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Preparación Para una tarea difícil
Son pocos los aspectos de la vida en los cuales vivimos o trabajamos sin que estemos bajo la dirección de un superior, jefe o persona de autoridad. Los estudiantes, los maestros, las enfermeras, los ejecutivos, los vendedores, los pilotos de líneas aéreas, los entrenadores, los jefes de cocina, los científicos, todos tienen superiores inmediatos cuya presencia controla significativamente y afecta sus vidas.
Nos corresponde crear cualidades de liderazgo que germinen dentro de nosotros mismos, y aún así ser responsables ante estos superiores en nuestras esferas individuales de influencia. ¡Eso no es fácil! Los líderes lo hacen mejor cuando dirigen que cuando son dirigidos, por regla general.
Continúa en pie la pregunta: Cuando llega el tiempo de confrontaciones entre el jefe y el empleado, entre el padre y el hijo, entre el entrenador y el jugador, entre el maestro y el alumno-, ¿ cómo tratamos el problema ? Esta pregunta se hace crecientemente compleja cuando el superior es insensible o despreocupado en lo que se refiere a las cosas espirituales. Hudson Taylor dijo una vez: "Es posible mover a los hombres por medio de Dios mediante la oración solamente". Como líder, usted llegará a posiciones que los que tienen autoridad sobre usted no podrán ejercer su poder para cambiarlas. El mensaje de Dios para usted en ese caso es la oración.
Proverbios 21:1 • Como los repartimientos de las aguas, • Así está el corazón del rey en la mano de Jehová; • A todo lo que quiere lo inclina. • Es de interés por un par de razones. Primeramente, porque es un proverbio comparativo, es decir, que compara algo con otra cosa. La mayoría de los proverbios comparativos terminan simplemente con la comparación. Pero este proverbio llega a una conclusión que pudiéramos llamar la parte declarativa del proverbio. • Concluye con un principio intemporal. Consideremos primero la comparación.
"los repartimientos de aguas", que se refieren a pequeños canales de irrigación que corren desde un depósito principal, hacia las tierras planas, secas y sedientas que necesitan empaparse de agua. En el original se lee: "Como canales de irrigación que llevan agua, así está el corazón del rey en la mano de Jehová". ¿Pero qué nos dice este proverbio con respecto a nuestros superiores? Lo que el escritor nos dice es que el corazón que expresa, que comunica decisiones y actitudes está en la mano del Señor. Es decir, Dios es soberano.
Ahora veamos la última parte del proverbio, la declaración: A todo lo que quiere [Jehová] lo inclina. El Señor tiene en su mano el corazón del rey. (No tiene importancia el hecho de que el rey crea en Dios o no.) Por el hecho de que el Señor tiene el corazón del rey en su mano, literalmente "hace que se incline" hacia donde a El le plazca. Así que, colocando en conjunto todo, el versículo pudiera decir: "Como canales de irrigación que llevan agua, así está el corazón del rey en la mano de Jehová. El hace que se doble y se incline hacia cualquier dirección que le plazca“.
¡ Lo que es cierto con respecto al rey también lo es con respecto a nuestros superiores! Para que usted entienda a su jefe, tiene que familiarizarse con el método mediante el cual Dios opera; porque el Señor tiene el corazón de su superior en la mano de El. Deténgase usted un momento y remache este pensamiento en su mente.
EL JEFE QUE NO CAMBIA Veremos cómo la historia de Nehemías ilustra bellamente la verdad revelada en Proverbios 21:1. Ocurrió que Nehemías trabajaba bajo la dirección de un hombre que era el rey de Persia. Hay un dicho que dice: "No trates de cambiarlo. Es como la ley de los medos y los persas". Se refiere a que es imposible que algo cambie. Artajerjes, el rey de los medos y los persas, tenía la reputación de que era imposible que cambiara. Nehemías estaba en una posición influyente, por cuanto desempeñaba un papel íntimo en la vida del rey. Pero el corazón de Nehemías no estaba en Persia; estaba en Jerusalén. Quería regresar a su amada ciudad y reconstruir aquellos muros; sin embargo no podía abandonar su trabajo. Si Nehemías esperaba que Artajerjes accediera a su petición personal, Dios tendría que actuar en el corazón del rey.
Nehemías acudió al Señor en oración porque sabía que era la única manera de cambiar el corazón del rey. Oró resueltamente: "Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón" (Nehemías 1:11). Lo que Nehemías, copero del rey, dijo en efecto, fue lo siguiente: "Señor, te pido que cambies el corazón del rey; altera sus actitudes. Cambia la situación de tal modo que yo reciba permiso para hacer tu voluntad con la complacencia de mi superior". El no salió corriendo para Jerusalén, sino que colocó el problema ante Dios.
CUATRO PRINCIPIOS SOBRE LA PREPARACION Nehemías se estaba preparando para una dura tarea, pero tenía la cabeza bien puesta. El relato sobre su preparación revela lo que yo considero como cuatro principios intemporales para comenzar el camino de Dios. 1. El cambio de corazón es asunto de Dios. No intente usted de cambiar a las personas para que se adapten a sus especificaciones. Repito, no lo intente. No intente manipular a los individuos, ni hacer juegos, ni planificar esquemas, trucos o engaños con ellos. En vez de eso, ¡hable con Dios con respecto a ellos! Tal vez usted tenga un cónyuge que simplemente es terco, ¡y esta misma mañana le dijo que no tiene planes de cambiar! Deje a Dios que se encargue de la terquedad de su cónyuge.
Tal vez usted esté trabajando con alguien que es injusto e inflexible, simplemente irrealista. ¿Cómo va a trabajar en esta situación? Usted ha tratado de poner en práctica toda clase de medios, pero no ha tenido éxito. Hable con Dios respecto a ese problema. ¡Tal vez en los negocios o en la docencia usted conozca a personas que son criaturas imposibles! Dios dice: "Déjamelas a mí. Yo las cambiaré de un modo que jamás creerás posible. Ahora, no lo voy a hacer según tú itinerario. Yo lo haré en el momento que crea oportuno". Así que, hasta entonces, simplemente tranquilícese. Pero entretanto, ¡no dé la
Pero entretanto, ¡no dé la impresión de que es muy espiritual! Cuando su cónyuge le mire y le pregunte: "¿Qué estás haciendo?" no le conteste con los párpados entrecerrados y con un tono almibarado: "Estoy orando por ti, mi amor, para que Dios cambie tu vida". ¡ Eso es algo terrible!. Simplemente relájese; permita que Dios se encargue de eso. Luego, cuando se produzca el cambio, imagínese usted Quién recibirá toda la gloria.
2. El orar y el esperar van de la mano. Usted nunca ha orado realmente mientras no haya aprendido a esperar, y a esperar con tranquilidad. Abandónese usted mismo en las manos de Dios; permita que Dios cambie el corazón del rey. Esto es duro; rompe la esencia de nuestra naturaleza humana. Pero permanezca usted firme. Abandone las soluciones fabricadas por usted y corra el riesgo de permitir que Dios se haga cargo del asunto. 3. La fe no es un sinónimo de desorden ni un sustituto de la planificación cuidadosa. Las personas de fe necesitan tener mentes ordenadas. Los dirigentes como Nehemías piensan bien en los problemas con los que se enfrentan. Aunque las circunstancias sólo les permitan marchar a paso lento por ahora, uno puede estar seguro de que ya han pensado bien los siguientes doce pasos. ¿Por qué? Porque la fe alimenta la organización.
4. Debe esperarse la oposición cuando estamos cumpliendo la voluntad de Dios. Cuando una persona sabe que está siguiendo la voluntad de Dios, sería raro que no hubiera por lo menos una persona que se le opusiera. Rara vez he visto que esto sea de otro modo.
Nehemías ha ejemplificado los cuatro pasos previos que deben dar aquellos que desean descubrir y desarrollar sus potenciales y habilidades para el liderato. comprendió sus propias limitaciones: sólo Dios puede cambiar el corazón del hombre; buscó a Dios: orando y esperando; Organizó un plan de acción factible (mientras esperaba la respuesta del Señor); Tan pronto como Dios le abrió el camino, continuó hacia adelante, para ejecutar el plan, a pesar de la oposición. Es esencial un plan; es esencial esperar que Dios obre; pero lo difícil es continuar cuando uno se encuentra con las personas.