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Dios creó al primer hombre, formando un cuerpo del barro de la tierra y uniéndole un alma sacada de la nada. Dios concedió a Adán y Eva la ciencia infusa y la inclinación al bien.
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Dios creó al primer hombre, formando un cuerpo del barro de la tierra y uniéndole un alma sacada de la nada. Dios concedió a Adán y Eva la ciencia infusa y la inclinación al bien.
Tenían toda clase de felicidad. Dios les dio un cuerpo mortal y un alma inmortal. Para probar su obediencia, Dios les prohibió comer de la fruta del un árbol. Adán y Eva desobedecieron a Dios comiendo de la fruta del árbol prohibido y pecaron.
Todos los años la Iglesia nos recuerda, en el miércoles de Ceniza, el origen y el fin del hombre.
Dios les castigó y fueron expulsados del Paraíso. Las enfermedades y penas que sufrimos en este mundo s on castigo del pecado de Adán y Eva.
Nuestro primeros padres perdieron así la gracia y amistad de Dios. Sólo la Virgen María ha sido preservada del pecado original.
Dios nos manda a hacer cosas buenas por medio de los mandamientos y apartarnos de las malas para que no suframos las consecuencias. Jesús le dijo a un joven que para ir al Cielo debía guardar los Mandamientos. Cuando no cumplimos los Mandamientos comentemos un pecado, pero Dios nos perdona, si como este niño, le pedimos perdón.
Cuando haces una travesura, tu madre se enfada contigo; te perdona si le pides perdón. Jesús explicó que un joven se marchó de su casa enfadado con su padre. Hizo muy mal. Después tuvo que cuidar cerdos, pensó y comprendió que no se había portado bien. Así como él debes pensar los pecados: hacer un examen de conciencia.
Debes saberte mal haberlos hecho. esto es, tener dolor de los pecados. Has de tener deseo de no volver a hacerlos más, esto es, tener propósito. Es necesario que le digas todo al confesor: a esto llamamos confesión de los pecados. Debes rezar o hacer lo que te dice el confesor: esto es cumplir la penitencia.
La Iglesia católica fue fundada por Jesucristo, para que todos los hombres encontraran en ella una guía segura y los medios necesario para salvarse a través de los sacramentos. Jesús prometió a la Iglesia su asistencia hasta la consumación de los siglos.
El Señor Obispo da al nuevo sacerdote el poder de perdonar los pecados para ello debemos hacer el examen de conciencia y el propósito de enmienda.
Para no caer en pecado y vivir en el amor de Dios debemos guardar Los Mandamientos. Debemos huir de la tentación por medio de la vigilancia y de la oración: "Vigilad y orad para que no caigáis en la tentación.
Aprovechemos este tiempo de misericordia haciendo un buen examen de conciencia y acercándonos al Sacramento de la Reconciliación para experimentar el amor Misericordioso de nuestro Dios.
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