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31º Domingo Tiempo Ordinario- Ciclo C. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente porque era de pequeña estatura. Todos murmuraban diciendo: “ Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador”.
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31º Domingo Tiempo Ordinario- Ciclo C Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente porque era de pequeña estatura.
Todos murmuraban diciendo: “ Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador”. Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: “Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo”(Lc 9, 2-10)
La pregunta que hoy se plantea al evangelio es la de la riqueza. El personaje es Zaqueo, jefe de publicanos, y rico, en la ciudad de Jericó.
San Ambrosio sitúa este pasaje antes y después del encuentro de Jesús. • Antes se alzan las dificultades: • Zaqueo es de baja estatura y • “ nadie que esté atado a la tierra • puede ver fácilmente a Jesús”. • A Zaqueo la multitud no le permite ver a Jesús. • “Cuando trascendió la ignorancia propia del hombre, mereció ver al que deseaba”.
Después del encuentro con Jesús, Zaqueo : Entrega la mitad de sus bienes a los pobres y devuelve el cuádruplo de lo que había obtenido por fraude. La liberalidad no tiene valor si subsiste la injusticia.
Jesús es criticado por compartir la mesa con un pecador. Es rechazado por cumplir fielmente con su tarea mesiánica. A los críticos de su tiempo no les molesta tanto el pecado del hombre como la misericordia de Dios.
El hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido. El Mesías hace visible la misericordia de Dios. Con Jesús ha llegado el tiempo del encuentro.
El Papa responde que “ La justicia es el objeto y la medida intrínseca de toda política”. Ahora bien, el amor –la caridad- siempre será necesario, incluso en la sociedad mas justa. El Papa recoge una crítica marxista a la actividad caritativa de la Iglesia. Se dice que los pobres no necesitan caridad sino justicia.
La caridad ha de llenar de un nuevo espíritu las estructuras sociales. Y la justiciaha de descubrir a las personas en su individualidad personal y reconocer que necesitan amor y cercanía.
Señor Jesús, tú aceptas nuestra hospitalidad y compartes nuestra mesa humilde. Contigo nos ha llegado la salvación. Por ti se nos abren los ojos y el corazón para compartir en justicia y caridad nuestra suerte con todos nuestros hermanos. Amén.
José Román Flecha Andrés Palabra del Señor, Salamanca , Editorial.Secretariado Trinitario,2007 Presentación: Antonia Castro Panero