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SALMO DE LA PALABRA. Amo la vida, Señor del alba. Quiero vivir. Busco la vida y se me hace extraña en el camino. Sigo mis pasos huyendo de la muerte y en mi éxodo, sin palabras, todo se hace peregrino. Busco una palabra nueva, que despierte el corazón
E N D
SALMO DE LA PALABRA
Amo la vida, Señor del alba. Quiero vivir. Busco la vida y se me hace extraña en el camino. Sigo mis pasos huyendo de la muerte y en mi éxodo, sin palabras, todo se hace peregrino. Busco una palabra nueva, que despierte el corazón que ya no oye, que está sordo y duro de los ruidos. Haz sendero conmigo, caminante solitario, y abrasa mi corazón mientras me hablas como amigo.
TU PALABRA ES FUERZA QUE DENUNCIA LA INJUSTICIA TU PALABRA ES FUERZA QUE DENUNCIA LA INJUSTICIA
TU PALABRA ES ANUNCIO DE LA UTOPÍA AÚN NO CONSEGUIDA TU PALABRA ES ANUNCIO DE LA UTOPÍA AÚN NO CONSEGUIDA
TU PALABRA ES MANO DE CAPESINO SEMBRANDO TRIGO TU PALABRA ES MANO DE CAPESINO SEMBRANDO TRIGO
Aquí estoy, Señor del alba, como surco abierto con el corazón virgen y con sed de hijos. Aquí estoy acogiendo tu semilla entre mis manos que quieren florecer con sencillez de gorrioncillo; que quieren ser instrumento de paz y bien, de esperanza, comprensión y ríos de cariño. Aquí estoy, Señor del alba, hecho vereda, asfixiado por las zarzas y las rocas. Hecho grito. Aquí estoy amenazado por los pájaros y soles que agostan mi trigal, ¡pobre trigal!, aún no nacido. Yo quiero ser tierra buena de tu Palabra que acoja en el corazón lo no entendido. Señor del alba, despierta mi fe, anima mis pasos, haz de mi vida un proyecto tendido al corazón de los hombres que viven solos y el odio como víbora les ha mordido. Señor del alba, despierta mi esperanza que yo quiero comenzar de nuevo cada día, aunque esté rendido. Señor del alba, aviva la caridad en mis entrañas para que sea samaritano de corazón compasivo.
Queremos hacer de tu Palabra un proyecto; de tu persona y programa de vida, un camino. Queremos acoger tu plan para nuestra vida y descubrir la voluntad del Padre que dé sentido a nuestra vida sin razones de vivir, sin la Razón que sólo tu presencia es capaz de darle ritmo. Queremos ser nuevo Israel que escuche: que sienta que nuestra vida sin tu amor es un gemido, que te busque como el ciervo busca fuentes donde apagar tu sed de un infinito. Queremos amarte, Señor del alba, amarte con todo el corazón en piña unido; ser tuyos como es la playa de la ola y dejarnos en tus aguas ser llevados y traídos. Queremos amarte, Señor del alba, amarte con todas las fuerzas, sin poderes que dominen, sólo con el poder, -¡tu mandato!-, del servicio. Adaptación de E. Mazariegos en “Salmos del Alba”.CVS. 1986