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Los Tres Tamices. Tres Peces que iban y venían en un estanque, oyeron decir a unos pescadores que pasaban: “Mañana volveremos con nuestras redes a coger estos Peces”. Uno de los tres peces dijo entre si: “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”.
E N D
Tres Peces que iban y venían en un estanque, oyeron decir a unos pescadores que pasaban: “Mañana volveremos con nuestras redes a coger estos Peces”.
Uno de los tres peces dijo entre si: “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. Y se escapó del charco y se fue río abajo. El segundo dijo entre si: “No obres precipitadamente mañana será otro día”. El tercero dijo: “He vivido aquí siempre, y nada malo me ha sucedido. De aquí no me muevo”.
Muy temprano, al siguiente día, llegaron los pescadores con sus redes. Al verlos el segundo pez pensó: “Solo la astucia puede salvarme”. Y floto en al agua con el espinazo vuelto hacia abajo, fingiendo estar muerto. Los pescadores lo cogieron y, convencidos de que estaba muerto, lo botaron al río, y así se salvo.
El tercer pez, negligente e inepto, que nada en serio había tomado, cayó en las redes de los pescadores, y cuando trató de huir y ponerse a salvo, se dio cuenta que todos sus esfuerzos y esperanzas eran ya cosas vanas, y fue tarde cuando pensó que debía haber obrado con más prudencia y haberse puesto al amparo del peligro antes de haber caído en él.
Es una fábula escrita por cada uno de nosotros, en donde podemos ver reflejada nuestra imagen en cualquiera de estos tres peces, y explicarnos así mismos si el camino que llevamos nos conduce donde queremos ir, es decir al éxito con éxito, o por el contrario al éxito sin éxito.
Al terminar un día de trabajo, agotado el maestro se recostó sobre el fresco de la noche para descansar merecidamente. Percibió que su discípulo preferido le dijo: “Maestro le voy a contar lo que me dijeron de otro discípulo”
El maestro con sabiduría respondió: “Calma mi discípulo. Antes de que cuentes algo que pudiera ser relevante, te pregunto: ¿Ya pasó la información que te dieron por los tres tamices de la sabiduría?”. “¿Tamices de la sabiduría?. No me han sido mostrados”. Le respondió el discípulo.
“Sí”, dijo el maestro. “Sólo, no lo enseñé antes porque no había llegado el momento, sin embargo, escúchame con atención. Todo lo que te dijeron del otro discípulo pásalo por los tres tamices de la sabiduría; el primero de ellos el de la VERDAD, yo te pregunto ¿Tienes la seguridad de que lo que te contaron es realmente verdadero?” “Bien, seguridad no tengo, sólo me lo contaron”.Respondió el discípulo.
El maestro continúa, “entonces si no tienes seguridad, la información pasó por los agujeros del primer tamiz y reposa en el segundo tamiz que es la BONDAD, yo te pregunto, ¿es algo que te gustarían que dijesen de ti?. El discípulo responde: “No, de ninguna manera”. “Entonces tu historia acaba de pasar por el segundo tamiz”. Dijo el maestro.
“te voy a hacer la tercera y última pregunta: ¿Te parece necesario decirme esa información?”. El discípulo responde pensando con la luz de la razón, “no hay necesidad”. Entonces el maestro le dijo: “Ella acaba de pasar por el tercer y último tamiz, que es la RAZÓN, perdiéndose en la tierra, por lo tanto no ha sobrado nada para contarme”.
El discípulo comprendió la sabiduría del maestro, y dijo: “Sólo las palabras buenas y verdaderas podrán pasar por mi boca”. El maestro completó recordándole, que las moscas buscan en los cuerpos saludables, heridas y llagas para mantenerse vivas, mientras que las abejas constructoras buscan en los charcos barrientos apenas flores para cobrarle su arte.
Antes de decir algo de tu semejante, pásalo antes por los Tres Tamices de la Sabiduría. RAZÓN VERDAD BONDAD