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El número de oro. Las proporciones de un rectángulo. Hasta hace poco eran casi universa-les los aparatos de TV cuyo formato de pantalla era 4:3. Esto significa que. Las proporciones de un rectángulo.
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Las proporciones de un rectángulo Hasta hace poco eran casi universa-les los aparatos de TV cuyo formato de pantalla era 4:3. Esto significa que
Las proporciones de un rectángulo En la actualidad es posible elegir entre otros formatos, siendo frecuente el 16:9; incluso es posible elegir qué for-mato usar dependiendo de la emisión que se esté recibiendo. El formato, independientemente del ta-maño del televisor, nos determina la forma del rectángulo que vemos.
Un problema geométrico La figura que se da a continuación es un rectángulo dividido en un cuadra-do y otro rectángulo. ¿Qué formato del rectángulo inicial hacen que el segundo rectángulo sea semejante al primero?
Si el lado del cuadrado lo tomamos igual a 1, y es x la medida del lado mayor del rectángulo, debe cumplirse que
Resolviendo esta ecuación, que tiene dos soluciones, la única que tiene sentido es la positiva, y resulta ser:
A este número se le llama “número áureo”, o número de oro, y se suele representar por la letra griega F. Nótese que la ecuación que resuelve nuestro problema puede escribirse así:
Como el número F es solución de esa ecuación resulta que es decir
El rectángulo de formato F:1 fue considerado en la antigüedad clásica griega como el más estéticamente agradable, y hoy en día nuestro DNI, carnet de conducir y tarjetas bancarias responden con bastante exactitud a dicho formato.
En el Partenon se encuentran ejemplos de rectángulos que responden a la pro-porción áurea.
Desde el Renacimiento, muchos artistas, singularmente pintores, han utilizado en sus obras dimensiones relacionadas con la razón áurea.
Soneto de Rafael Alberti A ti, maravillosa disciplina, media, extrema razón de la hermosura que claramente acata la clausura viva en la malla de tu ley divina. A ti, cárcel feliz de la retina áurea sección, celeste cuadratura, misteriosa fontana de mesura que el Universo armónico origina. A ti, mar de los sueños angulares, flor de las cinco formas regulares, dodecaedro azul, arco sonoro. Luces por alas un compás ardiente. Tu canto es una esfera transparente. A ti, divina proporción de oro.
Pero hay mucho más detrás del número áureo. Notemos primero un hecho que puede parecer sorprendente. Partimos de un rectángulo de altura a y anchura b arbitrarios, y por tanto de formato b:a
Tomemos, por ejemplo, a=3, b=11. Ahora construimos esta sucesión de números: 3, 11, 14, 25, 39, 64, 103, 167, 270,.. Como se ve, cada término a partir del tercero es suma de los dos que le preceden.
¿Cómo son los formatos de los rectán-gulos cuyos lados son dos términos consecutivos de la sucesión? Veamos:
Si siguiéramos un poco más calculan-do términos de la sucesión veríamos la tendencia:
El cociente entre la anchura y la altura se va aproximando al número áureo. Este hecho es cierto cualquiera que sea la elección de los dos primeros números, lo cual revela una conexión entre el número áureo y las sucesio-nes que obedecen a la regla de forma-ción antes expuesta.
La sucesión de Fibonacci La más sencilla entre todas se obtiene cuando los dos primeros términos son iguales a 1: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89,… Esta sucesión se conoce con el nombre de “sucesión de Fibonacci”
La sucesión de Fibonacci Su interés se debe a que aparece en la naturaleza donde no esperaríamos encontrarla. Por ejemplo, en el caso de las pepitas del girasol, estas se disponen según espirales cuyo núme-ro es un término de la sucesión de Fibonacci.
La sucesión de Fibonacci Este es un ejemplo de cómo el número áureo determina la disposición de las semillas del girasol.