PASTORAL FAMILIAR

1. PASTORAL FAMILIAR MISTERIO DEL MATRIMONIO Y LA FAMILIA

2. PASTORAL FAMILIAR El matrimonio, es un sacramento que se toma de forma voluntaria y libre para siempre, en el que se establece una alianza, donde se comparte el ser, el tener y el quehacer de toda la vida de dos personas. Si no contemplamos el misterio del Hombre, el Matrimonio y la Familia difícilmente podemos entender las razones de la Iglesia del por que de las cosas.

3. EL HOMBRE El hombre es creado a imagen de Dios, y Dios mismo es amor. Por este motivo, la vocación al amor es lo que hace del hombre auténtica imagen de Dios. Se hace semejante a Dios en la medida en que se convierte en alguien que ama.

4. EL HOMBRE De este lazo fundamental entre Dios y el hombre se deriva otro: el lazo indisoluble entre espíritu y cuerpo. El hombre es, de hecho, alma que se expresa en el cuerpo y cuerpo que es vivificado por un espíritu inmortal. Del mismo modo, la sexualidad humana no está al lado de nuestro ser persona, sino que le pertenece.

5. EL MATRIMONIO Dejara el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre. Mateo 19,5-6. El matrimonio, como institución, tiene una exigencia intrínseca del pacto de amor conyugal y de la profundidad de la persona humana. Es una Alianza. El «sí» personal y recíprocode los cónyuges abre un camino de fidelidad y responsabilidad de la vida futura.

6. EL MATRIMONIO En el Antiguo Testamento el matrimonio se compara con la alianza de Dios y su pueblo Israel, en donde Dios ama su pueblo y establece una alianza como en el matrimonio. El acercamiento de Dios a su pueblo es presentado con el lenguaje del amor conyugal, mientras que la infidelidad de Israel, su idolatría, es designada como adulterio y prostitución. La verdad del matrimonio ha encontrado aplicación en la historia de la salvación, en cuyo centro está la palabra: «Dios ama a su pueblo»

7. EL MATRIMONIO Así como la Iglesia está sumisa a Cristo, así también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo…. Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer se ama a sí mismo. Efesios 5,24 y 28 En el Nuevo Testamento la unión de los cónyuges en el matrimonio se compara con Cristo y la Iglesia. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Efesios 5, 25.

8. EL MATRIMONIO EL ACTO SEXUALDios ha querido que el acto sexual sirva para que la pareja casada renueve su alianza matrimonial. En esta unión corporal, los esposos reafirman las promesas originales de su amor matrimonial, la decisión de aceptarse mutuamente en lo bueno y en lo malo, y de permanecer unidos hasta la muerte. (Gaudium et Spes, 50)

9. LA FAMILIA La Sagrada Familia, es morada de entrega y amor mutuo, morada de humildad y, sobre todo, morada en la que se participa del modo más humanamente posible de la Vida Trinitaria. Dios eligió al hacerse Niño entre nosotros, una morada lo más parecida posible a su Divina Comunión Trinitaria.

10. LA FAMILIA El "Nosotros" divino constituye el modelo eterno del "nosotros" humano", entonces el "nosotros" humano familiar es icono de la Trinidad. El modelo originario de la familia, hay que buscarlo en Dios mismo, en el misterio trinitario de su vida. La familia es también el lugar que mejor nos puede ayudar a comprender la Trinidad.

11. LA FAMILIA En la tierra la Familia de Narzareth representa la misma Trinidad con Jesús, Maria y José en donde reinaba el amor y la unidad. La Trinidad en el cielo es, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Tres en uno, donde hay amor y unidad. Una sola persona en tres. Nuestras familias deben representar la trinidad, en donde el padre y madre reflejan al Dios Padre, los hijos a Jesús y el amor entre ellos el Espíritu Santo.

12. LA FAMILIA La familia hace que, así como en la Trinidad cada persona ama con un mismo dinamismo a las otras dos, el amor del padre a la madre incluya el amor del hijo, el amor de la madre al esposo incluya el amor del hijo y el amor del hijo por el padre o la madre incluya el amor por el otro progenitor. En las personas de la familia y de la trinidad, el amor a uno incluye el amor hacia el otro.

13. LA FAMILIA La Trinidad es el modelo de toda comunidad humana, desde la más sencilla y elemental, que es la familia, hasta la Iglesia universal. El amor crea la unidad en la diversidad: unidad de intenciones, de pensamiento, de voluntad; diversidad de sujetos, de características y, en el ámbito humano, de sexo. El Dios de la revelación cristiana es uno y trino porque es comunión de amor.

14. LA FAMILIA A las familias la Iglesia, las apoya y las acompaña, dándoles un sentido ha su futuro con Cristo. La edificación de cada una de las familias cristianas se enmarca en el contexto de la gran familia de la Iglesia. La Iglesia es edificada por las familias, «pequeñas Iglesias domésticas», Lumen gentium, 11

15. LA FAMILIA El testigo, no se señala a sí mismo, sino que señala hacia algo, hacia Alguien más grande que él, con el que se ha encontrado. La figura del testigo es central en la obra educativa, y especialmente en la educación en la fe, que es la cumbre de la formación de la persona. Todo educador y testigo encuentra su modelo insuperable en Jesucristo, el gran testigo del Padre, que no decía nada por sí mismo, sino que hablaba tal y como el Padre le había enseñado

16. LA FAMILIA Cada una de las tres personas divinas no habla de sí, sino de la otra; no atrae la atención sobre sí, sino sobre la otra. Cada vez que el Padre habla en el Evangelio lo hace siempre para revelar algo del Hijo. Jesús, a su vez, no hace sino hablar del Padre. El Espíritu Santo, cuando llega al corazón de un creyente, enseña a decir «Abbà», que es el nombre del Padre. Si esto se transfiriera a la vida de una familia, se convertirían verdaderamente en un reflejo de la Trinidad en la Tierra, lugar donde la ley que rige todo es el amor.

17. EL ACTO CONYUGAL DENTRO DEL PLAN DE DIOS: • En el matrimonio. • Por amor. • Con fidelidad. • Sin temor a la procreación. UNITIVO Y PROCREATIVO

18. EL ACTO CONYUGAL DENTRO DEL MATRIMONIO El amor conyugal no se reduce a sentimientos e impulsos sexuales, aunque los incluye también, sino que consiste principalmente en un acto libre de la voluntad de amar al cónyuge para toda la vida, que es lo que distingue a la persona humana de los animales. Humanae Vitae Nº 9

19. EL ACTO CONYUGAL POR AMOR Es un amor total. Donde los esposos deben entregarse el uno al otro con todo su ser, sin reservas indebidas ni cálculos egoístas. No sólo eso, sino que cada uno de los esposos trata de darse al otro y no sólo de recibir del otro. Trata de enriquecer al otro con su propia persona, de convertirse en regalo para el otro. Humanae Vitae Nº 9

20. EL ACTO CONYUGAL FIEL Es un amor fiel y exclusivo hasta la muerte. Lo de fiel no necesita explicación (UNO CON UNA Y PARA SIEMPRE). Lo de exclusivo no significa que los esposos no amen a nadie más, sino que reservan para ellos el amor conyugal y aman a los demás con un amor fraternal, filial, etc. Humanae Vitae Nº 9

21. EL ACTO CONYUGAL SIN MIEDO A LA PROCREACIÓN Es un amor fecundo. Es un amor que no se queda en sí mismo, sino que va más allá de sí mismo y que es capaz de engendrar la vida. No se agota en la comunión de los esposos sino que está destinado a prolongarse suscitando nuevas vidas. El amor es por su propia naturaleza difusivo de sí mismo, es creador. Humanae Vitae Nº 9

22. EL ACTO CONYUGAL El control artificial de la natalidad contradice la renovación simbólica de la alianza matrimonial. Es una forma de decir: 'Te acepto en lo que me gusta (placer, comodidad), pero no en lo que me exige sacrificio (paternidad responsable, educar a los hijos, etc.). (Gaudium et Spes, 50) El ser humano no es un animal ciego sino racional. La luz de la razón le ha sido dada para que “lea” el designio divino, lo interprete y lo haga “norma” de su actuar.

23. LA FAMILIA ¡ Pobres de aquellos que llaman bien al mal y mal al bien, que cambian las tinieblas en luz y la luz en tinieblas, que dan lo amargo por dulce y lo dulce por amargo ! Isaías 5, 20. No te dejes vencer por lo malo, más bien vence el mal a fuerza del bien. Romanos 12, 21. El crecimiento en la fe de un hombre se manifiesta por su confianza en la providencia y su triunfo sobre el miedo al compromiso.