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El Adventista y …. El ecumenismo La política La Libertad religiosa Los católicos La discriminación El proselitismo Los derechos humanos. Discriminación. “Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas” ( Sant . 2: 1).
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El Adventista y … El ecumenismo La política La Libertad religiosa Los católicos La discriminación El proselitismo Los derechos humanos
Discriminación • “Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas” (Sant. 2: 1). • Uno de los cambios más difíciles que debemos hacer es abandonar el prejuicio que alimenta la discriminación. La discriminación se convierte en el dedo del enemigo cuando el pueblo de Dios lo usa para señalar a alguien.
El primer indicio de discriminación • “Hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, que las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribución diaria” (Hech. 6: 1). • Ese fue, probablemente, el primer indicio, aunque no el último, de discriminación dentro de la iglesia primitiva. Un día, Pedro estaba sentado a la mesa con cristianos de origen pagano.
El primer indicio de discriminación • Los de Jerusalén estaban allí, y el gran apóstol tuvo miedo de que lo vieran comiendo con cristianos no judíos. Al actuar sobre la base de este temor, legitimó la discriminación tradicional entre judíos y paganos en la iglesia cristiana, y se abrió la puerta para una mayor discriminación. • Pablo reaccionó enérgicamente contra esta conducta. En su carta a los Gálatas, escribió: “Pero cuando Pedro vino a Antioquía, lo reprendí cara a cara, porque era de condenar” (Gál. 2: 11).
El primer indicio de discriminación • Los de Jerusalén estaban allí, y el gran apóstol tuvo miedo de que lo vieran comiendo con cristianos no judíos. Al actuar sobre la base de este temor, legitimó la discriminación tradicional entre judíos y paganos en la iglesia cristiana, y se abrió la puerta para una mayor discriminación. • Pablo reaccionó enérgicamente contra esta conducta. En su carta a los Gálatas, escribió: “Pero cuando Pedro vino a Antioquía, lo reprendí cara a cara, porque era de condenar” (Gál. 2: 11).
Jesús se opuso a la tradición discriminatoria • Jesús era muy diferente: habló con la mujer samaritana que había tenido varios maridos, comió con los publicanos, ayudó a las prostitutas, pasó tiempo con los niños, contó la parábola del buen samaritano, sanó a la hija del centurión romano y actuó contra las tradiciones discriminatorias y la cultura de su tiempo.
Jesús se opuso a la tradición discriminatoria • Los valores asignados a la gente por causa de su raza, idioma o cultura son hechos por el hombre. • “¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que lo aman? Pero vosotros habéis afrentado al pobre” (Sant. 2: 5, 6). Este es un mensaje profético.
Jesús se opuso a la tradición discriminatoria • Nos señala el reino de Dios, donde ya no existirá la discriminación. Ayuda al pueblo de Dios a ser testigos del reino al negarse a tratar a las personas de acuerdo con su apariencia exterior. • Nuestros pioneros se oponían enérgicamente a la discriminación social. Elena G. de White fue muy explícita respecto a la injusticia social y al racismo.
¿Por qué nos oponemos a la discriminación con tanta timidez? • Nos parece que a veces es más fácil seguir la corriente de la sociedad con respecto a lo que se tolera. • Somos seres humanos, y en muchas ocasiones sencillamente nos falta valor. Se necesita tener agallas para oponerse a la maldad, especialmente cuando la cultura o el estado la defiende o promueve.
¿Por qué nos oponemos a la discriminación con tanta timidez? • Un pueblo profético tiene que ser un pueblo valiente, lo suficiente como para decir “no” cuando la mayoría dice “sí”. • Hay una cita de Elena G. de White que resulta desafiante e inspiradora: “El permanecer de pie en defensa de la verdad y la justicia cuando la mayoría nos abandone, el pelear las batallas del Señor cuando los campeones sean pocos, esta será nuestra prueba”.
¿Por qué nos oponemos a la discriminación con tanta timidez? • No debemos permitir que un título o un cargo dicten nuestra manera de relacionarnos con los demás. Debemos mirar a cada uno de la manera en que Cristo nos mira a nosotros. Todos somos hermanos y hermanas en Cristo; todos somos el pueblo de Dios.