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Desde muy joven tuve un sueño. Volar alto, muy alto. Con esfuerzo y disciplina mi sueño se concretó. Mucho más allá de lo esperado. Volé más alto que las nubes, más alto que los pájaros. Siempre atento, siempre obediente.
E N D
A los 27 años busqué hasta que encontré a la mujer de mis sueños, lo más parecido a aquellas que aparecían en las películas del teatro.
Y encontró a la más linda que sus ojos pudieron ver Y encontré la más linda que mis ojos pudieron ver
Como consecuencia gratuita de mi amor nacieron Alberto, Soledad e Isabel. Mi primera “camada”.
Inesperadamente, a los 40 años llegó a mi vida mi última hija, mi concho
Luego que llegaron al mundo todos los integrantes que formaron mi familia me sentí satisfecho, ganador y muy afortunado.
Tuve todo lo que un hombre podía desear, a pesar de los obstáculos estaba orgulloso de mi hermosa familia, mi mujer, mis hijos y mi querida Fuerza Aérea.
El deporte, los autos, la música, los aviones y mis amigos fueron siempre motivo de alegría. Mi cuerpo vigoroso y saludable, mi arma símbolo de poder, los aviones sinónimo de libertad. Amigos: ¡que hermoso recorrido!
Los viajes por diversas razones, unas felices y otras no tanto
Agradecido de una vida buena donde tuve todo y a la vez no tuve nada, le dedico a los amigos de siempre, los que estuvieron ahí, a mis hijos “adoptivos”, mis alumnos, también hijos, mis sobrinos, otra vez mis hijos, mis amigas queridas
Recuérdenme así, cuando no tuve que dar la gran batalla de mi vida, aquella lucha infame contra mi enfermedad
Ahora marcho a paso rápido y firme, a servir a un buen Patrón un Gran General que conocí poco antes de dejar esta vida. Marcho con una sola certeza,
Como me juró una de mis hijas al partir: “nos volveremos a encontrar”. Pero será a mi manera.