E N D
“ No se aflijan por nada, sino díganle siempre todo a Dios en oración; Pídanle y denle gracias también. Entonces Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre pueda entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos en unión con Cristo Jesús” (Fil. 4:6-7).
El remedio esencial para las preocupaciones es la oración, por las siguientes razones: 1.- Mediante la oración se renueva la confianza en la fidelidad del Señor al echar toda ansiedad y preocupación sobre Él, que cuida de sus hijos. (Mt. 6:25-34); y en 1ª. P 5:7 encontramos lo siguiente: “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” 2.- La paz de Dios viene a guardar el corazón y la mente de sus hijos como resultado de la comunión que tenemos con Jesucristo (Fil. 3:15). “Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís; esto también os lo revelará Dios
3.- Dios nos fortalece para hacer todo lo que Él quiere que nosotros hagamos (Fil 4:13) “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” 3.- Dios nos fortalece para hacer todo lo que Él quiere que nosotros hagamos (Fil 4:13) “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”
4.- Los creyentes recibimos misericordia, gracia y ayuda en la hora de necesidad (Heb. 4:16). “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” 5.- Estamos seguros de que Dios obra en todo para beneficio nuestro.
La paz de Dios: Cuando los creyentes clamamos a Dios con un corazón que permanece en Cristo y en su Palabra ( Jn. 15:7), “Si permanecéis en mi, y mis palabras permanecen vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”, entonces la paz de Dios inunda su alma afligida. 1.- Esa paz es una tranquilidad interior que mantiene el Espíritu Santo (Ro. 8:15-16) “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción por el cual clamamos ; ¡Abba, Padre! Eso implica una firme convicción de que Jesucristo está cerca y de que el amor de Dios actuará en la vida del creyente para bien (Ro. 8:28,32). “ Y sabemos que los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, a los que conforme a su propósito son llamados”
2.- Cuando se presentan las ansiedades delante de Dios en oración, esa paz guardará la puerta del corazón y de la mente, para impedir que las angustias perturben la vida y debiliten la esperanza en Cristo (Is. 26: 3-4; 12:1-7; Ro. 8:35-39; 1aP. 5:7). ¿Quién nos separará del amor de Cristo?¿Tribulación o angustia o persecución o hambre o desnudez, o peligro, o espada?
Como está escrito: por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas del matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. 3.- Si vuelven el temor y la ansiedad, la oración, la petición y la acción de gracias, pondrán de nuevo al los creyentes bajo la paz de Dios que guarda el corazón. Así volveremos a sentirnos seguros y gozosos en el Señor (v. 4). “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo ¡Regocijaos”