110 likes | 444 Views
LA PALABRA: EL FUNDAMENTO DEL REAVIVAMIENTO. Lección 3 para el 20 de julio de 2013. EL PODER DE LA BIBLIA. La Palabra de Dios está llena de poder:. Poder para crear. Poder para reavivar. Poder para conducirnos a Jesús. Poder para mantener el reavivamiento.
E N D
LA PALABRA: EL FUNDAMENTO DEL REAVIVAMIENTO Lección 3 para el 20 de julio de 2013
EL PODER DE LA BIBLIA La Palabra de Dios está llena de poder: Poder para crear. Poder para reavivar. Poder para conducirnos a Jesús. Poder para mantener el reavivamiento. “Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados” (Hechos 20:32)
LA BIBLIA, EL ESPÍRITU Y LA FE Al leer la Biblia con oración, el Espíritu Santo usa el poder latente en la Biblia para transformar nuestras vidas. Pero para recibir estos beneficios, la lectura de la Biblia debe ir acompañada de fe. “Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron” (Hebreos 4:2) La fe, la fe verdadera, siempre está centrada en la voluntad de Dios, no en nuestros deseos. Es confiar en Dios, creer en sus promesas y actuar sobre la base de su Palabra. Nuestra fe crece al escuchar la Palabra de Dios y al ponerla en práctica (Rom. 10:17; Sant. 2:17, 18). Abrir nuestras mentes a las enseñanzas de la Palabra de Dios edifica la fe; y hacer lo que Dios dice –aun si es contrario a nuestros deseos personales– nos prepara para recibir la plenitud del poder del Espíritu.
PODER PARA CREAR La Palabra escrita de Dios tiene el mismo poder creador que Su Palabra hablada. Analiza Hebreos 4:12. Vemos que la Palabra de Dios puede transformar nuestra naturaleza entera. Gobierna cada aspecto de la vida y la conducta humanas.
“En la palabra de Dios está la energía creadora que llamó los mundos a la existencia. Esta palabra imparte poder; engendra vida. Cada orden es una promesa; aceptada por la voluntad, recibida en el alma, trae consigo la vida del Ser infinito. Transforma la naturaleza y vuelve a crear el alma a imagen de Dios” E.G.W. (La Educación, cp. 13, pg. 114)
PODER PARA REAVIVAR En el salmo 119, David pide repetidas veces a Dios que lo vivifique con su Palabra (vers. 25, 107, 154), ayudándole en los momentos de abatimiento, depresión o aflicción. Al repasar este salmo, pregúntate: ¿cómo puede la Palabra de Dios reavivar mi vida? “Ella es mi consuelo en mi aflicción, porque tu dicho me ha vivificado” (Salmos 119:50) • Me da consuelo (v. 50) • Me da esperanza (v. 74) • Me sustenta (v. 116) • Me enseña la verdad (v. 130, 160) • Me da entendimiento (v. 169) • Me libera (v. 170)
“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39) PODER PARA CONDUCIRNOS A JESÚS Cuando encontramos a Jesús en las páginas de nuestra Biblia, nuestra vida cambia y nuestro corazón arde como ardía el de los discípulos de Emaús (Lucas 24:32). Eso es reavivamiento. Jesús es el centro y la razón misma de las Escrituras. Al leer la Biblia, el Espíritu Santo nos conduce a una experiencia más profunda con Jesús. La Palabra de Dios sienta las bases de todo reavivamiento genuino. Nuestra experiencia surge de comprender la Palabra de Dios. Nuestra alabanza y nuestra adoración brotan de nuestras mentes saturadas con la Palabra.
“«Escudriñad las Escrituras», fue el mandato del Maestro. Muchos han perdido gran beneficio por haber descuidado este deber. Cuando investigamos la Palabra de Dios, los ángeles están a nuestro lado, reflejando los claros rayos de la luz sobre sus sagradas páginas. Las Escrituras se dirigen al hombre como a alguien que tiene la facultad de elegir entre lo correcto y lo erróneo; le hablan por medio de amonestaciones, reproches, ruegos y expresiones de estímulo. La mente debe ejercitarse en las solemnes verdades de la Palabra de Dios, o de otra manera se debilitará. Tenemos la verdad presentada por medio de publicaciones, pero no es suficiente confiar en los pensamientos de otros hombres. Debemos examinar por nosotros mismos, y aprender las razones de nuestra fe, comparando un pasaje con otro. Tomad la Biblia, y sobre vuestras rodillas rogad a Dios que ilumine vuestra mente. Si estudiáramos diligentemente y con oración la Biblia día tras día, veríamos cotidianamente alguna hermosa verdad bajo una luz nueva, clara y vigorosa” E.G.W. (Consejos sobre la obra de la escuela sabática, pg. 23)