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ESQUEMA FUNDAMENTAL DE LA PASTORAL FAMILIAR.
E N D
La misión de la Pastoral Familiar es acompañar a la familia en todas las fases de su desarrollo y no solo a las familias cristianas cercanas, sino a las familias en general, y en particular a aquellas que se encuentra en situaciones difíciles o irregulares.
Diferenciada Preventiva características especiales de la Pastoral Familiar Emergente Progresiva Permanente
La Pastoral es Diferenciada, es decir con métodos propios, constantemente actualizados y adaptados a las circunstancias cambiantes de la familia y de los tiempos. No se puede hacer una sola y única Pastoral con un único método para todo y para todos.
También es importante hablar de una pastoral Preventiva, es decir, tomando en cuenta que la preparación debe ser remota, próxima e inmediata, organizarse de tal manera que, sin descuidar las situaciones ya presentes en la vida de la familia, se puedan atender las causas y tomar medidas para prevenir desde ellas el desarrollo y crecimiento de la familia.
La Pastoral Familiar, como tal, se puede decir que es emergente (se va haciendo) ella misma. La situación de cambios por la que está pasando la familia le pide a la Pastoral Familiar renovarse constantemente si no quiere quedarse atrás en su misión de acompañar a las familiar. …
Para esto se necesita analizar constantemente la realidad, reflexionar sobre ella y, desde el Evangelio del matrimonio, la familia y la vida hacer propuestas oportunas para el momento por el que atraviesa la familia.
De allí que la “acción pastoral de la Iglesia debe ser progresiva, incluso en el sentido de que debe seguir a la familia, acompañándola paso a paso en las diversas etapas de su formación y desarrollo”. Si la Iglesia deja solo a la familia con sus propias tareas, fallaría a su misión de acompañamiento, fortalecimiento y animación. …
Y dado que la familia es una verdadera Iglesia doméstica, la célula vital de la misma Iglesia, esta se vería afectada también, pues por ejemplo, una tarea tan importante como es la evangelización “depende en gran parte de la Iglesia doméstica”.
Finalmente, el trabajo de la Pastoral Familiar debe ser permanente, no solo coyuntural o sectorial sino total y continuo, bien organizado dentro de la pastoral orgánica y de conjunto. La Iglesia, por tanto, no puede dejar nunca de anunciarle a la familia lo que ella es, el proyector de Dios, de acompañarla y de ayudarla para que ella sea el sujeto de su desarrollo y crecimiento.
PREPARACIÓN AL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO CELEBRACIÓN DEL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO Esquema fundamental de la Pastoral Familiar: ACOMPAÑAMIENTO DE LAS FAMILIAS JÓVENES CRECIMIENTO EN LAS FAMILIAS MADURAS SITUACIONES DIFÍCILES E IRREGULARES QUE ATIENDE LA PASTORAL FAMILIAR
En nuestros días es más necesaria que nunca la preparación de los jóvenes al matrimonio y a la vida familiar. Los cambios que han sobrevenido en caso todas las sociedades modernas exigen que no solo la familia sino también la sociedad y la Iglesia se comprometan en este esfuerzo de preparar convenientemente a los jóvenes para las responsabilidades de su futuro.
Muchos matrimonios fracasan por causa de la negativa historia familiar deficientemente asumida, de la falseada escala de valores de los cónyuges, sus hábitos de conducta y sus actitudes desfavorables a la naturaleza de la relación conyugal como: ‘comunidad intima de vida y amor’, aprendidos desde la más tierna edad y no corregidos intempestivamente.
Esto hace necesario reconocer tres momentos o etapas principales:
Debe procurarse que los padres de familia reconozcan que cada uno de sus hijos es único con su propia riqueza personal, que incluye tanto cualidades como debilidades. Por tanto, que viva la experiencia de ser amado, lo cual lo lleve a amarse a sí mismo (autoestima) y le permita luego olvidarse de sí mismo y se vea llamado y motivado a amar a los demás; que su carácter se vaya formando a medida que se relaciona con otros de su mismo o diferente sexo y aprenda a dominar y hacer correcto uso de sus inclinaciones.
El Papa menciona expresamente la necesidad de que esta formación este impregnada de una ‘sólida formación espiritual y catequística’, en énfasis vocacional.
Con esto quiere salir al paso de todos aquellos que piensan que es demasiado pronto hablar a los niños de su vocación futura. Porque la futura elección de estado y la manera como se asumirá en su momento va a depender mucho de la jerarquía de valores que la persona haya interiorizado desde su infancia.
Los objetivos que se pretenden alcanzar en esta etapa no son diferentes de los que son deseables en una educación integral católica en la etapa del niño y el púber. Vienen a ser los cimientos indispensables para construir el futuro de toda persona.
Tiene lugar en el tiempo de noviazgo. Esta preparación se debe estructurar mediante encuentros y cursos en los que se promueva la maduración de los jóvenes en los valores humanos de amistad y diálogo.
Igualmente se deberá profundizar en su fe para que reconozcan que el matrimonio es un sacramento, “a fin de que el sacramento sea celebrado y vivido con las debidas disposiciones morales y espirituales”.
En esta etapa de los jóvenes es importante presentar el matrimonio como una vocación humana y cristiana y presentar el sacerdocio y la vida religiosa como un posible camino de Dios para el cristiano.
En toda comunidad parroquial debería haber grupos juveniles con preparación más específica para los Sacramentos. Un momento oportuno para la preparación próxima puede ser también el catecumenado que, con diversidad de formas, se está llevando como preparación para la confirmación.
Es el momento de insistir en la ‘conyugalidad responsable’, prerrequisito indispensable para comprender y vivir cabalmente el verdadero significado de la paternidad responsable.
Es la época de la vida en que el adolescente y el joven deben prepararse para luchar contra la tentación de separar conyugalidad de paternidad, cada vez más frecuente en los ambientes no católicos e incluso en los católicos.
En esta etapa se debe profundizar: • En el misterio de Cristo y de la Iglesia, • En las gracias y responsabilidades inherentes al sacramento del Matrimonio y • Se les debe invitar a prepararse para participar activamente en la preparación de su Misa de matrimonio.
Los padres son los principales educadores de los hijos, pero se debe promover que haya en cada parroquia un centro de formación que ayude a los padres a cumplir esta misión, o a través de algún otro movimiento al cual se le pueda encomendar esta responsabilidad.
La riqueza y profundidad de esta etapa y de su itinerario total va a depender en gran parte del recorrido previo que ellos hayan realizado en el descubrimiento de la verdad de Jesucristo y de la adhesión vital a su persona.
El examen prematrimonial al que hace alusión el Papa, se refiere al conjunto de diligencias que debe realizar todo párroco, en cada caso, para que el matrimonio se celebre valida y lícitamente. Este examen no puede reducirse a juntar certificados y documentos, o a constatar la ausencia de impedimentos, sino que debe ir …
más allá: conocer la disposición de los contrayentes respecto del compromiso que asumirán al casarse, así como su estado de fe para recibir el sacramento del matrimonio. Dada la importancia de este examen (presentación matrimonial) se ve conveniente que sea realizado personalmente por el sacerdote).
El estilo propio en que debe realizarse esta etapa de preparación inmediata al matrimonio habrá de ser ‘un camino de fe, análogo al catecumenado’; a través de él se ofrezca a los futuros contrayentes: Un conocimiento serio del misterio de Cristo y de la Iglesia; conocimiento profundo del la liturgia matrimonio católico; preparación de los ritos de la liturgia nupcial…
Los temas fundamentales para la preparación inmediata para recibir el sacramento del Matrimonio son los siguientes: • Conocimiento de sí y del otro • El dialogo mejora la comunicación • Amor conyugal • …
La sexualidad al servicio del amor • Aspectos biológicos • Concepto católico de paternidad responsable • Sacramento del Matrimonio • Espiritualidad Conyugal
El Matrimonio católico exige por si mismo una celebración litúrgica, que exprese de manera social y comunitaria la naturaleza esencialmente eclesial y sacramental del pacto conyugal entre bautizados.
En la preparación inmediata es necesario instruir a los novios en cuanto al rito de la celebración del sacramento del Matrimonio, su significado, sus partes y la participación activa que les compete como ministros de su sacramento, de tal forma que lleguen a comprender que el sacramento del Matrimonio, como todo sacramento, es un encuentro vital con Cristo y que su celebración no solo debe ser válida, sino también licita y fructuosa.
La celebración litúrgica reviste el tripe carácter: signo de fe triple carácter gesto sacramental de santificación gesto sacramental de la Iglesia.
ACOMPAÑAMIENTO DE LAS FAMILIAS JÓVENES
El objetivo primordial de todo esfuerzo de preparación al sacramento del Matrimonio se ordena a facilitar la recta y enriquecedora recepción del sacramento por parte de los nuevos esposos.
Es indispensable el desarrollo de una verdadera pastoral en este sentido en todas las diócesis y las parroquias; • visitando a las nuevas familias, • organizando reuniones periódicas, • celebrando cristianamente los aniversarios de boda,
preparando intensamente con ellos el bautismo y la primera comunión de los hijos, • purificando y enriqueciendo las celebraciones familiares que inspiran la religiosidad popular, • promoviendo la realización de grupos, implantación de movimientos, escuela de padres, etc.;
con el fin de que las familias puedan crecer en el conocimiento de su vocación católica, en la maduración de su fe y de su amor y en la inserción en la comunidad mediante el cumplimiento de sus deberes católicos comunes y de los específicos de la familia, de padres y educadores católicos.
CRECIMIENTO EN LAS FAMILIAS MADURAS
La mujer tiende a refugiarse en los hijos y cuando estos se van no le encuentran sentido a su vida conyugal. Por su parte, el hombre ha dedicado toda su vida al trabajo y, al estar jubilado, no se ve útil para los demás y se aísla.
En la etapa de las familias maduras, los esposos con frecuencia se encuentran nuevamente solos, por la partida de sus hijos, ya sea al casarse o tomar la vocación sacerdotal, religiosa o querer vivir célibes fuera de su casa materna.
Para esta etapa de las familias la Pastoral Familiar ofrece a los matrimonios experiencias en movimientos que se dedican a la familia, cursos parroquiales de biblia, misión pastoral, cursos de formación religiosa, en los que es deseable que ambos esposos puedan asistir y compartir actividades.
Igualmente no puede ser descuidado por la Iglesia el periodo de la ancianidad.