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Presentación del P. Siverio Velasco. INTRODUCCION A LA SAGRADA ESCRITURA. El Canon de la Biblia y la historia del texto. Los libros de la Sagrada Escritura son Palabra de Dios. ¿Cómo lo sabemos? ¿Qué criterios usa la Iglesia para determinarlo? ¿Cuál es su historia y teología?.
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Presentación del P. Siverio Velasco INTRODUCCION A LA SAGRADA ESCRITURA El Canon de la Biblia y la historia del texto Los libros de la Sagrada Escritura son Palabra de Dios. ¿Cómo lo sabemos? ¿Qué criterios usa la Iglesia para determinarlo? ¿Cuál es su historia y teología?
Para que un libro sea sagrado se necesita la inspiración del Espíritu. El único medio para conocer esa inspiración debe ser una intervención explícita de la Iglesia asistida por el mismo Espíritu. Esto vamos a ver en este curso. El alumno debe examinar el vocabulario y la bibliografía que encontrará a pie de página. Se agradece al P. Miguel Ángel Tábet por su material de trabajo.
Entrega 1ª: NOCIONES PRELIMINARES DEL CANON BÍBLICO Ya hemos estudiado que la Biblia tiene un origen divino. También el modo cómo Dios inspiró a los hagiógrafos para que escribieran todo y sólo lo que Dios quería. Ahora veremos cuáles son los libros inspirados y cómo, a través de la historia, se constituyeron en lo que llamamos “canon bíblico”. Este tratado tendrá varias partes:
1- NOCIONES FUNDAMENTALES Terminología. “Canon bíblico”, desde fines del s.III, designa el catálogo oficial de los libros inspirados. “Canónico” significa perteneciente al canon. “Canonizar” es admitir en el canon. “Canonicidad”: pertenecer al catálogo de estos libros.
Canonicidad e inspiración. “Canónico” e “inspirado” coinciden en cuanto que todos los libros canónicos están inspirados y no parece que haya inspirados que no estén en el canon bíblico. Difieren en el sentido ontológico: La inspiración viene de Dios y la canonicidad del reconocimiento de la Iglesia. La canonicidad presupone la inspiración. No al contrario. La declaración de la Iglesia sobre la canonicidad no añade nada al contenido intrínseco del libro inspirado.
El criterio de canonicidad en la teología católica. Es la que da la Dei verbum: “La misma tradición (apostólica) da a conocer a la Iglesia el canon íntegro de los libros sagrados”. No entra a proponer datos históricos; pero determina que el canon bíblico se asienta en la Tradición que se forjó, gracias a la asistencia del Espíritu Santo, en la iglesia apostólica y primitiva.
Desde el inicio los libros inspirados (p.e. los cuatro evangelios) gozaron, al menos implícitamente, de la aprobación apostólica. El Espíritu Santo primero inspiró a los apóstoles para que proclamasen la Revelación de manera auténtica. Luego asistió a la Iglesia para que conservase, custodiase y proclamase el depósito de la Revelación. En este nexo entre Escritura y Tradición está el “criterio de canonicidad”.
La existencia de libros inspirados que se han perdido. El canon bíblico, una vez reconocido y definido por la Iglesia, no admite ni añadidos ni exclusiones. La Iglesia no lo constituye, sino que lo reconoce; pero al proclamarlo, entra a formar parte de las verdades reveladas por Dios. Por lo tanto, si se encontrase algún otro escrito de origen apostólico, no sería parte del canon, sino sólo tendría carácter documental.
Libros protocanónicos y deuterocanónicos. No se trata de una graduación en la dignidad y autoridad de los libros sagrados. Se llaman libros protocanónicos los que siempre y en todas las comunidades antiguas fueron considerados inspirados, sin que hubiera incertidumbres de peso. Se llaman deuterocanónicos los que en algunos tiempos y algunas comunidades fueron dudosos hasta que se formó el canon definitivo.
Los libros deuterocanónicos son 14: 7 del Ant. Test. y 7 del Nuevo. Del Ant. Test. son: Tobías, Judit, 1 y 2 Macabeos, Baruc con la carta de Jeremías, Sirácide y Sabiduría. Del Nuevo: Hebreos, Cartas de Santiago, 2ª Pedro, 2 y 3 Juan, Judas y Apocalipsis. Y Est 10,4-16; Dn 3, 24-90 y Dn 13-14 Los judíos no admiten los deuterocanónicos. Los protestantes suelen rechazar los deut. del Ant. Test.
Libros apócrifos. Apócrifo significa oculto, escondido. Se parecen por título y contenido, pero nunca han sido reconocidos como canónicos e inspirados por la iglesia universal. Del Ant. Test. hay desde el s. II a.C. Del Nuevo son de los primeros siglos dC. Les hay de varios estilos, y nos pueden servir para un mejor conocimiento del mundo bíblico y temporal. Suelen aparecer como de un personaje bíblico.
Ágrafa. Significa “no escrito”. También se les llama “dichos”. Son dichos atribuidos a Jesús según alguna tradición incierta y que no están en los 4 evangelios. Uno famoso es el mencionado por san Pablo en Hch 20,35: “Mayor felicidad hay en dar que en recibir”. No se encuentra en los evangelios; pero quizá san Pablo lo recibió por distinta tradición apostólica.
Diversos ágrafas aparecen en variantes de los manuscritos del N.T., en papiros, en escritos apócrifos, en la patrística y en la liturgia. Para que un ágrafa se le considere auténtico debe tener a favor testimonios dignos de fe, independientes entre sí, y que contenga doctrina y estilo conforme a la enseñanza auténtica del Señor. Loa ágrafas considerados más probables añaden muy poco a lo que ya conocemos de Jesús.
Presentación del P. Silverio Velasco EXTRACTADO de la “Introducción General a la Biblia” del P. Miguel Angel Tábet