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El proceso informativo. Información de “actos de habla”. Las capacidades para la interacción informativa en vivo. El proceso de obtención de noticias abarca diversas rutinas profesionales propias del proceso informativo: suministro de noticias de agencia suministro de notas de prensa
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Las capacidades para la interacción informativa en vivo • El proceso de obtención de noticias abarca diversas rutinas profesionales propias del proceso informativo: • suministro de noticias de agencia • suministro de notas de prensa • interacción con fuentes propias (o del medio) • conferencias de prensa • declaraciones • conferencias, coloquios, charlas • entrevistas telefónicas o mediante respuesta a un cuestionario remitido previamente
Capacidades específicas • la interacción personal verbal • la capacidad de escucha y comprensión • el sentido de la pregunta periodística • la capacidad de registrar y resumir lo obtenido • la habilidad de transformar la información hablada en redacción periodística
Aprender a escuchar • La regla de oro del buen comunicador: “Tener algo que decir, decirlo bien, y callarse”. Pero para tener algo que decir, primero hay que APRENDER A ESCUCHAR (y A LEER). • Todas las capacidades de interacción periodística en actos de habla comienzan por un aprendizaje: aprender a escuchar.
La escucha periodística no es únicamente una cualidad de empatía personal sino una habilidad profesional. No puede ser buen periodista quien no sepa escuchar, pues no se entera de nada, y por tanto no es capaz de contar nada bien.
Algunas reglas para aprender a escuchar • preguntar mucho y bien: de las preguntas claras, concisas y breves, incisivas e inteligentes se obtienen respuestas en el mismo estilo. • hablar poco; no enrollarse. • interesarse sinceramente por lo que te dicen, aunque en principio no te interese desde el punto de vista personal; preguntar por cuenta del público.
no interrumpir al interlocutor para expresar opiniones propias; sí para pedirle precisiones o explicaciones a lo que os acaba de decir, o para mantener el control de la conversación: llevarla al terreno que te interesa. • entender lo que se escucha: no se puede explicar algo que no has entendido o comprendido, aunque lo tengas escrito al pie de la letra o grabado en un magnetofón. Si se tiene ocasión, hay que repreguntar lo que no ha quedado claro.
escuchar es también mirar: captar el lenguaje no hablado, el de los movimientos, los gestos, las actitudes, los complementos, el contexto de la persona que habla. • Estas reglas del arte de la escucha sirven para todo tipo de interacción periodística hablada. Están en la base de las habilidades profesionales para tal fin.
¿Tomar notas o grabar? • Contrariamente a lo que podría parecer, se puede ESCUCHAR Y TOMAR NOTAS a la vez. Tomar notas no es escribir al dictado. ¿Cómo se hace esto?
aprender a ABREVIAR, CONDENSAR las ideas, quedarse con lo más importante, que suele ser la argumentación, más que las palabras. Pero aprender también a abreviar las palabras. Para eso es buenoe dar un vistazo a un manual de taquigrafía, del que no vamos a tomar todas las reglas, sino sólo las más imprescindibles (terminaciones, grupos de letras usuales y complicados, etc.). O crear nuestro propio sistema mnemotécnico.
aprender a RECORDAR, memorizar las ideas más importantes y, si es posible, las palabras con que se han expuesto: repetirlas mentalmente y escribirlas lo más inmediatamente posible. • si el interlocutor está próximo y a solas contigo, mantener el lápiz en movimiento y el papel fuera del alcance de su vista. Esto se hace para no interrumpirle; podría decaer su entusiasmo y, antes de decir algo que para él es importante, decirte aquello de “tome nota, tome nota”.
no rellenar los silencios del interlocutor (por ejemplo, mientras piensa una respuesta), sino aprovecharlos para perfeccionar tus notas o para preparar nuevas preguntas. • revisar las notas en cuanto sea posible, completarlas y pasarlas a limpio enseguida. • no depender de las notas en trabajos de gran volumen o a largo plazo.
Ventajas y desventajas del uso periodístico de la grabadora VENTAJAS: • Lo graba todo o casi todo (cuidado con los ruidos ambientales si no se tiene micrófono direccional). • Capta el lenguaje exacto y los distintos tonos de voz. • Protege al periodista contra eventuales acusaciones de tergiversación. Queda ahí.
Te permite concentrarte totalmente en la comprensión de lo que escuchas. • Puedes volver a escuchar todo lo que has grabado, lo que resulta muy útil para los procesos de análisis, selección y jerarquización de la información que ya hemos visto. • Puedes aprender a preguntar escuchando tus propias preguntas y detectando tus posibles fallos o errores.
INCONVENIENTES: La transcripción de una grabación lleva mucho tiempo. • El exceso de material grabado dificulta su análisis y su selección. • El micrófono multidireccional capta también los ruidos ambientales: calle, música, aparatos…
No sirve para nada cuando los interlocutores son múltiples y los temas se debaten: habría que ir corriendo de un lado a otro con la grabadora y, además, con frecuencia se superponen los discursos. • A veces la grabadora impone su presencia y dificulta la libre conversación.
A veces no funciona, se atasca o se queda sin pilas. • A veces está prohibido expresamente el uso de grabadoras (off the record).
Ventajas e inconvenientes de tomar notas a mano: VENTAJAS: • Indiscutible rapidez en la transcripción, el análisis y la selección del material informativo; lo vas ordenando mientras tomas notas, por pura necesidad de comprensión y compresión.
Casi nadie es capaz de prohibir que se tomen notas; en todo caso, se puede hacer con disimulo o en cualquier rincón inmediatamente después de una entrevista, si ha sido breve. • No plantea problemas mecánicos, aunque requiere ir bien provisto de lápiz (preferiblemente, 2 bolígrafos) y papel (preferiblemente bloc de bolsillo: base de apoyo y abundancia de espacio).
DESVENTAJAS: • Es difícil anotarlo todo: obliga a hacer un esfuerzo suplementario de condensación y abreviación, salvo que te sepas muy bien la taquigrafía. • Es lento; a veces ralentiza el ritmo de la conversación. • Es un trabajo duro y requiere atención total.
El modo ideal de trabajar: notas y grabación al mismo tiempo • Lo ideal es trabajar tomando notas y utilizar la grabación como soporte y registro documental. Si usamos solamente la grabadora, inconscientemente adoptamos la actitud de dejarle al aparato la tarea de memorizar, y luego, a la hora de redactar, es un engorro hacer ir de atrás adelante la grabación para reconstruir la información.
Tomar notas es un medio hábil para ir memorizando la información, además del apoyo mnemotécnico que las notas suponen. • Cuando redactamos, en realidad no transcribimos unas notas sino que escribimos de lo que hemos vivido y recordamos, usando las notas como recurso mnemotécnico.
Lógicamente, no se recuerda entera una conversación larga o una entrevista, pero las notas nos dan cuenta de su estructura, de cómo ha transcurrido el acto. Cuando escuchamos vamos memorizando, ordenando y categorizando a la vez, y el tomar notas nos dará cuenta después de la estructura de lo memorizado.
La madre del cordero: la repregunta • Todos los procesos y habilidades que hemos mencionado para la información de actos de habla culminan en una cuestión de importancia capital: la repregunta. • Saber preguntar es, sobre todo, saber repreguntar.
La pregunta sitúa al interlocutor en el campo convenido de lo que vamos a hablar. • Generalmente, responde automáticamente, según sus intereses y expectativas. • Pero es la repregunta la que desplaza el coloquio hacia nuestro campo. La repregunta puede descolocar al interlocutor, o por lo menos impulsarle a hablar de algo que le viene más a contrapelo.
La gente pregunta, los escolares plantean cuestionarios, pero los que repreguntan son los periodistas, los parlamentarios (sobre todo, en las sesiones de control) y los abogados y fiscales en la sala de audiencias. Estos tres profesionales se caracterizan por su tarea de obtener del interlocutor no sólo palabras sino que nos dé cuenta de hechos.
El papel de la repregunta • La repregunta no es una descortesía, ni debe ser una insolencia. La repregunta no implica necesariamente establecer un coloquio en el marco de un acontecimiento periodístico colectivo. Responde al interés y el derecho del público a saber lo que está implicado en ello.
Una repregunta no es necesariamente la petición de una aclaración (aunque puede serlo). Es el intento de “poner lo que falta” en un argumento que resulta incompleto, a partir de lo que sabemos –o creemos saber—y lo que en principio se nos dice de ello. • La repregunta es clara, cortés, coherente (con la conversación y con la respuesta a la pregunta) y pertinente.
La respuesta a la repregunta puede ser obscura, incoherente e incluso impertinente o airada. También en estos casos es significativa e incluso reveladora, pues el significado vendrá dado por la naturaleza de la reacción del interlocutor y de su papel en el contexto de la cuestión de la que se trata. Esto también cuenta para el silencio o la negativa a contestar. • La repregunta ha de estar presente (casi) siempre en la cobertura de actos de habla, formulada según la naturaleza de la situación.
La cobertura de actos de habla La preparación de la cobertura de un acto de habla implica: • estar al corriente de su pertinencia informativa, el contexto en que se da, como se sitúa en el desarrollo de la noticia y la actualidad. Sobre todo, de las intenciones del convocante, si es una conferencia de prensa o la concesión de unas declaraciones, o de la posición del interlocutor, si somos nosotros quienes le pedimos información.
estar informados del tema, al corriente, con la máxima información posible. No hay que ir “en pelotas” a ver qué nos dicen; nos hemos documentado y preparado nuestras preguntas y repreguntas.
preparar preguntas para obtener la información que deseamos, dados los antecedentes que conocemos y lo que querríamos conocer.
Las preguntas se preparan de manera doble: • la pregunta que llevamos en mente (y/o anotada) • el modo como la vamos a plantear oralmente. Esto último puede variar una vez in situ; no hay que, simplemente, lanzar la pregunta que llevamos preparada sino ver cómo debe plantearse/modificarse, según el transcurso del acto o de la conversación.
estar preparados para asumir las respuestas a las preguntas y repreguntas. Esto depende de lo que dominemos el tema. Si somos simplemente “una maquinita de preguntar” no valemos nada; el periodista sabe de lo que se habla allí donde está.
Durante la cobertura de una rueda de prensa: • ver cuándo es oportuno que intervengamos, observando cómo, en el transcurso de las declaraciones, nuestra pregunta puede incidir de modo importante (sin perder comba de modo que nos pisen o quedemos relegados)
ver si nuestra pregunta puede decantar decisivamente la actitud o palabras del declarante; ver si es conveniente ponerle en evidencia, o puede ayudar a que centre la cuestión
reclamar el derecho a la repregunta, si es que hay que hacerla • reaccionar si aparece algo que desconocemos (remitiéndonos a lo que sabemos y a nuestra documentación) y ver si podemos, con rapidez mental, intuir por dónde van ahora los tiros. Será necesario entonces improvisar preguntas significativas
En una entrevista para obtener información, con una fuente: • tener planteado un discurso y una estrategia de gradación de preguntas. No atacamos directamente para acorralar al interlocutor, lo llevamos gradualmente a nuestro terreno • la repregunta, en este diálogo, es la estrategia fundamental para esto
no ofender ni ofenderse. Puntualizar la propia posición, si es necesario, recordando que la persona del periodista no es lo importante, sino el derecho a la información de su público. Nunca preguntamos por interés personal, ni nuestras preguntas deben tomarse como cuestiones personales
no llevar al interlocutor a un callejón sin salida. Por más comprometida que sea la situación hay que dejar una salida elegante al interlocutor; podremos necesitarlo de nuevo como fuente en otra ocasión
no ser, sin embargo, tímidos. Es bueno que, si piensan que somos unos hijoputas, que vean que somos unos hijoputas inteligentes; nos respetarán • no renunciar a saber lo que queríamos saber, seducidos por el encanto del interlocutor o su posición
En una entrevista telefónica: • lo mismo que en el caso anterior, pero con más precauciones. La mediación telefónica enfría el diálogo, y ello puede hacer más esquivo al interlocutor • la repregunta es más difícil de hacer. Llevarla bien preparada e introducirla certeramente
ser aún más cortés que en el trato personal, sin ser frío. Al no vernos las caras, ha de ser únicamente la palabra la que transporte la información; no podemos contar con el lenguaje no verbal que permite una comunicación paralela relativa a emociones, actitudes y feedback mutuo
En la obtención de declaraciones o en la solicitación de las mismas: • tendremos mucho menos tiempo que en las dos situaciones anteriores. Es posible que no se permita repreguntar. Las preguntas únicas han de ser aún más certeras y por tanto mejor preparadas
No hay cobertura de un acto informativo de habla sin estrategia Esta estrategia está en función de: • lo que se desea saber • lo que se supone que puede obtenerse para saber • el desarrollo posible de la situación, según antecedentes de los implicados, del transcurso de la actualidad y de las condiciones de la situación misma
E implica: • la preparación de preguntas que nos permitan obtener información • la preparación de repreguntas posibles (no necesariamente para todas las preguntas) • saber que repreguntar no es insistir. Es preguntar más a fondo o pedir precisiones o aclaraciones; o incidir en aspectos que aún no habían sido puestos sobre la mesa • la secuencia lógica posible de ordenación de preguntas y repreguntas