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Juan 9,1-41. IV Domingo Cuaresma .A. LA LUZ DE LA FE. 3o Marzo 2014. Ambientación : Una vela grande que será utilizada también durante la Pascua y el lema: “Ilumínanos, Señor”. “ Ilumínanos Señor”. Cantos sugeridos : Yo soy la luz del mundo; Danos tu luz; El Señor es mi luz.
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Juan 9,1-41 IV Domingo Cuaresma .A. LA LUZ DE LA FE 3o Marzo 2014
Ambientación: Una vela grande que será utilizada también durante la Pascua y el lema: “Ilumínanos, Señor” “Ilumínanos Señor” Cantos sugeridos: Yo soy la luz del mundo; Danos tu luz; El Señor es mi luz
AMBIENTACIÓN: Cristo es la luz verdadera, la luz de nuestra fe. Bien lo entendieron los primeros cristianos, que recibieron el sobrenombre de “iluminados”. Hoy queremos renovar esa luz en nosotros, que recibimos en el bautismo con el encargo de acrecentarla.
Oración inicial Señor Jesús, Tú que te diste a conocer como LUZ DEL MUNDO, diste la luz a los ojos a ese hombre que era ciego de nacimiento, pero no sólo le hiciste ver, sino que además le diste la luz a su alma, dándole el don de la fe.
Así Señor, de la misma manera te pedimos que nos ayudes a nosotros, a creer en ti, a confiar y esperar en ti, para que Tú también puedas manifestarte en nosotros y viendo lo que Tú has hecho en nuestras vidas,
haciendo ver, que Tú eres el HIJO de Dios vivo, el Señor, que has venido a dar vida a lo que estaba perdido, y a reconciliarnos con el Padre. podamos dar testimonio de ti, anunciándote y dándote a conocer con nuestra vida, con nuestras actitudes, Que así sea.
I. LECTIO ¿Qué dice el texto? – Juan 9, 1-41 Motivación: En el evangelio de hoy, el Señor nos propone hacer nuestra la experiencia del ciego de nacimiento; de alguna manera, somos ciegos. Pasamos unos junto a otros y no nos vemos. Miramos a las cosas y se nos escapa su sentido. El problema no es de nuestros ojos, sino del corazón. Es una alegría poder acudir con sencillez, a Jesús y decirle: “Creo, Señor”. Él nos dará un corazón y una mirada nueva. Escuchemos:
Lectura del Evangelio según San Juan 9, 1-41 En aquel tiempo, 1al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. 2Y sus discípulos le preguntaron:
-Maestro, ¿quién pecó, este o sus padres, para que naciera ciego?
3Jesús contestó: - “Ni éste pecó ni sus padres, ha sucedido para que se manifieste en él las obras de Dios. 4Mientras es de día, tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche y nadie podrá hacerlas. 5Mientras estoy en el mundo, yo soy la luz del mundo”.
6Dicho esto, escupió en el suelo, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego 7y le dijo: -“Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa «Enviado»). Él fue, se lavó y volvió con vista.
8Y los vecinos y los que antes solían pedir limosna preguntaban: - “¿No es ése el que se sentaba a pedir limosna? 9Unos decían: “Sí, es el mismo”. Otros decían: “No es él, pero se le parece”. Él respondía: -“Soy yo”
10Y le preguntaban: - “¿Y cómo se te han abierto los ojos?” 11Él contestó: - “Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé y empecé a ver”. 12Le preguntaron: -“¿Dónde está él?” Contestó -“No sé”
13Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego, 14Era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. 15Tambiens los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: - “Me puso barro en los ojos, me lavé y veo”.
16Algunos de los fariseos comentaban: “Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado. Otros replicaban: -“¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?” Y estaban divididos.
17Y volvieron a preguntarle:-“Y tú ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?Él contestó: “Que es un profeta”
18Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, 19hasta llamaron a sus padres, y le preguntaron: - “¿Es éste su hijo, el que ustedes dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora puede ver?
20Sus padres contestaron: - “Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego. 21pero no sabemos cómo es que ahora puede ver, ni tampoco sabemos quién le dio la vista. Pregúntenselo a él; que es mayor y el mismo puede darles razón”.
22Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos, porque los judíos ya habían acordado expulsar de la sinagoga a quien reconociera que Jesús era Mesías. 23Por eso sus padres dijeron: «Ya es mayor, pregúntenselo a él”.
24Llamaron por segunda vez al que había sido ciego, y le dijeron: -”Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador”. 25Contestó él: -”Si es un pecador, no lo sé, sólo sé que yo era ciego y ahora veo” 26 Le preguntaron de nuevo: -¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?” 27Les contestó: - “Lo he dicho ya, y no me han hecho caso, ¿para qué quieren oírlo otra vez? ¿también ustedes quieren hacerse discípulos suyos?”
28Ellos lo insultaron y le dijeron: -”Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. 29Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene. 30Replicó él: - “ Pues eso es raro: que ustedes no saben de donde viene y, embargo, me ha abierto los ojos.
31Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; sino al que da culto a Dios y hace su voluntad. 32Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; 33si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder” 34Le replicaron: - “Tú que naciste lleno de pecado, ¿quieres darnos lecciones a nosotros?”. Y lo expulsaron.
35Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: -¿Crees tú en el Hijo del hombre? 36El contestó: - “¿Y quién es, Señor, para que crea en él?” 37Jesús le dijo: - “Lo estás viendo: el que está hablando ése es”. . 38El le dijo: - “Creo, Señor”. Y se postró delante de él.
39Jesús añadió: - “´Para un juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven vean, y los que ven queden ciegos”. 40Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron: - “¿También nosotros estamos ciegos?” 41Jesús les contestó: - “Si estuvieran ciegos, no tendrían pecado, pero como dicen que ven, su pecado persiste”. PALABRA DE DIOS
Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención ( De Evangeliosegún san Juan ) Jn 9: 1-41 En aquel tiempo, al pasar, Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: «Maestro, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego? Jesús contestó: «Ni éste ni sus padres, ha sucedido para que se manifestara en él las obras de Dios. Mientras es de día tenemos que hacer la obra del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.» Dicho esto, escupió en el suelo, hizo barro con la saliva, se ño untó en los ojos al ciego y le dijo: «Ve a lavarte a piscina de Siloé (que significa Enviado).» Él fue, se lavó y, volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: «¿No es ése el que se sentaba a pedír?» Unos decían: «Sí, es el mismo». Otros, en cambio: «No es él,pero se le parece». Él respondía: «Soy yo.» Y le preguntaban: «¿Y cómo se te han abierto los ojos?» . Él contestó: «Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, “me lavé y empecé a ver”. Le preguntaron: «¿Dónde está él?» Contestó: «No sé.» Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé y veo.»
Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre, no viene de Dios, porque no guarda el sábado”. Otros replicaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?» Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú ¿que dices del que te ha abierto los ojos?. Él contestó: «Que es un profeta.» Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: «¿Es éste su hijo, el que ustedes dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora puede ver?» Sus padres contestaron: «Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero no sabemos cómo es que ahora puede ver, ni tampoco sabemos quién le dio la vista. Pregúntenselo a él, que es mayor y él mismo puede darles razón”. Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos; porque los judíos ya habían acordado expulsar de la sinagoga a quien reconociera que Jesús era Mesías. Por eso sus padres dijeron: "Ya es mayor, pregúntenselo a él". Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: “Llamaron por segunda vez al que había sido ciego, y le dijeron: -”Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador”. Contestó él: -”Si es un pecador, no lo sé, sólo sé que yo era ciego y ahora veo Le preguntaron de nuevo: -¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?”
Les contestó: - “Lo he dicho ya, y no me han hecho caso, ¿para qué quieren oírlo otra vez? ¿también ustedes quieren hacerse discípulos suyos?” Ellos lo insultaron y le dijeron: -”Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene. Replicó él: - “Pues eso es raro: que ustedes no saben de donde viene y, embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; sino al que da culto a Dios y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder” Le replicaron: - “Tú que naciste lleno de pecado, ¿quieres darnos lecciones a nosotros?”. Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: -¿Crees tú en el Hijo del hombre? El contestó: - “¿Y quién es, Señor, para que crea en él?” Jesús le dijo: - “Lo estás viendo: el que está hablando ése es”. . El le dijo: - “Creo, Señor”. Y se postró delante de él. Jesús añadió: - “´Para un juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven vean, y los que ven queden ciegos”. Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron: - “¿También nosotros estamos ciegos?” Jesús les contestó: - “Si estuvieran ciegos, no tendrían pecado, pero como dicen que ven, su pecado persiste”.
Preguntas para la lectura: ¿Por qué Jesús al pasar se fija en aquel hombre ciego de nacimiento? ¿Cuál es la reacción de sus discípulos?
¿Qué acciones realiza Jesús para curar al ciego? ¿Qué órdenes le da?
¿De qué manera va descubriendo el ciego la identidad de Jesús? Observa las cosas que dice de Jesús y descubrirás cómo va viendo cada vez más claro quién es el que lo ha curado.
¿Cuál es la reacción de los espectadores ante la sanación del ciego de nacimiento?
II. MEDITATIO ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto? Quien recibe el bautismo es una persona “iluminada” por Cristo que, a la vez, se compromete a ser “luminosa” viviendo de un modo nuevo. Motivación: Si el Señor nos ha liberado de nuestras cegueras es para que nuestros ojos vean todo de otra manera, con la lucidez propia de la fe, que pone luz donde tantos sólo ven tinieblas.
Creo, Señor. ¿Cómo estás viviendo tu propio proceso de fe? ¿Sientes que avanzas o que retrocedes? ¿Te ayuda a verlo un poco más claro el testimonio del ciego de nacimiento?
Yo soy la luz del mundo. ¿En qué momentos de oscuridad has experimentado a Jesús como luz?
A mí me ha dado la vista. ¿Qué significa para ti ser testigo de la luz de Jesús en los ambientes que frecuentas?
¿Acaso también nosotros estamos ciegos? ¿Qué cegueras percibes en ti y en la sociedad? ¿A qué te compromete tu respuesta?
A la luz de este pasaje, ¿qué significa tener fe? ¿a qué nos compromete y de qué manera debemos vivir nuestra fe en el Señor? ¿de qué manera uno demuestra que tiene fe?
III. ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra? Motivación: El mensaje de hoy, nos debe llevar a reconocer en nosotros nuestra pobre condición humana, caracterizada tantas veces por un corazón enceguecido por causa de nuestro pecado. Interiorizándolo, lograremos entender que Dios sale a nuestro encuentro y nos invita a caminar con Él en el amor. Pidamos al Señor que disipe las tinieblas que nos impiden caminar a la luz de la fe.
Luego de un tiempo de oración personal, compartimos en grupos nuestra oración (o todos juntos) • Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo (Salmo 22).
Salmo22 El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Me guía por le sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. El Señores mi pastor, nada me falta
IV. CONTEMPLATIO ¿Qué me lleva a hacer el texto? Motivación: San Vicente reconoce a Cristo como luz del mundo, el esplendor del Padre que ilumina y calienta (cfr. XI, 239) . Por ello exhorta a los misioneros a vivir iluminados con la luz de Cristo: Las luces de la fe van siempre acompañadas de una cierta unción celestial, que se derrama secretamente en el corazón de los oyentes; |
por ahí se puede deducir que será necesario, tanto para nuestra perfección como para procurar la salvación de las almas, acostumbrarnos a seguir siempre y en todas las cosas las luces de la fe.”
En mi oración de esta semana, haré el esfuerzo por constatar la obra de Dios en mi vida y en la de los demás. A la luz del texto, ¿cómo podemos iluminar, la realidad que nos rodea y ver con una mirada nueva las realidades y situaciones que solemos percibir oscuras?
Hoy te bendecimos, Padre, por la luz de nuestro bautismo, esa luz de la fe en Cristo que iluminó toda nuestra vida. No permitas que volvamos a ser ciegos que creen ver, pero no distinguen los colores de tu presencia en el mundo.
Quita, Señor, las escamas de nuestros ojos en tinieblas. Ayúdanos a dar el paso definitivo de la incredulidad a la fe, de nuestro egoísmo tenebroso a la luz esplendorosa del amor. Queremos caminar como hij@s de la luz, estrenar ojos nuevos, ver a los demás como hijos tuyos y hermanos nuestros, y aparecer ante ellos rebosando bondad, justicia y verdad. Amén