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Lección 13 para el 29 de marzo de 2014.
E N D
“Dios necesita obreros que puedan comprender lo sagrado de su trabajo, y los conflictos que tendrán que enfrentar para llevar adelante la obra con éxito. El Señor no oculta de su pueblo los severos conflictos que tendrán que enfrentar en los últimos días. Por el contrario, les muestra el plan de batalla, lo peligroso de la tarea, y les advierte que deben calcular el costo del discipulado. Pero a la vez los anima a tomar las armas, asegurándoles que la hueste celestial estará con ellos en defensa de la verdad y la justicia” E.G.W. (The Youth’s Instructor, 26 de octubre de 1899) • El costo del discipulado: • Tener claras las prioridades. • Estar dispuesto a sufrir por Cristo. • Someterse a disciplina. • Comparación costo / beneficio. • El mayor beneficio del discipulado.
“Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:26) El uso bíblico de esta declaración indica claramente que no se ordena aborrecer en el sentido común de la palabra. “Aborrecer” muchas veces debe entenderse como un hebraísmo que significa “amar menos” (Deut. 21: 15-17). Este sentido se ve claramente en el pasaje paralelo donde Jesús dice: “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí” (Mat. 10: 37). Es evidente que Cristo presentó esta hipérbole para destacar en forma concreta ante sus seguidores que en todo momento deben darle al reino de los cielos el primer lugar en sus vidas. (CBA, tomo 5, sobre Lucas 14:26)
“Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:26) Ser discípulo de Cristo implica amar a Dios sin reservas, primero y principalmente. El discipulado demanda el precio supremo: lealtad indivisa a Cristo.
“Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:27) El camino del discipulado no es un “camino de rosas”. Jesús cargó su cruz, soportó el vituperio y el sufrimiento, y nos invita a seguir su ejemplo. Él nos avisó que, por nuestra fe, seríamos perseguidos hasta el punto en que “cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios” (Juan 16:2) “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33)
“Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible” (1ª de Corintios 9:25) “Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado” (Hebreos 12:4) Pablo usa el ejemplo de la disciplina de los corredores y de los soldados para enseñarnos que debemos ser disciplinados y vencer nuestras tendencias pecaminosas. De hecho, Cristo nos ofrece el poder de vencer nuestros defectos de carácter. Cada apetito, cada emoción y cada inclinación intelectual pueden estar bajo la conducción de su Espíritu.
“Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible” (1ª de Corintios 9:25) “Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado” (Hebreos 12:4) AMOR En 2ª de Pedro 1:5-11, el apóstol Pedro nos muestra una “escalera” que el cristiano debe ascender “con toda diligencia”: AFECTO FRATERNAL Añadid a vuestra fe virtud. A la virtud, conocimiento. Al conocimiento, dominio propio. Al dominio propio, paciencia. A la paciencia, piedad. A la piedad, afecto fraternal. Y al afecto fraternal, amor. PIEDAD PACIENCIA DOMINIO PROPIO CONOCIMIENTO VIRTUD FE
“Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:62) Jesús nos invita a “calcular el costo” (Lc. 14:28 NVI) del discipulado antes de poner nuestra mano en el arado y comenzar la obra. • Renunciar a uno mismo • “Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno” (Mateo 18:8) • No esperar recompensas materiales • “Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos” (Lucas 6:35) • Humillarse • “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo” (Filipenses 2:3) • Beneficios presentes y futuros • “Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna” (Lucas 18:29-30) • Una morada celestial • “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:2-3) • Vivir por la eternidad junto a Dios • “Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 22:3-5) Costo Beneficio
“Cristo invita a todos a reflexionar. Haced cálculos honrados. Poned en un platillo de la balanza a Jesús, que significa tesoro eterno, vida, verdad, cielo, y el gozo de Cristo en las almas redimidas; poned en el otro todas las atracciones que el mundo pueda ofrecer. En un platillo de la balanza poned la pérdida de vuestra propia alma y de las almas de aquellos para cuya salvación podríais haber sido un instrumento; en el otro, para vosotros y para ellos, una vida que se mide con la vida de Dios. Pesad para el tiempo y la eternidad. Mientras estáis así ocupados, Cristo habla: «¿Qué aprovechará al hombre, si granjeare todo el mundo y perdiere su alma?»” E.G.W. (Palabras de vida del gran Maestro, cp. 26, pg. 307)
“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:4) En el libro de Hebreos, Pablo nos presenta la vida, fe y sufrimientos de aquellos que fueron discípulos antes de nosotros (Hebreos 11) Ellos anhelaban una “mejor resurrección”(v. 35), la cual compartirán con nosotros si mantenemos los ojos fijos en Jesús (Hb. 12:2) ¿Qué podemos encontrar en este mundo que se parezca en lo más mínimo a lo que nos espera después de esa gloriosa resurrección? “Si pudiéramos tener aunque sea una vislumbre de la ciudad celestial jamás desearíamos vivir nuevamente en la tierra” (E.G.W. La fe por la cual vivo, 24 de diciembre)