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“La relación que yo acababa de hacerle de nuestra historia durante el último siglo, le había pasmado en extremo, pues, en su concepto, no era más que un horrible encadenamiento de conspiraciones, sediciones, homicidios, matanzas, revoluciones, destierros y todos los efectos más terribles que podían producir la avaricia, el espíritu de partido, la hipocresía, la perfidia, la crueldad, la ira, la locura, la envidia, la malicia y la ambición. En otra audiencia se tomó Su Majestad el trabajo de resumir la sustancia de todas nuestras conferencias (…) después, tomándome ambas manos y acariciándome con mucha dulzura, se expresó en estos términos (…): “Amiguito Grildrig: acabáis de hacerme un admirable panegírico de vuestra Inglaterra, me habéis demostrado cumplidamente que la ignorancia, la pereza y el vicio pueden llegar a ser las únicas cualidades de un hombre de gobierno, que las leyes son comentadas, interpretadas y aplicadas precisamente por unas personas cuyos intereses y talento les llevan a corromperlas, embrollarlas y a eludirlas. Advierto en vosotros una organización política que, en su origen, pudo ser tolerable, pero que luego las malas pasiones de los gobiernos y de los súbditos la han desfigurado por completo, pues, por todo lo que me habéis referido, no me parece que se exija en vuestro país una sola virtud para llegar a tal o cual categoría o para desempeñar algún destino público. Yo veo que allí, los hombres en general, no se ennoblecen por su talento, que los sacerdotes no están adelantados en las ciencias morales y en la piedad, los militares no despuntan por su valor, los jueces no sobresalen por su integridad, ni los diputados por su amor a la patria. • En cuanto a vos, que habéis pasado la mayor parte de vuestra vida navegando, quiero creer que no estaréis infectado de los vicios de vuestra nación pero (…) juzgo que la mayoría de vuestros compatriotas son la más perniciosa raza de insectos que la naturaleza jamás haya tolerado que se extendiese sobre la superficie del globo.” • Los viajes de Gulliver. Gulliver en el país de los gigantes. Jonathan Swift. 1726. • LEER, EXTRAER IDEAS PRINCIPALES, COMENTAR: ¿es el ser humano bueno o malo? Teorías y ejemplos.
La obra maestra de Swift, Viajes a varios lugares remotos del planeta, titulada popularmente Los viajes de Gulliver, fue publicada como anónimo en 1726 y obtuvo un éxito inmediato. A pesar de que fue concebida originalmente como una sátira, un ataque ácido y alegórico contra la vanidad y la hipocresía de las cortes, los hombres de estado y los partidos políticos de su tiempo, el autor fue añadiendo, durante los seis años que tardó en escribirla, desgarradas reflexiones acerca de la naturaleza humana. Los viajes de Gulliver es, por tanto, una obra salvajemente amarga y, en ocasiones, indecente, una desabrida burla a la sociedad inglesa de su tiempo y por extensión al género humano. Aún así, es una narración tan imaginativa, ingeniosa y sencilla de leer, que el primer libro ha permanecido como un clásico de la literatura infantil. El cuarto libro, Gulliver en el país de los Huim suele eliminarse de muchas ediciones juveniles por su excesiva mordacidad, ya que en el fondo lo que está planteando Swift es que la compañía de los animales —de los caballos, concretamente— es preferible y más estimulante que la de muchos humanos. Sus últimos años, tras las muertes de Stella y Vanessa, se caracterizaron por una creciente soledad y asomos de demencia. Sufrió frecuentes ataques de vértigo y, tras un largo periodo de decadencia mental, murió, el 19 de octubre de 1745. Fue enterrado en la catedral de la que había sido deán, junto al sepulcro de Stella. Su epitafio, escrito por él mismo en latín, reza: "Aquí yace el cuerpo de Jonathan Swift, D., deán de esta catedral, en un lugar en que la ardiente indignación no puede ya lacerar su corazón. Ve, viajero, e intenta imitar a un hombre que fue un irreductible defensor de la libertad
Jonathan Swift 1667-1745. Político y escritor irlandés. Los mejores médicos del mundo son: el doctor dieta, el doctor reposo y el doctor alegría. Un hombre nunca debe avergonzarse por reconocer que se equivocó,que es tanto como decir que hoy es más sabio de lo que fue ayer. Señor, quisiera saber quien fue el loco que inventó el beso. Tenemos bastante religión para odiarnos unos a otros, pero no la bastante para amarnos. La mayoría de las personas son como alfileres: sus cabezas no son lo más importante. Un solo enemigo puede hacer más daño que el bien que se pueden hacer diez amigos juntos. ¡Ojalá vivas todos los días de tu vida! La ambición suele llevar a las personas a ejecutar los menesteres más viles. Por eso, para trepar, se adopta la misma postura que para arrastrarse. La libertad de conciencia se entiende hoy día, no sólo como la libertad de creer lo que uno quiera, sino también de poder propagar esa creencia. Cuando el diablo está satisfecho, es una buena persona.