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ARÍSTIDES MÍNGUEZ BAÑOS. LA DE OJOS DE LECHUZA I. Nacimiento. Zeus antes del nacimiento de Atenea. Ilitía y otras diosas actúan como comadronas. Cerámica 540-530 a.C.
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ARÍSTIDES MÍNGUEZ BAÑOS LA DE OJOS DE LECHUZAI. Nacimiento
Zeus antes del nacimiento de Atenea.Ilitía y otras diosas actúan como comadronas.Cerámica 540-530 a.C
Atenea saliendo de la cabeza de su padre. A su lado, Hefesto con una segurVasija ática de pinturas rojas 470-460 Antes de Cristo Londres, British Museum
Nacimiento de Atenea. Zeus, sentado en su trono, sostiene un haz de rayos, mientras que de su cabeza surge la diosa, blandiendo un escudo. Hefesto, con un hacha de doble filo, aparece a la derecha.Pintado por Frinos entre 560-550 a.C.
Juicio de Paris. Pintura sobre cerámica atribuida a Antimenes (530 a. C.), Munich,Antikensammlungen
Juicio de Paris. Hidria de figuras rojas, 500-450 a. C..Lodres, British Museum
El Juicio de Paris, Girolamo Benvenuti(1470-1524). Museo del Louvre, París
Juicio de la reina Isabel I de Inglaterras. XVI, Hampton Court
Triunfo de Atenea, Francesco del Cossa, 1476-1484,Fresco del Palacio Schifanoia, Ferrara
Atenea y Hermes protegen a Perseo, que se dispone a decapitar a Medusa, mientras duerme. Cerámica pintada atribuida al Pintor de Nausícaa, 450-440 a. C.Richmond, Virginia Museum
Perseo armado por Mercurio y Minerva, Bordono Paris 1545-1555
Heracles con el Jabalí de Erimanto, Cerámica Ática de figuras negras,530-510 a. C., Londres, British Museum
Minerva protege a Hércules de Venus y Cupido, Pietro Benvenuti, (1769-1844),Florencia, Palazzo Pitti.
Atenea aplacando la cólera de Aquiles, ilustración de Flaxman (1888)para una edición de “La Ilíada”
Orestes comparece al juicio del Aréopago, Grabado de Schwab, 1914
Atenea ayuda a construir el Argo, Robinson, 1937,Londres, Longmans
Minerva desnuda ante un fauno, Golztzius, 1611,Haarlem, Frans Museum
Atenea en el frontón del templo de Egina, 505-500 a. C.Munich
Atenea y dos amorcillos dormidos, Delvaux, 1746-1748,Amsterdam, Rijkmuseum
Atenea frente al Parlamento de Viena,grupo escultórico de Karl Kudmann, 1873-1883
Atenea de Nashville, recreación a tamaño natural de la escultura del Partenón,Alan LeQuires, 1990.
AL CONDE DE LEMUS, YÉNDOLE A VISITAR A MONFORTE Llegué a este Monte fuerte, coronado De torres convecinas a los cielos, Cuna siempre real de tus abuelos, Del Reino escudo, y silla de su estado. El templo vi a Minerva dedicado, De cuyos geométricos modelos, Si todo lo moderno tiene celos, Tuviera invidia todo lo pasado. Sacra erección de príncipe glorioso, Que ya de mejor púrpura vestido Rayos ciñe de luz, estrellas pisa. ¡Oh, cuánto deste monte imperioso Descubro! Un mundo veo. Poco ha sido, Que seis orbes se ven en tu divisa. • Luis de Góngora y Argote, 1609
DE LAS MUERTES DE DON RODRIGOCALDERÓN, DEL CONDE DE VILLAMEDIANA Y CONDE DE LEMUS
ODA A SALVADOR DALÍ , F. G. LORCA ¡Oh, Salvador Dalí, de voz aceitunada! No elogio tu imperfecto pincel adolescente ni tu color que ronda la color de tu tiempo, pero alabo tus ansias de eterno limitado. Alma higiénica, vives sobre mármoles nuevos. Huyes la oscura selva de formas increíbles. Tu fantasía llega donde llegan tus manos, y gozas el soneto del mar en tu ventana. El mundo tiene sordas penumbras y desorden, en los primeros términos que el humano frecuenta. Pero ya las estrellas ocultando paisajes, señalan el esquema perfecto de sus órbitas. La corriente del tiempo se remansa y ordena en las formas numéricas de un siglo y otro siglo. Y la Muerte vencida se refugia temblando en el círculo estrecho del minuto presente. Al coger tu paleta, con un tiro en un ala, pides la luz que anima la copa del olivo. Ancha luz de Minerva, constructora de andamios, donde no cabe el sueño ni su flora inexacta. Pides la luz antigua que se queda en la frente, sin bajar a la boca ni al corazón del bosque. Luz que temen las vides entrañables de Baco y la fuerza sin orden que lleva el agua curva.
RIMA XII Porque son, niña, tus ojos verdes como el mar, te quejas; verdes los tienen las náyades, verdes los tuvo Minerva, y verdes son las pupilas de las hourís del Profeta. Gustavo Adolfo Bécquer
MI NIÑA Y ALBERTI Ahora los dos, en el Cielo, recitarán juntos... Mi niña en sueños se viste con alma de marinera. Anclado su barco está donde el mar no puede verla. Pero en olas espumosas llegan blancos tus poemas : Alberti, señor de la taza plateada por estrellas. Alberti, mi niña escucha el canto de otros poetas, que despiertan con su arte su sonrisa de Minerva. Gusta de ociar con Celaya, Otero, Panero y Biedma ; pero acusa en sus palabras la falta del agua buena. Gustavo Adolfo Medina