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PLAN DE RENOVACIÓN PARROQUIAL DIÓCESIS DE ZIPAQUIRÁ 2010. LA PARROQUIA COMO CASA Y ESCUELA DE DISCÍPULOS MISIONEROS DE JESUCRISTO EN LA IGLESIA. I. EL SER Y LA MISION DE LA PARROQUIA. I. EL SER Y LA MISION DE LA PARROQUIA. I. EL SER Y LA MISION DE LA PARROQUIA.
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PLAN DE RENOVACIÓN PARROQUIALDIÓCESIS DE ZIPAQUIRÁ2010 LA PARROQUIA COMO CASA Y ESCUELA DE DISCÍPULOS MISIONEROS DE JESUCRISTO EN LA IGLESIA
I. EL SER Y LA MISION DE LA PARROQUIA La parroquia es una realidad de naturaleza espiritual cuya unidad de los fieles constituyen un solo cuerpo en Cristo, (P.Q.132).
I. EL SER Y LA MISION DE LA PARROQUIA Es un lugar privilegiado en el que los fieles tienen una experiencia concreta de Iglesia y una comunidad primariamente Eucarística a la que se ingresa por medio del bautismo (P.Q.126).
I. EL SER Y LA MISION DE LA PARROQUIA Inspirada en la comunidad apostólica toda parroquia gira en torno, a la escucha de la Palabra, la fracción del Pan, la oración, la vida común y el compartir de los bienes (P.Q 129).
I. EL SER Y LA MISION DE LA PARROQUIA El alma de la vida parroquial es La Palabra de Dios: “Si se mantienen en mi Palabra, serán verdaderamente mis discípulos y conocerán la verdad y la verdad os hará libres”. (Jn 8,31).
I. EL SER Y LA MISION DE LA PARROQUIA En la Virgen María, encuentra la parroquia un modelo de discípulo, que escucha, guarda y obedece a la Palabra (P.Q 130).
I. EL SER Y LA MISION DE LA PARROQUIA Es la Iglesia de Cristo en pequeño y signo visible de la comunión del ser humano con Dios y de las personas entre sí (P.Q.131).
I. EL SER Y LA MISION DE LA PARROQUIA La parroquia continúa la presencia de Jesús, es una casa y escuela de oración: “Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy en medio de ellos” (Mt 18,20).
I. EL SER Y LA MISION DE LA PARROQUIA La parroquia anuncia y hace presente el Reino de Dios: Reino de amor y servicio, fraternidad y comunión, del anuncio misionero y la celebración de los sacramentos.
II. UNA MIRADA A LA REALIDAD DE NUESTRAS PARROQUIAS Nuestra Diócesis de Zipaquirá está conformada por 74 parroquias. En cada una de ellas los bautizados unidos a su párroco construyen el reino de Dios guiados por el plan diocesano de pastoral (P.Q. 114).
II. UNA MIRADA A LA REALIDAD DE NUESTRAS PARROQUIAS La parroquia está llamada a renovarse. En la mayoría existe un consejo de pastoral, de asuntos económicos, y diversos comités que sirven a la Palabra, la Eucaristía, la catequesis y los ministerios que hacen presente los carismas del Espíritu en la unidad de la Iglesia. (P.Q 115-119).
II. UNA MIRADA A LA REALIDAD DE NUESTRAS PARROQUIAS Las acciones evangelizadoras con mayor fuerza en la actualidad de nuestras parroquias son: El anuncio misionero a través de la lectura Santa, la formación de los bautizados, la liturgia parroquial, la pastoral Pre-sacramental, familiar y social (P.Q.120-125).
II. UNA MIRADA A LA REALIDAD DE NUESTRAS PARROQUIAS En el ambiente rural de la diócesis, la mayoría de nuestras comunidades parroquiales se caracterizan por mantener vivas sus tradiciones católicas: afecto al sacerdote, la solidaridad de hermanos, cercanía a la parroquia, comunión entre los presbíteros y el compromiso en la vivencia de los valores evangélicos (P.Q.121).
II. UNA MIRADA A LA REALIDAD DE NUESTRAS PARROQUIAS Pero no son pocas las sombras en que viven las comunidades rurales. Carencia de recursos, bajo nivel cultural, dificultades de comunicación, presencia de diversos movimientos religiosos, violencias, abandono del gobierno, machismo y vicios que hieren la familia y la Iglesia (P.Q. 122).
II. UNA MIRADA A LA REALIDAD DE NUESTRAS PARROQUIAS En el creciente mundo urbano, vienen naciendo las nuevas parroquias en nuestra diócesis. Allí la atención pastoral está orientada a evangelizar las diferentes culturas presentes en urbanizaciones, condominios, conjuntos, centros comerciales y fincas de eventos (P.Q. 124).
II. UNA MIRADA A LA REALIDAD DE NUESTRAS PARROQUIAS La cultura citadina ofrece también signos de esperanza para la vida parroquial: su cercanía, los medios de comunicación, las comodidades en que se vive, el nivel cultural y religioso de muchos de sus integrantes, hacen viable y urgente una pastoral urbana (P.Q. 124).