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H. Basilio Rueda Guzmán, Testimonios sobre la Fidelidad en la Circular del 8 de septiembre de 1984 Serie meditativa 07 cepam.
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H. Basilio Rueda Guzmán, Testimonios sobre la Fidelidad en la Circular del 8 de septiembre de 1984 Serie meditativa 07 cepam
«Una de las obediencias más costosas que recibí fue la designación de provincial. Me consideré incapaz de expresar reticencias o resistencia por mi parte. Un día, abatido por las dificultades, fui con un ex-Provincial, quien me dijo: “No se apure tanto, al fin y al cabo, la obra que se le ha confiado, es la obra de Dios; cuanto no logre realizar, confiéselo a Dios: él es el Patrón”.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 290)
«Para mí “los cambios” sirvieron para fortalecer mi vocación, pues, me obligaban a realizar un desprendimiento en diversos aspectos, por ejemplo el de las amistades.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 294)
«Un obispo, al que habíamos albergado en casa, me invitó reiteradamente a que abandonase el Instituto. Prometió ordenarme sacerdote y encargarme la dirección de su colegio diocesano. Otros obispos me hicieron proposiciones semejantes.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 298)
«He sufrido mucho. Algunas veces me he preguntado si Dios me quería para la vida religiosa. ¡Fueron tantas las incomprensiones que tuve que afrontar! Ahora puedo decir, a cuantos son víctimas de las dificultades de este orden: “No se os ocurra pensar nunca en comprometer la perseverancia, frente a las circunstancias de tiempo, de lugar o de personas; todo esto pasa; Dios permanece”.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 299)
«Creo haber sido frecuentemente víctima de la envidia, seguida a ciertos éxitos apostólicos. Se me acusó de todo lo imaginable, sirviéndose frecuentemente de eufemismos, pero otras veces, hablando claramente de homosexualidad. Lo peor fue que las acusaciones eran anónimas y otras procedían del Hermano Director en persona. Mi primera reacción fue la de elevar un recurso a Roma, pero luego, pensándolo mejor, decidí sufrir en silencio.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 301)
«“Virgen Santísima, mi buena Madre, tú me has pedido con frecuencia, andar por el camino de las incomprensiones, camino en el que se es harto poco apreciado; a veces, acusado falsamente, incluso, calumniado. Así, Madre, me has ido, poco a poco, desasiendo de las criaturas, de los éxitos vanos, del amor al mundo, para conducirme hacia la oración, el silencio, el sacrificio, la confianza, la entrega total en tus manos”.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 302)
«Mi primera profesión fue definitiva. ¡Qué gozo sentí al pensar en el apostolado que me aguarda! Nunca estuve abatido y la vida comunitaria me ayudó muchísimo en mi vocación. Durante tres años de guerra, viví inmerso en un ambiente frívolo, pero ni por un instante descuidé la fidelidad a la vocación. Cuando cursé estudios universitarios, me encontraba bastante inmunizado contra los riesgos normales, tras los mencionados años de guerra» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 317)
«Por una imprudencia y una excesiva confianza en los hombres, comprometí a la Provincia, en cuestiones económicas. No veía solución alguna. Estaba angustiado. Recurrí a la plegaria. Expuse la situación por escrito al Consejo provincial y supieron comprenderme. El Hermano Superior General me escuchó. Lloré mucho, secó mis lágrimas y me amó como el padre del hijo pródigo. Si hay tanto amor en el corazón del hombre, ¿qué no habrá en el corazón de Dios?» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 326)
«Después de varios años de marista, pensé en ordenarme sacerdote. Me encontraba perplejo. Un día, profundamente recogido, me hice esta consideración: “He oído decir que Dios, por lo general, no da más que una vocación. A mí me ha dado la vocación marista. La vocación tardía de sacerdote, me la doy yo”. Este rayo de luz, que penetró en mi espíritu, me hizo llorar, quizá de gozo y le dije al Señor y a María: “Jamás abandonaré la vocación marista”.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 327)
«Cada vez veo mejor que perseverar, ser fiel, no significa simplemente permanecer en la Congregación. Es mucho más que eso. Es crecer en la unión con Dios, en el sentido de Dios, en el amor a los otros no-posesivo, en la pureza de corazón, en el celo apostólico; es ofrecer un testimonio de vida, entregada a Dios, de modo equilibrado y convencido, olvidándose de sí mismo, pero explotando a fondo todas las capacidades.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 334)
Ellos han vivido esas experiencias en su relación con el tema de la Fidelidad… ¿Y cuál sería tu testimonio personal sobre tu Fidelidad a Dios?