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MARTITA: LA PRINCESA HADA. Esperanza Vegara Mirete. AL ALBA. Empresa de Servicios Socioeducativos Tlf:608309237/667431219. Martita era una hada, con poca suerte para muchos. Nació con un defecto en las alas y tampoco tenía poderes mágicos y eso que era la hija de la Gran Reina de las Hadas.
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MARTITA: LA PRINCESA HADA Esperanza Vegara Mirete AL ALBA. Empresa de Servicios Socioeducativos Tlf:608309237/667431219
Martita era una hada, con poca suerte para muchos. Nació con un defecto en las alas y tampoco tenía poderes mágicos y eso que era la hija de la Gran Reina de las Hadas. Pero creció dando las gracias, sonriendo y haciendo amigos, de forma que todos los animalillos del bosque estaban encantados de ayudarla.
Cuando cumplió la edad de ser reina muchas dudaron de que pudiera ser buena reina por su discapacidad. Tanto que Martita tuvo que realizar una prueba para demostrar las maravillas que podía hacer. El hada Martita se entristeció mucho porque no sabía de que manera podía demostrar su poder. Asique se sentó en la orilla de un río a pensar. De pronto, llegaron un montón de animalillos del bosque dispuestos a ayudarla en lo que necesitara.
- Muchas gracias amiguitos, pero no creo que podáis ayudarme- dijo Martita algo más contenta. • - ¡Claro que sí! - respondió la ardilla- Dinos, ¿qué harías para sorprender a esas hadas tontorronas? • - Si pudiera, me encantaría atrapar el primer rayo de sol, antes de que tocara la tierra, y guardarlo en una gota de rocío, para que cuando hiciera falta, sirviera de linterna a todos los habitantes del bosque- dijo Martita un poco dudosa.
- Pero como no tengo magia ni alas donde guardarla..- continuó el hada Martita. - ¡Pues la tendrás guardada en otro sitio! ¡Mira!- Gritó un conejito. Era verdad, al hablar de sus pensamientos más íntimos un rayo de luz se abrió camino entre las montañas y Martita cambió de color. Sorprendiendo al resto de hadas.
Durante todo el día y la noche pudieron verse en el cielo ardillas, ratones, ranas, pájaros y pececillos, llenándolo todo de luz y color, en un espectáculo jamás visto.
Así fue aclamada la Reina de las Hadas. Comprendió que era la primera de las Grandes Hadas cuya magia no estaba guardada en sí mismas, sino entre todos sus verdaderos amigos.