110 likes | 339 Views
T á ntalo. Tántalo, hijo de Zeus y rey de Frigia, era padre de Pélope. Tántalo invitó a los dioses a un gran banquete en su palacio. Todos los inmortales comparecieron, pero no imaginaban las malas intenciones de Tántalo , a pesar de las innumerables faltas por él cometidas.
E N D
Tántalo Tántalo, hijo de Zeus y rey de Frigia, era padre de Pélope.
Tántalo invitó a los dioses a un gran banquete en su palacio. Todos los inmortales comparecieron, pero no imaginaban las malas intenciones de Tántalo , a pesar de las innumerables faltas por él cometidas.
Una vez había revelado a sus amigos mortales conversaciones que eran del exclusivo interés de los dioses. En otra ocasión, robó néctar y ambrosía para deleitar a sus concubinas. Y en cuanto al perro de Zeus, que le había pedido prestado a Hermes, Tántalo no se molestaba en devolverlo.
Apetitosas y humeantes, las fuentes de vituallas atravesaban el salón en todas direcciones. Criados engalanados colocaban en los platos de los divinos comensales enormes porciones de carne rosada. No se daban cuenta de que, involuntariamente, se hacían cómplices de un crimen.
Se percibía sin embargo, una atmósfera sospechosa. La mirada de Tántalo revelaba intenciones malvadas. Los inmortales contemplaban sus platos sin moverse. Sólo Démeter, sin darse cuenta de nada, se sirvió una porción con un gesto delicado. Pero al probar el alimento se dio cuenta de que era carne humana: la de un omoplato.
Los dioses se levantaron indignados. Era la última broma de Tántalo. Broma cruel además: el cuerpo servido en el banquete era el de Pélope, hijo del rey.Era un crimen digno de las furia implacable de las Erinias.
No solo era un desafío a la paciencia y la sabiduría de los inmortales: era un homicidio y un terrible sacrilegio. Castigo: el Tártaro.
Para Tántalo, el infierno es un inmenso lago rodeado de árboles. Su suplicio consistia en un hambre y una sed eternos.
Rodeado de árboles cargados de frutas, no puede aplacar su hambre, pues las ramas se le escapan de las manos.
Y sumergido en agua hasta el cuello, no podia beber porque el líquido retrocedía cada vez que intentava meter en él la boca.
En cuanto a Pélope, los dioses lo resucitaron haciéndolo aún más bello y sustituyendo el hombro ingerido por otro de marfil.