas a elegir entre proteger las tasas de cambio o a sus ciudadanos elevando a tal punto las tensiones que dieron lugar al surgimiento del fascismo. En la actualidad “el equilibrio de fuerzas” entre las potencias y la lucha dólar/euro, apunta a un “punto muerto” en la reestructuración mundial del sistema financiero, en el corto plazo se opta por salidas conservadoras que no resuelven el problema de fondo pero trasfieren los costos del ajuste a las naciones y a sus ciudadanos (por lo pronto en Grecia, España, Portugal en Alemania e Inglaterra se han iniciado políticas de ajuste para hacer frente a la deuda soberana. La respuesta hasta ahora en Europa a la disyuntiva de proteger al Euro o a los ciudadanos ha sido proteger la tasa de cambio, ante las protestas ciudadanas, la tendencia a la represión y militarización puede acentuarse. Se trata de una salida conservadora.
Hoy se transfiere el costo de la crisis a cada nación: la griega, la española y portuguesa , el Reino Unido lo que ha obligado a que en cada uno de los países se realicen las trasferencias de los costos a sus poblaciones “salvar al euro” a significado reducir los déficit una vez saneados los bancos que siguen obteniendo las mayores ganancias. El resultado es una economía global altamente monopolizada, proceso que acentuó la centralización y concentración de capitales, base de la desigualdad entre las naciones y al interior de las mismas.
“Una secuencia de crisis monetarias ligo a los Balcanes indigentes con los ricos Estados Unidos por medio del sistema internacional de crédito, dispositivo elástico que transmitía las tensiones provocadas por las monedas imperfectamente recuperadas desde Europa Oriental a Europa Occidental, en un primer momento, y desde Europa occidental a Estados Unidos más tarde, todos sufrieron los efectos de la prematura estabilización de las monedas europeas. El desplome final había comenzado”… El primer choque se produjo en el ámbito nacional… la reducción de los recursos monetarios, en economías completamente monetizadas, significaron una dislocación… las diversas capas de la población se veían afectadas de un modo completamente distinto y con frecuencia opuesto: la clase media fue literalmente pauperizada mientras que los tiburones de las finanzas amasaban, por el contrario, fortunas escandalosas (cualquier semejanza con lo que ocurre hoy con el 1% de la población más rica del mundo no es pura coincidencia). Había entrado en escena un factor de incalculable fuerza integrado y desintegradora: La “fuga de capitales”… su papel fatal se hizo patente en el derrocamiento de los gobiernos de la izquierda… y en la formación de un movimiento fascista en Alemania… La moneda se había convertido en el eje de las políticas nacionales... las instituciones se usaron para frenar la vida y el comercio con el fin de mantener un sistema monetario estable”. El ascenso del fascismo se había iniciado. Karl Polanyi. La Gran transformación. Critica del liberalismo económico. Ed. La piqueta, Madrid, España, 1989 P.56-61)
Así como en la década de los veinte se creó el espejismo de que la vuelta al patrón oro restablecería el crecimiento y el equilibrio. Las medidas adoptadas para proteger la moneda tenían la intensión manifiesta de liberalizar el comercio, pero provocaban su estrangulamiento, al igual que hoy. De manera semejante el FMI en las Perspectivas para la economía mundial en julio de 2010 sostenía: “los riesgos a la baja han aumentado drásticamente en medio del resurgimiento de las turbulencias financieras. En este contexto, los nuevos pronósticos dependen de la implementación de políticas orientadas a restablecer la confianza y la estabilidad, particularmente en la zona del euro.
A nivel más general, las medidas de política económica aplicadas por las economías avanzadas deberían centrarse en una consolidación fiscal que inspire confianza, en especial en políticas encaminadas a reforzar las perspectivas de crecimiento a mediano plazo, como las reformas de los sistemas tributarios y de prestaciones. Las medidas fiscales, respaldadas por condiciones monetarias acomodaticias, deberían complementarse con una reforma del sector financiero y reformas estructurales para fortalecer el crecimiento y la competitividad”. En suma volver a las políticas ortodoxas de equilibrio para intentar reestablecer la confianza como camino al crecimiento de mediano plazo, aunque esas medidas son las que contraen en el crecimiento, y como en la década de los veinte del siglo pasado, las políticas restrictivas con una perspectiva conservadora pretenden garantizar el equilibrio y el retorno del libre cambio.
“… el trastorno social que hizo perder la confianza en la estabilidad inherente del medio monetario (hoy diríamos del sistema financiero) también destruyó la ingenua idea de que podía existir una soberanía financiera en una economía interdependiente en sus sistemas de pagos. A partir de ese momento era evidente que las crisis interiores ligadas al sistema financiero se suscitaban y se retroalimentaban de las relaciones comerciales y financieras con el exterior. (Polanky Op cit p.65) No obstante, la criminalización de las migraciones y la búsqueda de chivos expiatorios” como los trabajadores del estado en Estados Unidos, o de los controladores aéreos en España, o el aumento de la población de adultos mayores y el alargamiento de la esperanza de vida para el reajuste de las pensiones, es más o menos evidente que los reajustes conservadores requieren cada vez más el uso de la fuerza. El ajuste del fondo salarial parece llegar a un tope aunque se aumente el endeudamiento de las familias. ¿cuánto más podrá sostenerse esta reestructuración conservadora…? A diferencia de los años treinta y sobre todo de la posguerra, no existe hoy una movilización de los sectores populares organizada y no existe una alternativa socialista que pueda hacer el contrapeso a esta reestructuración conservadora… pero por cuánto tiempo se podrá mantener esta situación…???
Se ha dicho de manera reiterada que la crisis financiera que estallo en 2008 se propagó a nivel mundial por diferentes vías de contagio, como si no fuese producto de un proceso de globalización y liberalización financiera que vinculo a todas las economías creando un “nuevo sistema capitalista mundial” que Gabriel Palma ha definido como el “capitalismo de los rentistas”. Los cambios que vivimos en últimos treinta años además de reconfigurar el capitalismo mundial crearon nuevas formas de subordinación entre los países centrales y los periféricos, cambiando también la dinámica al interior de estos. De tal manera, que la forma que adopta la crisis en cada país esta estrechamente asociada a la manera en que las economías nacionales se insertaron en la economía mundial y su salida también estará determinada por la reconfiguración que asumió el capitalismo en cada país y región.
La transformación del capitalismo en los últimos 30 años modifico de manera sustantiva la relación capital/trabajo con la modificación significativa de ambos. En esa transformación ha jugado un papel central y orientador la idea de restablecimiento de un mercado autorregulado impulsado por la ideología neoliberal que se expresó en la desregulación del sistema financiero internacional junto con una política de liberalización comercial, al mismo tiempo se reducía la participación directa del Estado en la economía con un amplísimo proceso de privatizaciones que prácticamente eliminó las empresas paraestatales, lo que cambió significativamente las relaciones de propiedad a favor de los grades capitales buena parte de ellos transnacionalizados.
La transformación de la planta productiva mundial que se registró desde la década de lo años setenta implicó la destrucción y sustitución de una masa inmensa de valor, convertida en chatarra, por el cambio tecnológico, nuevas instalaciones, maquinas, equipo e infraestructura se han creado, junto a una plétora de nuevos productos hijos de la informática y cibernética y biotecnología cuyos resultados aun no se despliegan del todo. Junto a ello se reorganizó la producción creando redes productivas a nivel mundial, sustituyendo las plantas fondistas de gran escala por la flexibilidad que garantiza la “calidad total” “justo a tiempo” y con diseños especializados para nichos diversos. Esta reconversión se dio de una manera conservadora unida a procesos de centralización y concentración de capitales, transfiriendo el costo de la innovación al mercado laboral, pero sin duda ha sido una vía exitosa desde la perspectiva del gran capital para recuperar una tendencia ascendente de la masa de ganancia y de su tasa pues aunque se ha empleado a menos obreros, la explotación se ha intensificado, incluso con el alargamiento de la jornada de trabajo que ha adquirido la forma de flexibilización laboral o pagando a la fuerza de trabajo por debajo de su valor (anulando las prestaciones sociales).
Si por una parte estas transformaciones implicaban un aumento del capital constante y con ello fortalecían la tendencia decreciente de al tasa de ganancia, los mecanismos y contratendencias también se pusieron en marcha: la desvalorización de la fuerza de trabajo, bajo la forma de trabajo flexible o precario, se aceleraron los procesos de concentración y centralización de capitales, se aceleró la circulación y sobre todo se generaron innovaciones financieras que junto con su liberalización aumentaron de manera significativa el crédito o apalancamiento de todos los agentes económicos. En la producción se aceleraron los ciclos de rotación y obsolescencia pero sobre todo se modificó el capital comprometido en las fases productiva, comercial y financiera.
Como ya planteaba Marx, el sistema de crédito se uso para compensar las cuotas de ganancia, disminuyendo los gastos de circulación, acelerando la circulación misma: “el crédito acelera la velocidad de la metamorfosis de las mercancías y por tanto la velocidad de la circulación… y también de la metamorfosis del capital y por tanto acelera el proceso de reproducción en general”. También constataba, sustituye al dinero-oro, por papel moneda o asientos contables reduciendo el fondo de reserva de bancos y naciones y eleva el riesgo de enormes especulaciones, como la registrada en 1847. “…el crédito permite desdoblar con un mayor intervalo entre sí los actos de compra y venta, sirviendo por tanto de base a la especulación, contrayendo el fondo de reserva… Marx, Karl. El capital, Tomo III, Fondo de Cultura Económica, México, 1974, 9ª reimpresión, p. 414 Marx, Karl. ibidem
“la expansión del crédito permite… la transformación del capitalista realmente en activo en un simple gerente, administrador de capital ajeno y de los propietarios de capital en simples propietarios, en simples capitalistas de dinero. Aun cuando los dividendos que perciben incluyan el interés y el beneficio del empresario, es decir la ganancia total… esta ganancia se percibe como simple remuneración de la propiedad del capital, separada por entero de la función que desempeña en el proceso real de reproducción…” De allí, que sea esta forma de capital-dinero la forma fetichizada de capital por excelencia. “En el capital a interés aparece, por tanto, en toda su desnudez este fetiche automático del valor que se valoriza a si mismo del dinero que alumbra dinero, sin que bajo esta forma se descubra en lo más mínimo las huellas de su nacimiento… Como ocurre con la fuerza de trabajo, el valor de uso del dinero se convierte aquí en fuente de valor, de más valor que el que en el mismo se contiene. El fetichismo del capital y la idea del capital como un fetiche aparecen consumados aquí. En la fórmula D—D’ tenemos la forma más absurda del capital, la inversión y materialización de las relaciones de producción elevadas a la más alta potencia…” op. cit p. 415
A fines de los años setenta se propagó la liberalización financiera, dando lugar a la constitución de verdaderos mercados de capital, como sistemas abiertos donde empresas traban de allegarse “fondos propios” –es decir directamente en la banca internacional o colocando acciones en la bolsa) y posteriormente también los y gobiernos, y las tasas de interés se usaron como precios de mercado para atraer flujos de capital –fruto de la oferta y demanda para los distintos segmentos de capital— este sistema abierto característico del sistema anglosajón “se observan numerosas sociedades cotizadas, una base de accionistas numerosa y dispersa; un mercado de capitales líquido, donde la propiedad y los derechos de control con frecuencia son negociados; claridad y transparencia en los derechos de los accionistas; separación de la propiedad y el control; pocas participaciones cruzadas; un ambiente en el que las ofertas públicas de compra hostiles son frecuentes y un poder bancario débil” Guillén Romo, Héctor. “La crisis financiera de los prestamos subprime” en Comercio Exterior, vol 59, num. 12, México, diciembre, 2009, p.949
A partir de la década de los ochenta este sistema financiero empezó a predominar, como destaca Guillén se trata de un cambio de lógica financiera y de regulación del capitalismo en el que los mercados bursátiles tienden a volverse preponderantes al punto que pueden presionar para impulsar una serie de reformas estructurales e institucionales tendientes a favorecer la negociación de los títulos y la trasferencia del riesgo, lo que condujo a la creación de nuevos productos financieros cada vez más complejos y opacos. También creo una nueva relación entre los bancos y los mercados financieros, sobre todo a partir de la titularización o titulización (como la traduce el FMI la palabra securitization) que consiste en volver activo un pasivo, convierte un préstamo de largo plazo, ilíquido, en un activo suscrito por agente o empresa financiera o banco, transformándolo en producto financiero que puede negociarse en el mercado
Las empresas también pasaron a ser parte de los activos financieros: sus acciones se subastan, se crean, compran, venden, fusionan, son absorbidas o adquiridas a partir de decisiones bursátiles que solo consideran la rentabilidad, casi siempre de corto plazo y el beneficio para los accionistas, es así como la lógica bursátil, financiera termina subordinando a la lógica productiva, de la que no se desliga totalmente, pero si se autonomiza. Las ganancias se orientan más a la compra de acciones y bonos de alta rentabilidad que al incremento de la productividad, en lugar de que el sistema financiero sirvan a la economía, la economía sirve al sistema financiero. Para las empresas resulta indispensable reducir sus costos de operación lo que se ha traducido en un ataque al salario y a las relaciones laborales, al volverse la masa de ingresos insuficiente para absorber la producción fue compensada con la generalización del crédito, el crédito al consumo permitió mantener la desconexión entre salarios-ingresos-consumo.