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Poemas para ti. GABRIEL CELAYA. “Da miedo ser poeta; da miedo ser un hombre consciente del lamento que exhala cuanto existe. Da miedo decir alto lo que el mundo silencia. Pero sé que es necesario... sé que soy responsable de todo lo que siento y en mí se hace palabra.”. PABLO NERUDA.
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Poemas para ti
GABRIEL CELAYA “Da miedo ser poeta; da miedo ser un hombre consciente del lamento que exhala cuanto existe. Da miedo decir alto lo que el mundo silencia. Pero sé que es necesario... sé que soy responsable de todo lo que siento y en mí se hace palabra.”
PABLO NERUDA “ El poeta nace de la paz como el pan nace de la harina ”
EN UN PAÍS EXTRAÑO. Miradas que interrogan sobre su presente y su futuro… ojos que te cuentan lo lejos que dejaron su mundo… manos extendidas pidiendo comprensión… esperanzas que sobreviven a veces en soledad mientras tú exiges el último modelo de unas famosas zapatillas deportivas que tienen un precio prohibitivo y que, seguramente, se saldrán del presupuesto familiar.
NADA ES LO MISMO Las flores no son las mismas, ni las calles, ni las nubes ni las piedras ni los parques ni las sonrisas de nadie. Una mirada perdida se cuela entre los escombros mientras su infancia truncada graba sonidos de tanques y de balas disparadas desde el odio y el absurdo. Mil corazones pequeños estallan en mil sollozos, “¡No me llores más mi niño,” quisiera decir su madre, “todo ha sido un mal sueño y pronto despertarás!” Mas la luna ya no brilla en la noche tan oscura y el silencio ya no existe y los niños ya no sueñan.
UNA VIDA LARGA Su pelo blanco y su andar pausado acompañan a una piel en la que el tiempo ha dejado las huellas a su paso. Me cuenta su historia a través del espejo de su vida y aparecen en ella recuerdos dormidos, luchas ganadas en medio de duras batallas, amigos junto a los que ha caminado a veces rendido y sueños que en ocasiones, sólo en ocasiones, se han visto cumplidos. Su pelo blanco y su andar pausado, sus arrugas, su sonrisa y a veces su cansancio me hablan de muchos… muchos años; sin embargo, el brillo de sus ojos, y la esperanza en su mirada me dicen sin palabras que sus ilusiones siguen vivas, que sus sueños viajan junto a él, sin cansarse, como si aún no hubiera cumplido veinte años.
DESDE TU HOGAR. Tu colchón y tus mantas son grandes cartones que hasta ayer protegían fantásticas lavadoras o caros frigoríficos. Tu hogar, desde hace mucho, un umbral con goteras en invierno y donde las calurosas noches del estío te traen recuerdos y soledad. Dos perros te acompañan y sienten el miedo contigo cuando ven que alguna gente te mira “con rabia o con asco”. Nunca llegarás a comprender por qué hay personas a las que les molesta una simple mendiga, si a ti no te importa -aunque sí envidias- que la mayoría de los que te rodean tengan un hogar... un hogar que a tí te ha negado la vida.
VÍSPERA DE NOCHEBUENA. Llega la Navidad y tu piel oscura - casi todos diríamos negra- contrasta con el gorro de Papá Noel y con tu chándal viejo y raído. Sorteas los coches corriendo con ejemplares de La Farola en tu mano. Algunos los compramos y así acallamos un poco la conciencia para que cuando mañana estemos tomando gambas y jamón ibérico no tengamos que acordarnos de que tú , seguramente, seguirás vendiendo La Farola porque no celebrarás ninguna cena especial de Nochebuena.
SOLEDAD. Puede que ella también pensara que nunca le dolerían las piernas… es posible que antaño creyera que jamás se encontraría sola cuando llegara una fiesta… quizás nunca consideró que la entristecería tanto el escuchar una vieja canción… Puede que ella también pensara alguna vez, igual que tú lo piensas ahora, que nunca sería vieja, que nunca estaría sola, que nunca cumpliría ochenta años, que su juventud sería eterna… Es posible que creyera que jamás su casa estaría llena de silencio un domingo, un martes, un viernes o un sábado.
SÓLO FUE UNA ILUSIÓN Tu ilusión era volar a una tierra de esperanza donde el hambre no existiera, donde poder trabajar. Atrás dejabas tus sueños, tu familia, tus amigos y un puñado de recuerdos que anidaron en tu alma cuando eras sólo un niño. “¡No me importa no dormir, pasar hambre o tener frío -pensabas cuando las olas te envolvían o salpicaban- cuando termine el viaje llegaré a mi paraíso”. Pero nadie te vio bajar de esa vieja patera, te quedaste entre las olas sin cumplir ningún deseo y sólo empezando a soñar. Otros tuvieron más suerte y sí pudieron llegar pero aún siguen buscando aquel paraíso esperado que en sueños llegaron a amar.
UN CUENTO PARA LA ESPERANZA Querría contarte un cuento como cuando eras pequeño pero no podría decirte que existen las hadas o que un príncipe vuela raudo y veloz en un caballo blanco buscando tras las montañas a su amada...
Ya has vivido algunos años y te enteras, casi a diario, porque la televisión lo dice todo, que hay cientos de muertos en la guerra, que mucha gente pasa hambre, que hay niños que no pueden ir a la escuela y que otros no tan niños queman a mendigas solo para divertirse.
Me gustaría poder contarte un cuento sobre las hadas y los príncipes y sobre bosques encantados y decirte que todas esas noticias son falsas, que nada de lo que escuchas a diario está sucediendo…
Pero tú sabrías que no es cierto, y que todo eso sólo sería un cuento…
Sin embargo no te miento si te digo que hay muchas personas que obsequian a la humanidad con parte de su tiempo, que se olvidan de sus vacaciones para hacer que otros salgan por unos días de su propio infierno, que regalan sonrisas vestidos de payasos, a niños que viven en medio de la guerra,
que se ponen sus batas blancas lejos de hospitales modernos
O que dedican algunos ratos a alegrar los minutos de cualquier anciano que espera su visita una tarde cualquiera.
Gracias a ellos puedo contarte un cuento de esperanza, un cuento que no es de pan y pimiento sino de corazones solidarios a los que no les importa regalar algo que no se compra: su preciado y valioso tiempo.