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Por favor no toques el ratón. Capítulo I. LUMEN FIDEI. La luz de la fe. HEMOS CREÍDO EN EL AMOR (cf. 1 Jn 4,16). La fe nos abre el camino y acompaña nuestros pasos a lo largo de la historia. La fe está vinculada a la escucha. Abrahán no ve a Dios, pero oye su voz.
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Capítulo I LUMEN FIDEI La luz de la fe
HEMOS CREÍDO EN EL AMOR (cf. 1 Jn 4,16)
La fe nos abre el camino y acompaña nuestros pasos a lo largo de la historia.
La fe está vinculada a la escucha. Abrahán no ve a Dios, pero oye su voz. De este modo la fe adquiere un carácter personal. La fe es la respuesta a una Palabra que interpela personalmente, a un Tú que nos llama por nuestro nombre.
La fe acoge esta Palabra como roca firme, para construir sobre ella con sólido fundamento.
El hombre fiel recibe su fuerza confiándose en las manos de Dios.
San Agustín lo explica así: « El hombre es fiel creyendo a Dios, que promete; Dios es fiel dando lo que promete al hombre ».
Para Abrahán, la fe en Dios ilumina las raíces más profundas de su ser, le permite reconocer la fuente de bondad que hay en el origen de todas las cosas, y confirmar que su vida no procede de la nada o la casualidad, sino de una llamada y un amor personal.
La idolatría es siempre politeísta ir sin meta alguna de un señor a otro.
La idolatría no presenta un camino, sino una multitud de senderos, que no llevan a ninguna parte, y forman más bien un laberinto.
« ¿Tienes algo que no hayas recibido? » (1 Co 4,7).
Quien quiere ser fuente de su propia justicia, ve cómo pronto se le agota y se da cuenta de que ni siquiera puede mantenerse fiel a la ley.
Quien quiere ser fuente de su propia justicia, ve cómo pronto se le agota y se da cuenta de que ni siquiera puede mantenerse fiel a la ley. Se cierra, aislándose del Señor y de los otros, y por eso mismo su vida se vuelve vana, sus obras estériles, como árbol lejos del agua.
Lo que san Pablo rechaza es la actitud de quien pretende justificarse a sí mismo ante Dios mediante sus propias obras.
Cuando el hombre piensa que, alejándose de Dios, se encontrará a sí mismo, su existencia fracasa (cf. Lc 15,11-24).
“De aquel que te ha hecho, no te alejes ni siquiera para ir a ti”. (San Agustín)
La fe no es algo privado, una concepción individualista, una opinión subjetiva, sino que nace de la escucha y está destinada a pronunciarse y a convertirse en anuncio.
¿Cómo oirán hablar de él sin nadie que anuncie? (Rm 10,14).
Textos recogidos en: CARTA ENCÍCLICA LUMEN FIDEI DEL SUMO PONTÍFICE FRANCISCO A LOS OBISPOS A LOS PRESBÍTEROS Y A LOS DIÁCONOS A LAS PERSONAS CONSAGRADAS Y A TODOS LOS FIELES LAICOS SOBRE LA FE