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PORTA FIDEI. en preguntas y respuestas. ¿QUÉ SIGNIFICA PORTA FIDEI?. ES UNA EXPRESIÓN LATINA QUE SIGNIFICA “PUERTA DE LA FE” Y ESTÁ TOMADA DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES 14,27, QUE DICE:
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PORTA FIDEI en preguntas y respuestas
¿QUÉ SIGNIFICA PORTA FIDEI? ES UNA EXPRESIÓN LATINA QUE SIGNIFICA “PUERTA DE LA FE” Y ESTÁ TOMADA DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES 14,27, QUE DICE: “PABLO Y BERNABÉ A SU LLEGADA REUNIERON A LA IGLESIA Y SE PUSIERON A CONTAR TODO CUANTO DIOS HABÍA HECHO JUNTAMENTE CON ELLOS Y CÓMO HABÍA ABIERTO A LOS GENTILES LA PUERTA DE LA FE”
¿Por qué se habla de la fe comparándola con un una puerta? Se utiliza la imagen de la puerta para describir lo que es la fe por cuanto una puerta es una abertura que nos permite ingresar a algún lugar. En el caso de la puerta de la fe, al atravesarla, nos “introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia”. Esta puerta está siempre abierta para nosotros.
¿Cómo se cruza la puerta de la fe? Cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Con esto se nos dice que creer –atravesar la puerta de la fe- implica aceptar la Palabra de Dios y dejarse cambiar por ella en el corazón. Gracia de vivir en la Trinidad y que la Trinidad habite en nosotros…
¿Y qué pasa cuando cruzamos la puerta? Se emprende un camino que dura toda la vida. Comenzamos con el bautismo, con el que llamamos a Dios como Padre, y terminamos con el paso de la muerte a la vida eterna, con la unción de los enfermos. Sacramentos… O Sea que la fe no es algo de un momento sino un camino de toda la vida; es una forma de caminar por la vida teniendo como meta la eternidad, la resurrección… ¿vivimos así?
Los hombres de hoy, ¿buscan cruzar esta puerta de la fe y emprender este camino? La verdad es que “hoy no parece que sea así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una crisis profunda de fe que afecta a muchas personas.
¿Y qué tenemos que hacer ante esta crisis de fe? En primer lugar “redescubrir nosotros el camino de la fe para poder iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo”. Ser discípulos y misioneros… hacer la experiencia de “estar” con Jesús y esa alegría, esa experiencia, comunicarla. En segundo lugar “no podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta. Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente. Debemos descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos de la Palabra de Dios, transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la vida ofrecido como sustento a todos los que son sus discípulos” Vivencias de nuestra fe Trinitaria y Eclesial, en nuestros ambientes familiares, laborales, eclesiales, en nuestra misión… y comunicarla!
¿Es por eso que se convoca entonces a un Año de la Fe? Si, en primer lugar es por esto. Y también, porque están de aniversario dos acontecimientos muy importantes para la fe de la Iglesia y que se deben celebrar. 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II. 20 aniversario del Catecismo de la Iglesia Católica.
¿Cuándo comienza y cuándo termina este Año de la Fe? + Comenzará el 11 de octubre de 2012, en el cincuentenario de la apertura del Concilio. + Terminará en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el 24 de noviembre de 2013. ** Cuando comience el Año de la Fe ya se estará realizando, en la Basílica de San Pedro, el Sínodo de los Obispos (7 al 28 de octubre) con el tema: “La Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana”.
¿Es por algo especial que el Año de la Fe comenzará con el 50º del Concilio Vaticano II? Sí, pues “puede ser una ocasión propicia para comprender que los textos dejados en herencia por los Padres conciliares, según las palabras del beato Juan Pablo II “no pierden su valor ni su esplendor”. Dice el Papa Benedicto XVI, “siento más que nunca el deber de indicar el Concilio como la gran gracia de la que la Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX. Con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza”.
¿Hubo algún otro año de la fe? Si, el Siervo de Dios Pablo VI, proclamó uno parecido en 1967, para conmemorar el martirio de los apóstoles Pedro y Pablo en el décimo noveno centenario de su supremo testimonio.
Además de redescubrir los documentos del C.V.II ¿a qué se nos invita? A la conversión. A la Nueva Evangelización: para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. A reflexionar nuestra fe: para ayudar a todos los creyentes a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa. A confesar públicamente nuestra fe en el Señor Resucitado. A renovarse personalmente en la propia fe. A celebrar en la Eucaristía nuestra fe. A reflexionar sobre el mismo acto de creer. Intensificar la caridad… unir fe y caridad.
¿A que hace referencia el Papa cuando distingue el acto de fe y los contenidos de fe? La fe implica estas dos dimensiones: el acto de creer, o sea el acto con el que decidimos entregarnos totalmente y con plena libertad a Dios; y los contenidos en los que creemos. Existe una profunda unidad entre ambos aspectos. El apóstol Pablo nos ayuda a entrar dentro de esta realidad cuando escribe: “con el corazón se cree y con los labios se profesa” (Rm 10,10).
¿El conocimiento de los contenidos de la fe es importante para el que cree? Es esencial para poder entender lo que se cree, para poder dar razones de nuestra fe. El conocimiento de la fe introduce en la totalidad del misterio salvífico revelado por Dios.
¿Y dónde puedo encontrar una presentación completa de los contenidos de la fe? En el Catecismo de la Iglesia Católica. Es uno de los frutos más importantes del Concilio Vaticano II. Al respecto escribía el beato Juan Pablo II: “Este Catecismo es una contribución importantísima a la obra de la renovación de la vida eclesial… lo declaro como regla segura para la enseñanza de la fe y como instrumento válido y legítimo al servicio de la comunión eclesial”.
¿Y el testimonio de los creyentes a lo largo de la historia de la Iglesia nos puede ayudar? ¿Quién te ha enseñado tu fe? El testimonio de la vida de fe de María: como fiel oyente y obediente receptora de la Palabra de Dios. La fe de los Apóstoles, quienes dejaron todo para seguir al Señor y sin temor alguno anunciaron a todos la alegría de la resurrección, de la que fueron fieles testigos. La fe de los primeros discípulos que formaron la primera comunidad reunida en torno a la enseñanza de los apóstoles. La fe de los mártires quienes entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio. La fe de hombres y mujeres que han consagrado su vida a Cristo. La fe de muchos cristianos que han promovido acciones en el espíritu de las bienaventuranzas. La fe de hombres y mujeres de toda edad, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida. Ej: profesor, abuelos…
¿Qué relación tiene la fe con la caridad? La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe puede caer en el activismo, en la doble intención, en la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente. Gracias a la fe podemos reconocer en quienes piden nuestro amor y ayuda, el rostro del Señor resucitado.
¿Qué relación tiene la fe con la esperanza, con el futuro? Sostenidos por la fe, miramos con esperanza “un cielo nuevo y una tierra nueva en donde habite la justicia”; la fe nos permite esperar con confianza en el Amor de Dios. La fe es esperanza, es confianza, es Fe Práctica en la Divina Providencia.
Por último: ¿alguna última recomendación nos hace el Santo Padre? Sí, como el apóstol Pablo, llegados sus últimos días, pidió al discípulo Timoteo que buscara la fe con la misma constancia de cuando era niño. Escuchemos esta invitación como dirigida a cada uno de nosotros, para que nadie se quede fuera de esta renovación de la fe. La fe es una compañera de vida que nos permite distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas que Dios hace por nosotros, tratando de percibir los signos de los tiempos en la historia actual. Por último, confiemos a la Madre de Dios, proclamada bienaventurada porque ha creído, este tiempo de gracia.
REFLEXIÓN • ¿Qué es la fe para mí? • ¿Cómo es mi fe? • ¿Cómo está mi participación en los sacramentos, lectura de la Biblia…? • En dónde mi fe tiene que crecer y en dónde considero que está bien? • ¿Cómo está mi fe Trinitaria y Eclesial? ¿dónde tengo que crecer? (Texto elaborado por un Pbro.de la Diócesis de Mar del Plata)