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Poetas Mexicanos
Rosario Castellanos Soneto del emigrado Cataluña hilandera y labradora, viñedo y olivar, almendra pura,Patria: rememorada arquitectura,ciudad junto a la mar historiadora.Ola de la pasión descubridora,ola de la sirena y la aventura-Mediterráneo- hirió tu singlaturala nave del destierro con su proa.Emigrado, la ceiba de los mayaste dio su sombra grande y generosacuando buscaste arrimo ante sus playas.Y al llegar a la Mesa del Consejonos diste el sabor noble de tu prosade sal latina y óleo y vino añejo.
¿ Y SABES A LO QUE SABES?, SABES A PIÑA Y A MIEL, SABES A VINO DE DÁTILES, A NARANJA Y A CLAVEL, A CANELA Y AZAFRÁN, A CACAO Y A CAFÉ, A PEREJIL Y A TOMILLO, A HIGO BLANDO Y DURA NUEZ, SABES A HIERBA MOJADA, SABES AL AMANECER. Alfonso Reyes
Octavio Paz Dos cuerpos Dos cuerpos frente a frente son a veces dos olas y la noche es océano. Dos cuerpos frente a frente son a veces dos piedras y la noche desierto. Dos cuerpos frente a frente son a veces raíces en la noche enlazadas. Dos cuerpos frente a frente son a veces navajas y la noche relámpago.
La cojita está embarazada Anda entre toda la gentetrabajosamente.No puede disimular,pero, a punto de llorar,la cojita, de repente,se mira el vientrey ríe. Y ríe la gente. La cojita embarazadaahorita está en sus balcóny yo creo que se alegracantándose una canción:"cojita del pie derechoy también del corazón". La cojita está embarazada.Se mueve trabajosamente,pero qué dulce miradamira de frente. Se le agrandaron los ojoscomo si su niñotambién le creciera en ellospequeño y limpioA veces se queda viendoquién sabe que cosasque sus ojos blancosse le vuelven rosas. Jaime Sabines
AgostoVa a llover... Lo ha dicho al céspedel canto fresco del río;el viento lo ha dicho al bosquey el bosque al viento y al río.Va a llover... Crujen las ramasy huele a sombra en los pinos.Naufraga en verde el paisaje.Pasan pájaros perdidos.Va a llover... Ya el cielo empiezaa madurar en el fondode tus ojos pensativos. Jaime Torres Bodet
Manuel Acuña Nocturno a Rosario Pues bien, yo necesitodecirte que te adoro,decirte que te quierocon todo el corazón;que es mucho lo que sufro,que es mucho lo que lloro,que ya no puedo tanto,y al grito que te implorote imploro y te hablo en nombrede mi última ilusión.De noche cuando pongomis sienes en la almohada,y hacia otro mundo quieromi espíritu volver,camino mucho, muchoy al fin de la jornadalas formas de mi madrese pierden en la nada,y tú de nuevo vuelvesen mi alma a aparecer.Comprendo que tus besosjamás han de ser míos;comprendo que en tus ojos no me he de ver jamás;y te amo, y en mis locos que ya hace muchos díasestoy enfermo y pálidode tanto no dormir;que ya se han muerto todaslas esperanzas mías;que están mis noches negras,tan negras y sombríasque ya no sé ni dóndese alzaba el porvenir.¡Que hermoso hubiera sidovivir bajo aquel techo.los dos unidos siemprey amándonos los dos;tú siempre enamorada,yo siempre satisfecho,los dos, un alma sola,los dos, un solo pecho,y en medio de nosotrosmi madre como un Díos!¡Figúrate qué hermosaslas horas de la vida!¡Qué dulce y bello el viajepor una tierra así! Y yo soñaba en eso,mi santa prometida, y ardientes desvaríosbendigo tus desdenes,adoro tus desvíos,y en vez de amarte menoste quiero mucho más.A veces pienso en dartemi eterna despedida,borrarte en mis recuerdosy huir de esta pasión;mas si es en vano todoy mi alma no te olvida,¡qué quieres tú que yo hagapedazo de mi vida;qué quieres tú que yo hagacon este corazón!Y luego que ya estaba?concluido el santuario,la lámpara encendidatu velo en el altar,el sol de la mañanadetrás del campanario, chispeando las antorchas,humeando el incensario,y abierta allá a lo lejosla puerta del hogar...Yo quiero que tú sepas y al delirar en eso con alma estremecida,pensaba yo en ser buenopor ti, no más por ti.Bien sabe Díos que ése erami más hermoso sueño,mi afán y mi esperanza,mi dicha y mi placer;¡bien sabe Díos que en nadacifraba yo mi empeño,sino en amarte muchoen el hogar risueñoque me envolvió en sus besoscuando me vio nacer!Esa era mi esperanza...mas ya que a sus fulgoresse opone el hondo abismoque existe entre los dos,¡adiós por la última vez,amor de mis amores;la luz de mis tinieblas,la esencia de mis flores,mi mira de poeta,mi juventud, adiós
CARLOS PELLICER DESEOSTrópico, ¿para qué me distelas manos llenas de color?Todo lo que yo toquese llenará de sol.En las tardes sutiles de otras tierraspasaré con mis ruidos de vidrio tornasol.Déjame un solo instantedejar de ser grito y color.Déjame un solo instantecambiar el clima del corazón,beber la penumbra de una casa desierta,inclinarme en silencio sobre un remoto balcón,abandonarme en el manto de pliegues finos,dispersarme en la orilla de una suave devoción,acariciar dulcemente las cabelleras laciasy escribir con un lápiz muy fino mi meditación.¡Oh, dejar de ser un solo instanteel Ayudante de Campo del sol!¿Trópico, para qué me distelas manos llenas de color?
Cantos Escolares. Los Sentidos Amado Nervo Niño, vamos a cantar una bonita canción; yo te voy a preguntar, tu me vas a responder: Los ojos, ¿para qué son? ¿Los ojos son para ver? ¿Y el tacto? ¿Para tocar? ¿Y el oído? ¿Para oír?. ¿y el gusto? ?Para gustar? ¿Y el olfato? ¿Para oler? ¿El alma? ? Para sentir, para querer y pensar.
Invasión de los franceses “Mejicanos, tomad el acero,ya rimbomba en la playa el cañón:odio eterno al francés altanero,¡vengarse o morir con honor”.Lodo vil de ignominia horrorosase arrojó de la patria a la frente:¿dónde está, dónde está el insolente?mejicanos, su sangre bebed,y romped del francés las entrañas,do la infamia cobarde se abriga:destrozad su bandera enemiga,y asentad en sus armas el pie. Si intentaren pisar nuestro suelo,en la mar sepultemos sus vidas,y en las olas, de sangre teñidas,luzca opaco el reflejo del sol.Nunca paz, mejicanos; juremosen los viles cebar nuestra rabia.¡Infeliz del que a Méjico agravia!gima al ver nuestro justo rencor.¡Oh qué gozo! Borremos la lujuria:al combate nos llama la gloria.Escuchad. . . ¡Ya vencimos! ¡Victoria!¡ay de ti, miserable francés!Venceremos, lo palpo, lo juro;¡de sangre francesas empapadas,nuestras manos serán levantadasal Eterno con vivo placer. Guillermo Prieto