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Las convicciones innegociables del cristiano a partir de Jesucristo: La obediencia Mateo 7:21-27. Punto de partida: JESÚS es el Señor.
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Las convicciones innegociables del cristiano a partirde Jesucristo:La obedienciaMateo 7:21-27
Punto de partida: JESÚS es el Señor • Jesús, en esta última sección del Sermón del Monte nos enfrenta con él mismo, coloca ante nosotros, la elección radical entre obediencia y desobediencia, y nos llama a una entrega incondicional de mente, voluntad y vida a su enseñanza. • No basta sólo con decir, no basta sólo con oír, no basta sólo con servir, es necesario OBEDECER. • Recordemos que el título Señor, aplicado a Jesucristo tiene un significado triple: Jesús es salvador; es el ungido y el dueño de la vida. • Un pasaje que nos expresa que una convicción radical, trae una elección radical.
I. LA OBEDIENCIA: coherencia en medio del peligro de una confesión meramente verbal (v. 21-23). • Las personas que Jesús describe aquí confían en una afirmación de credo para su salvación, en lo que ellos “dicen” de/a Cristo. • v. 21-23: A pesar de ser una confesión cortés, ortodoxa, ferviente y pública, concernía sólo a sus labios pero no a su vida, porque nunca se habían sometido a la voluntad de su Padre celestial (6:46). “La diferencia vital reside entre “decir” y “hacer”. Ellos dirán que hacen obras prodigiosas en su ministerio; pero en su conducta de cada día las obras que hacen no son buenas sino malas, por eso son hacedores de maldad”(John Stott) • A Jesús nuestras palabras piadosas y ortodoxas no le impresionan. Todavía pide pruebas de nuestra sinceridad mediante buenas obras de obediencia, coherentes a lo que profesan nuestros labios. Si bien las obras no salvan, las obras si son evidencias de salvación en Cristo.
I. LA OBEDIENCIA: coherencia en medio del peligro de una confesión meramente intelectual (v. 24-27) • Jesús ilustra el contraste entre el “oír” y el “hacer” a través de la parábola de los dos constructores, el uno “oye y hace”, el otro “oye y no hace”, el uno obedece y el otro no. • Un observador casual no habría notado la diferencia entre ambas casas una vez terminadas. Porque la diferencia estaba en los cimientos y los cimientos no se ven. Sólo cuando la tormenta azotó y abatió con gran ferocidad, se reveló la diferencia fundamental y fatal: La una resistió el temporal, la otra quedo en una irreparable ruina. • De la misma manera, todos aquellos que dicen ser cristianos, con frecuencia lucen semejantes, ambos parecen construir vidas cristianas. Sólo la tormenta revelará la verdad. A veces una tormenta de crisis o calamidades pone de manifiesto qué clase de persona somos, porque “la verdadera piedad no se distingue de su falsificación hasta que llega la prueba”.
II. LA OBEDIENCIA: Una actitud de esperanza y perseverar en lo bueno en medio de la prueba. • Jesús nos coloca por lo tanto en la sería responsabilidad de asegurar que lo que sabemos y lo que decimos se traduzca en las obras que hacemos. La verdadera confesión del señorío de Cristo, va acompañada inevitablemente de esas buenas obras que son “sal” y “luz” del mundo (Mateo 5:13-16). • Por eso la obediencia es también esa actitud de esperanza propia de quienes aguardan la plenitud de Reino de Cristo en la tierra, aunque en momentos haya dolor y sufrimiento. • Finalmente, la obediencia del primer constructor, nos invita a perseverar en lo bueno, es decir, vencer con el bien, el mal (Romanos 12:20-21).
Conclusiones: • La importancia de llamarlo Señor y de estudiar su Palabra está dada desde la convicción de ser obedientes porque se requiere de un “a quién” y un “a qué”: Los seguidores de Cristo somos incondicionalmente obedientes a Jesucristo y a su Palabra. • La verdadera obediencia se hace evidente en medio de la lluvia, ríos y vientos que golpea en ocasiones la vida cotidiana en nuestros hogares, trabajo, en la calle, en el bus, en la universidad, etc. ¿Cuáles son esas situaciones que hoy están poniendo a prueba los cimientos? • Vivimos con esperanza por las evidencias visibles y tangibles del Reino de Dios, presente y extendiéndose en medio de un sistema de valores en descomposición y oscuro. • Perseveramos en medio de la prueba porque sabemos que Jesús es el Señor, es decir Él es quién tiene control sobre cada situación, porque es dueño de nuestras vidas.