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PERUANO..QUE NUNCA MÁS SE REPITA . "NO HAY QUE CONFIAR EN LOS CHILENOS, NOSOTROS ESTAMOS DISPUESTOS A PENSAR QE LA GUERRA YA ACABÓ. ELLOS NO.“ Javier Valle Riestra. “ GALLINAS FELICES” ¿SE REPITEN LOS CICLOS? ¿SON LOS MISMOS TRAIDORES?
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PERUANO..QUE NUNCA MÁS SE REPITA.. "NO HAY QUE CONFIAR EN LOS CHILENOS, NOSOTROS ESTAMOS DISPUESTOS A PENSAR QE LA GUERRA YA ACABÓ. ELLOS NO.“ Javier Valle Riestra “ GALLINAS FELICES” ¿SE REPITEN LOS CICLOS? ¿SON LOS MISMOS TRAIDORES? César Hildebrandt
JAVIER VALLE-RIESTRA A URI BEN SCHMUEL, CUYA PATRIA ANCESTRAL FUE VÍCTIMA, TAMBIÉN, DE UNA EPOPEYA. I González-Prada decía que no sabíamos amar ni odiar con firmeza. Esto lo prueban las declaraciones sumisas de historiadores y científicos sociales que han considerado el documental chileno como objetivo, ya que contiene versiones de las tres partes del conflicto de 1879, Bolivia, Perú y Chile. Pero parece que no hubieran visto el film con ojos de ver, como diría Ricardo Palma. Aparecemos bolivianos y peruanos como ignorantes. Algún compatriota declara que la guerra fue por la mina Salitre (sic). Ridiculizan al héroe boliviano Eduardo Abaroa (y a su contemporáneo bisnieto), quien con doce hombres defendió el paso de Topater, a la entrada de Calama. En fugacísima escena –no percibida por los astígmatas- aparece un soldado peruano ejecutando a un militar chileno moribundo en la batalla de Chorrillos (enero de 1881).
Si son imparciales por qué no aludieron al saqueo, incendio y mortandades protagonizadas en esa villa; por qué no aluden a los once bomberos italianos fusilados después de esa desigual batalla (Angelo Cepollini; Battista Leonardi; Lorenzo Astrona; Lecca Chiappe; Angelo Desalzi; Giovanni Ogro; Egidio Valentini; Paolo Margano; Giovanni Pale; Filippo Borgna y Enrico Nerini). Toda esta escenografía de Chorrillos aparece como si la "heroica" infantería chilena se enfrentara y derrotara a la artillería peruana. Esta película no es inocente. La política nunca lo es. Y menos en su dimensión internacional en que jamás hay buenas intenciones. Eso es para las aldeas. Se nos conduce a debatir las causas inmediatas o aparentes del conflicto. Pero no a la fundamental: la congénita vocación chilena expansionista. Así como Estados Unidos fue creado diciendo: "To the west, man, to the west". Los chilenos dijeron: "Al norte, hacia el norte, compatriotas". Veamos.
II Bolivia, al segregarse del Perú, tenía como límite meridional el paralelo 27, de acuerdo con los hitos regulados por la Audiencia de Charcas. Las primeras Constituciones chilenas reconocieron que las fronteras de su país se extendían hasta el territorio de Atacama. Chile decidió desde 1840 apoderarse de ese desierto y suscribió con Bolivia, en 1866, un Tratado que señalaba como confín el paralelo 24 de latitud meridional e impuso un condominio en la explotación del guano y del salitre. En 1874 otorgaron ambos países otro Tratado, volviendo a señalar ese paralelo como su borde. Pero, como el 14 de febrero de 1878,el gobierno altoperuano del General Hilarión Daza promulgó una ley creando un impuesto de 10 centavos sobre el quintal de salitre exportado, tropas chilenas desembarcaron en Antofagasta y se apoderaron del territorio situado al sur del paralelo 23 y al norte del 24.
El Perú se vio arrastrado a la guerra porque había firmado, en febrero de 1873, un Tratado cuasisecreto (conocido por el Departamento de Estado, Itamarati, Buenos Aires y que fue debatido en tres parlamentos) de alianza defensiva con Bolivia. A consecuencia de dicho instrumento bilateral tuvimos que ingresar por el casus foedere en la conflagración y perdimos Tarapacá en 1883 (Tratado de Ancón) y aceptamos inexplicablemente un plebiscito sobre el destino de Tacna y Arica ¿Qué plebiscito cabía en provincias histórica y sociológicamente peruanas? Chile sabía que iniciaría una campaña de desperuanización y de sabotaje del referéndum. Todo este proceso culminó con los informes de los militares yanquis Pershing y Lassiter que confirmaron su no viabilidad por el vandalismo chileno.
Tuvimos en 1929 que renunciar a Arica, en el Tratado Rada y Gamio – Figueroa Larraín. Todo esto lo había ya diseñado el Ministro Diego Portales en 1836, al dirigirse visionariamente al Almirante Blanco Encalada, antes de su expedición contra la Confederación Perú-Bolivia. Decía el ministro semanas antes de su cruel asesinato en Quillota por el Capitán Florín: "(...) la confederación debe desaparecer para siempre jamás del escenario de América (...) las fuerzas navales deben operar antes que las militares, dando golpes decisivos. DEBEMOS DOMINAR PARA SIEMPRE EN EL PACIFICO: ESTA DEBE SER SU MÁXIMA AHORA, Y OJALÁ FUERA LA DE CHILE PARA SIEMPRE. (...)" Esta primera expedición capituló en Paucarpata. Y Blanco Encalada fue procesado en su país. Chile decidió una segunda expedición "restauradora". Y zarpó una flota desde Coquimbo el 19 de Julio de 1838 con 26 transportes y 5400 hombres. Fuimos derrotados en Yungay. Y una marcha de ese nombre es el himno Chileno.
Por tercera vez ingresarían las aves de rapiña sureñas en 1879. Así que con la historia clínica de ese país no podemos confiar que tenga una voluntad americanista porque tiene un designio imperial y prusiano. Hoy mismo hablan del Mar Presencial de Chile (tesis oceanopolítica del Almirante Jorge Martínez Bush, ex Comandante en Jefe de la Armada chilena, consagrada en la ley 19080, en cuya virtud fabrican un Chile continental, otro antártico y otro polinésico) que tiene una significación totalitaria, más allá de las Convenciones. Dice racistamente este imperialista, rabioso ante nuestro imperio ancestral: "La mancha india, término utilizado por ciertos círculos, se extiende con mayor velocidad que el crecimiento de los blancos. En este gran núcleo de seres humanos se encuentra (latente en algunos y subyacente en muchos) el concepto de un pasado histórico como nación diferente a la actual (...)".
Y belicistamente, militaristamente, agrega: "Y si en estas tareas [de resguardo a los mencionados intereses nacionales] debe recurrirse al uso racional y legítimo de la fuerza, por haber fracasado las demás componentes del poder nacional en la conservación de la paz, el poder naval deberá tener una eficacia bélica tal que, cumpliendo todas las operaciones de guerra que sean necesarias, contribuyan a restaurar la paz en el menor tiempo posible". Chile no tiene un destino indoamericano. Tiene un destino singular desde el siglo XIX. Y es tan maquiavélico y siniestro que celebró con Bolivia en 1895 un Tratado secreto de paz y amistad sobre transferencia de territorios, en uno de cuyos protocolos se precisa:
"Si a consecuencia del plebiscito que haya de tener lugar, en conformidad al Tratado de Ancón, o a virtud de arreglos directos,adquiriese la república de Chile dominio y soberanía permanente sobre los territorios de Tacna y Arica, se obliga a transferirlos a la república de Bolivia, en la misma forma y con la misma extensión que los adquiera, sin perjuicio de lo establecido en el artículo II. (Firmado por los Cancilleres Luis Barrios Borgoño y Heriberto Gutiérrez)" El protocolo del 30 de abril de 1896 (Guerrero-Gutiérrez) ratificó su compromiso principal de transferir a Bolivia los territorios de Tacna y Arica. Chile puede pretender hoy volver a lo mismo. Le interesa el gas boliviano y le interesa la cuenca del Titicaca, sobre la que existe un condominio peruano-boliviano. Pero, más allá de estas intenciones está la mente chauvinista de su pueblo que no está dispuesta a ceder un milímetro de su territorio. De tal manera que un corredor con soberanía y jurisdicción al norte de Arica es utópico. Ya lo ha advertido Lavin y cualquier actitud equívoca puede determinar la derrota de la Concertación.
III No sé por qué se han atrevido a denominar Epopeya a este insidioso documental ambiguo sobre el cobarde conflicto contra dos fuerzas desiguales y mal armadas, es decir, las alto y bajo peruanas. ¿Por qué en cuarenta años saltaron usurpadoramente del paralelo 27 al paralelo 18, apoderándose de Taltol, Antofagasta, Mejillones, Angamos, Chuquicamata, Toquilla, Chipana, Iquique, Pisagua, Arica? Igual denominación de epopeya merecería entonces el siniestro Hitler porque en días se apoderó, por Blitz Krieg, del Sarre, de Prusia, de Polonia, de Austria en busca de su sediciente espacio vital. ” No hay que confiar en los chilenos. Nosotros estamos dispuestos a creer que la guerra acabó. Ellos no”. Lima, 8 de mayo de 2007.
César HildebrandtDiario La Primera 14 de agosto 2007 GALLINAS FELICES Mientras el presidente de la cámara de diputados de Chile cancelaba su visita a Lima y la cancillería de ese país protestaba formalmente por la nueva cartografía marítima publicada por el Perú –gesto que honra a Torre Tagle y a quien está al mando–, el señor Hugo Otero, embajador peruano en Santiago de Chile, decía que las relaciones entre ambos países “son más grandes que sus eventuales problemas”.“Chile y Perú son dos pueblos que tienen relaciones por más de quinientos años y siempre pueden existir entre dos pueblos hermanos algunas diferencias...”, ha dicho Otero cacareando inexactitudes.
En primer lugar, no son diferencias eventuales. Eventual es lo que acaece, lo que puede acaecer, lo imprevisto, lo accidental.El odio de Chile hacia el Perú nació post-virreinal y puro, republicano y taimado, violento y sistemático.Por eso nos declaró la guerra dos veces y en ambas oportunidades nos hizo todo el daño que pudo. La primera guerra fue para separarnos de Bolivia y la segunda fue para robarle a Bolivia y al Perú la inmensa riqueza guanera, salitrera –y más tarde cuprífera– con la que prosperó. Y en ambas guerras Chile contó con peruanos descastados que le facilitaron las cosas.El señor Otero ignora qué significa la palabra eventual. Ignora también la historia. Por eso habla de quinientos años de relaciones. Hace 500 años Chile era un apéndice olvidado de un virreinato que había elegido a Lima como centro administrativo. Aquella capitanía encerrada entre el océano y los Andes miró con codicia al norte casi por necesidad y claustrofobia.
Luego convertiría la rapiña de su cóndor emblemático en un principio de su geopolítica. Y el Perú y Bolivia serían sus víctimas recurrentes.¿RELACIONES ENTRE PUEBLOS?Jamás dejó Chile de mirarnos como presa. Para ese país el Perú ha sido sólo una saqueable fuente de riquezas.Lo primero que hizo su soldadesca fue ocupar los depósitos del guano. Y el 22 de febrero de 1880 permitió a los tenedores ingleses de bonos peruanos sacar todo el guano que quisieran pagando, eso sí, 20 chelines por tonelada. Para ese entonces, todas nuestras islas guaneras estaban tomadas por Chile.En esta guerra de mierda aviar, todo estaba calculado. En 1882 Chile ordenó la venta de un millón de toneladas de guano peruano: 50% para su gobierno, 50% para los acreedores europeos del Perú.
Y logró que ese trato, que debía extenderse por largos años, fuera parte de la rendición de Ancón y fuese aprobado por el Congreso peruano, aunque para ello el gobierno de Cáceres tuvo que expulsar a los diputados decentes que seguían mostrando su oposición y convocar a nuevas elecciones (fraudulentas).Vendría por esos días el señor Michael Grace a decirnos que el Perú debía 51 millones de libras esterlinas. La verdad, como la denunció Billinghurst, es que la deuda había sido comprada al remate por 3 millones de libras. Grace nos propuso, amablemente, quedarse con la aduana de Mollendo, nuestros ferrocarriles, lo que quedaba del guano (en acuerdo con Chile), todo el carbón y la plata y la exclusiva para colonizar nuestra selva. Así nos dejó Chile tras llevarse los libros de la Biblioteca –los incunables que jamás pudieron tener–, incendiar Chorrillos sin necesidad, escupir nuestros museos y orinarse a las puertas de las casas que ocupaban para emborracharse y violar a mujeres indefensas.
¿QUINIENTOS AÑOS DE FRATERNIDAD?Chile ha comprado, en la última década, cuatro mil millones de dólares en armas de la más reciente generación. Con ellas pretende defender los 5,200 millones de dólares invertidos en el Perú, donde disfruta de monopolios y posiciones dominantes que jamás Chile le cedería a la industria peruana.¿Se repiten los ciclos? ¿Son los mismos traidores? ¿Qué clase de peruano comeguano hay que ser para hablar como el señor Hugo Otero?