110 likes | 429 Views
LA LITERATURA REALISTA. Realismo y naturalismo Rasgos de la literatura realista. Principales novelistas del Realismo español. REALISMO Y NATURALISMO. Consecuencias: Predominio del género narrativo: novela y cuento. Realidad preferida: la realidad contemporánea.
E N D
LA LITERATURA REALISTA Realismo y naturalismo Rasgos de la literatura realista. Principales novelistas del Realismo español
REALISMO Y NATURALISMO • Consecuencias: • Predominio del género narrativo: novela y cuento. • Realidad preferida: la realidad contemporánea. REALISMO: Observación y escritura de los detalles minuciosos que conforman el entorno del escritor. NATURALISMO: Influidos por el desarrollo de algunas teorías científicas: las leyes de la herencia, la psicología, etc. buscan explicar las causas del comportamiento humano • Consecuencias: • Llevan a la novela personajes cargados de traumas y taras físicas y psicológicas. • Se enfrentan con la religión ya que se hacen eco del determinismo biológico, rechazado por la Iglesia. Emile Zola. Máximo representante del Naturalismo francés • ORIGEN DEL MOVIMIENTO: • Francia • EXTENSIÓN: • Toda Europa y EEUU: Balzac, Flaubert, Tolstoi, Dostoievski, Dickens, Mark Twain, Henry James... • EN ESPAÑA: • El Realismo pertenece a la tradición literaria española: la picaresca, Cervantes, Quevedo... • El Naturalismo no tiene eco apenas por la fuerza de la religión. • Sobre el Naturalismo español escribe Emilia Pardo Bazán: La cuestión palpitante. Ana estaba ya enferma cuando la sobrecogió la catástrofe. Su enfermedad era melancólica; sentía tristezas que no se explicaba. La pérdida de su padre la asustó más que la afligió al principio. No lloraba; pasaba el día temblando de frío en una somnolencia poblada de pensamientos disparatados. Sintió un egoísmo horrible lleno de remordimientos. Más que la muerte de su padre le dolía entonces su abandono, que la aterraba. Todo su valor desapareció; se sintió esclava de los demás. No bastaba la fuerza de sufrir en silencio, ni el refugiarse en la vida interior; necesitaba del mundo, un asilo. Sabía que estaba muy pobre. Su padre, pocos meses antes de morir, había vendido a vil precio a sus hermanas el palacio de Vetusta. Aquel era el último resto de su herencia. El producto de tan mala venta había servido para pagar deudas antiguas. Pero quedaban otras. La misma quinta estaba hipotecada y su valor no podía sacar a nadie de apuros. En manos del filósofo no había hecho más que ir perdiendo. Clarín: La Regenta
Germinal de Emile Zola Hubo un momento de silencio. Los martillazos continuaban allá en el fondo de la mina, y el viento pasaba con su quejumbre, como un grito de hambre y de cansancio que brotara de las profundidades de la noche. Calentándose a la lumbre, el viejo seguía rumiando sus recuerdos. ¡No era un día ni dos los que llevaba arrancando mineral! Su familia trabajaba para la Compañía Minera de Montsou desde la fundación de ésta, y databa de antiguo, ¡de ciento seis años! Su abuelo, GuiliermoMaheu, que entonces era un mozo de quince años, había sacado carbón de Réquillard, la primera mina de la Compañía, un pozo antiguo que ya estaba abandonado, cerca de la fábrica de Fauvelle, habiendo descubierto un filón nuevo, que por cierto se llamó el Filón Guillermo, del nombre de su abuelo. Él no lo había conocido. Era, según decían, un buen mozo, fuerte y robusto, que se murió de viejo a los sesenta años. Luego su padre, Nicolás Maheu, a quien llamaban El Rojo, sucumbió a los cuarenta años escasos, en el fondo de la Voreux, que estaban abriendo entonces; murió enterrado a causa de un desprendimiento; la arcilla de carbón se sorbió su sangre, y las rocas trituraron sus huesos. Más tarde, dos tíos suyos, y después tres hermanos, se habían dejado allí el pellejo también, y él, Vicente Maheu, que había sabido escapar menos mal, aunque con las piernas destrozadas, pasaba por muy hábil. ¡Y qué había de hacer, si era necesario trabajar! Eso venían haciendo de padres a hijos, como hubieran podido dedicarse a cualquier otra cosa. Su hijo, Manuel Maheu, se reventaba ya trabajando allí, lo mismo que sus nietos y que toda su familia, que vivían enfrente, en uno de los barrios para obreros hechos por la Compañía. Ciento seis años de cavar de padre a hijos para el mismo dueño: ¡eh!, ¿qué tal? Muchos burgueses no podrían contar tan bien su propia historia.
CARACTERÍSTICAS DEL REALISMO Pertenecía a la gran escuela quirúrgica del profesor Bichat, a aquella generación, hoy desaparecida, de médicos filósofos que, enamorados apasionadamente de su profesión, la ejercían con competencia y acierto. Todo temblaba en su hospital cuando montaba en cólera, y sus alumnos lo veneraban de tal modo que se esforzaban, apenas se establecían, en imitarle lo más posible; de manera que en las ciudades de los alrededores se les reconocía por vestir un largo chaleco acolchado de merino y una amplia levita negra, cuyas bocamangas desabrochadas tapaban un poco sus manos carnosas, unas manos muy bellas, que nunca llevaban guantes, como para estar más prontas a penetrar en las miserias. Desdeñoso de cruces, títulos y academias, hospitalario, liberal, paternal con los pobres y practicando la virtud sin creer en ella, habría pasado por un santo si la firmeza de su talento no lo hubiera hecho temer como a un demonio. Su mirada, más cortante que sus bisturíes, penetraba directamente en el alma y desarticulaba toda mentira a través de los alegatos y los pudores. Y así andaba por la vida lleno de esa majestad bonachona que dan la conciencia de un gran talento, la fortuna y cuarenta años de una vida laboriosa a irreprochable. Flaubert: Madame Bovary • OBJETIVISMO: Frente al yo romántico idealista, se impone la literatura que analiza e interpreta la realidad para después pasarla al lector. Verosimilitud. • NARRADOR OMNISCIENTE: En su afán por parecer objetivo, el autor se oculta tras un narrador omnisciente capaz de entrar en el interior del alma humana. • ANÁLISIS PSICOLÓGICO de los personajes. El autor no se conforma con el héroe tradicional y convierte cada personaje en un protagonista potencial: héroe o antihéroe. • MEZCLA DE CLASES: La novela realista se inició con personajes burgueses, pero, poco a poco, fue dando entrada a personajes de clases proletarias, a menudo mezclados en las mismas novelas (Fortunata y Jacinta de Galdós) • NOVELAS DE TESIS: El objetivo de muchos de los escritores realistas va más allá de la mera escritura, plantean la novela como un modo de influencia en la sociedad. En estos tiempos se inicia el debate sobre la función social del Arte. • AMBIENTES CONTEMPORÁNEOS: Para modificar los hábitos de una sociedad, hay que escribir sobre ella. Esta actitud contrasta con el escapismo romántico. • ESTILO: Cercano a la lengua estándar. Culto en las descripciones y narraciones, pero reproduciendo la forma peculiar de hablar de los personajes, según su nivel socio-cultural.
BENITO PÉREZ GALDÓS (1843-1920) «Imagen de la vida es la novela, y el arte de componerla estriba en reproducir los caracteres humanos, las pasiones, las debilidades, lo grande y lo pequeño, las almas y las fisonomías, todo lo espiritual y lo físico que nos constituye y nos rodea, y el lenguaje que es la marca de la raza, y las viviendas, que son el signo de la familia, y la vestidura, que diseña los últimos trazos externos de la personalidad: todo esto sin olvidar que debe existir perfecto fiel de balanza entre la exactitud y la belleza de la reproducción». Discurso ingreso en la RAE Nacido el Las Palmas de Gran Canaria, vivió una buena parte de su vida en Madrid, donde estudió y donde ejerció su trabajo como cronista. Su obra escrita es muy extensa (escritos periodísticos, cartas, algún ensayo...) pero nos limitamos a las novelas. Discurso de entrada en la RAE: «La sociedad presente como materia novelable» 1897. • NOVELAS DE TESIS • Pertenecen, sobre todo, a la primera época. • Sus personajes están divididos entre buenos y malos. • Ataca la influencia de la religión en todos los aspectos de la vida del individuo. • Un ejemplo: Doña Perfecta (1876) • NOVELAS DE LA ÚLTIMA ÉPOCA • Novelas espirituales. • Predominio de la descripción del interior de los individuos. • Ejemplos: Misericordia (1897) • LOS EPISODIOS NACIONALES • Escritos entre 1873 y 1907 • 46 novelas cortas. • Temática: la historia del siglo XIX español. • Inicia un concepto que Unamuno elaborará: la intrahistoria. • Personajes ficticios en hechos históricos. Benito Pérez Galdós pintado por Joaquín Sorolla • NOVELAS CONTEMPORÁNEAS: • Ambientadas en Madrid, se convierten en una guía de los distintos barrios en los que el autor se movía. • Retrato de una burguesía media con todos sus vicios y virtudes. • Algunos momentos de intercambio de niveles sociales. • Ejemplos: Fortunata y Jacinta (1886) Miau (1888)
BENITO PÉREZ GALDÓS. Textos Al pasar junto a la puerta de una de las habitaciones del entresuelo, Juanito la vio abierta y, lo que es natural, miró hacia dentro, pues todos los accidentes de aquel recinto despertaban en sumo grado su curiosidad. Pensó no ver nada y vio algo que de pronto le impresionó, una mujer bonita, joven, alta… Parecía estar en acecho, movida de una curiosidad semejante a la de Santa Cruz, deseando saber quién demonios subía a tales horas por aquella endiablada escalera. La moza tenía pañuelo azul claro por la cabeza y un mantón sobre los hombros, y en el momento de ver al Delfín, se infló con él, quiero decir, que hizo ese característico arqueo de brazos y alzamiento de hombros con que las madrileñas del pueblo se agasajan dentro del mantón, movimiento que les da cierta semejanza con una gallina que esponja su plumaje y se ahueca para volver luego a su volumen natural. Juanito no pecaba de corto, y al ver a la chica y observar lo linda que era y lo bien calzada que estaba, diéronle ganas de tomarse confianzas con ella. –¿Vive aquí –le preguntó– el señor de Estupiñá? –¿Don Plácido?… en lo más último de arriba –contestó la joven, dando algunos pasos hacia fuera. Fortunata y Jacinta Antes de despertar, ofrecióse a mi espíritu el horrible caso en forma de angustiosa sospecha, como una tristeza hondísima, farsa cruel de mis endiablados nervios que suelen desmandarse con trágico humorismo. Desperté; no osaba moverme; no tenía valor para reconocerme y pedir a los sentidos la certificación material de lo que ya tenía en mi alma todo el valor del conocimiento... Por fin, más pudo la curiosidad que el terror; alargué mi mano, me toqué, palpé... Imposible exponer mi angustia cuando pasé la mano de un hombro a otro sin tropezar en nada... El espanto me impedía tocar la parte, no diré dolorida, pues no sentía dolor alguno... la parte que aquella increíble mutilación dejaba al descubierto... Por fin, apliqué mis dedos a la vértebra cortada como un troncho de col; palpé los músculos, los tendones, los coágulos de sangre, todo seco, insensible, tendiendo a endurecerse ya, como espesa papilla que al contacto del aire se acartona... Metí el dedo en la tráquea; tosí... lo metí también en el esófago, que funcionó automáticamente queriendo tragármelo... recorrí el circuito de piel de afilado borde... Nada, no cabía dudar ya. El infalible tacto daba fe de aquel horroroso, inaudito hecho. Yo, yo mismo, reconociéndome vivo, pensante, y hasta en perfecto estado de salud física, no tenía cabeza. [...] Principio del cuento «¿Dónde está mi cabeza?» de B. Pérez Galdós. Lo puedes leer completo en la Antología de 4º curso colgada en la página del instituto. Departamento de Lengua. Porque Jacinta era una chica de prendas excelentes, modestita, delicada, cariñosa y además muy bonita. Sus lindos ojos estaban ya declarando la sazón de su alma o el punto en que tocan a enamorarse y enamorar. Barbarita quería mucho a todas sus sobrinas; pero a Jacinta la adoraba; tenía la casi siempre consigo y derramaba sobre ella mil atenciones y miramientos, sin que nadie, ni aun la propia madre de Jacinta, pudiera sospechar que la criaba para nuera. Toda la parentela suponía que los señores de Santa Cruz tenían puestas sus miras en alguna de las chicas de Casa-Muñoz, de Casa-Trujillo o de otra familia rica y titulada. Pero Barbarita no pensaba en tal cosa. Cuando reveló sus planes a D. Baldomero, este sintió regocijo, pues también a él se le había ocurrido lo mismo. Fortunata y Jacinta
Miau de B. P. Galdós Doña Pura fue hacia el comedor, donde ya su hermana estaba encendiendo una lámpara de petróleo. No tardó en aparecer la señora ante su marido con la luz en la mano. La reducida estancia y su habitante salieron de la oscuridad, como algo que se crea, surgiendo de la nada. «Me he quedado helado» dijo D. Ramón Villaamil, esposo de doña Pura; el cual era un hombre alto y seco, los ojos grandes y terroríficos, la piel amarilla, toda ella surcada por pliegues enormes en los cuales las rayas de sombra parecían manchas; las orejas transparentes, largas y pegadas al cráneo, la barba corta, rala y cerdosa, con las canas distribuidas caprichosamente, formando ráfagas blancas entre lo negro; el cráneo liso y de color de hueso desenterrado, como si acabara de recogerlo de un osario para taparse con él los sesos. La robustez de la mandíbula, el grandor de la boca, la combinación de los tres colores negro, blanco y amarillo, dispuestos en rayas, la ferocidad de los ojos negros, inducían a comparar tal cara con la de un tigre viejo y tísico, que después de haberse lucido en las exhibiciones ambulantes de fieras, no conserva ya de su antigua belleza más que la pintorreada piel. «A ver, ¿a quién has escrito?» dijo la señora, acortando la llama que sacaba su lengua humeante por fuera del tubo. -Pues al jefe del Personal, al señor de Pez, a Sánchez Botín y a todos los que puedan sacarme de esta situación. Para el ahogo del día (dando un gran suspiro), me he decidido a volver a molestar al amigo Cucúrbitas. Es la única persona verdaderamente cristiana entre todos mis amigos, un caballero, un hombre de bien, que se hace cargo de las necesidades… ¡Qué diferencia de otros! Ya ves la que me hizo ayer ese badulaque de Rubín. Le pinto nuestra necesidad; pongo mi cara en vergüenza suplicándole... nada, un pequeño anticipo, y... Sabe Dios la hiel que uno traga antes de decidirse... y lo que padece la dignidad... Pues ese ingrato, ese olvidadizo, a quien tuve de escribiente en mi oficina siendo yo jefe de negociado de cuarta, ese desvergonzado que por su audacia ha pasado por delante de mí, llegando nada menos que a Gobernador, tiene la poca delicadeza de mandarme medio duro. Villaamil se sentó, dando sobre la mesa un puñetazo que hizo saltar las cartas, como si quisieran huir atemorizadas. Al oír suspirar a su esposa, irguió la amarilla frente, y con voz dolorida prosiguió así: «En este mundo no hay más que egoísmo, ingratitud, y mientras más infamias se ven, más quedan por ver... Como ese bigardón de Montes, que me debe su carrera, pues yo le propuse para el ascenso en la Contaduría Central. ¿Creerás tú que ya ni siquiera me saluda? Se da una importancia, que ni el Ministro... Y va siempre adelante. Acaban de darle catorce mil. Cada año su ascensito, y ole morena... Este es el premio de la adulación y la bajeza. No sabe palotada de administración; no sabe más que hablar de caza con el Director, y de la galga y del pájaro y qué sé yo qué... Tiene peor ortografía que un perro, y escribe hacha sin h y echar con ella… Pero en fin, dejemos a un lado estas miserias. Como te decía, he determinado acudir otra vez al amigo Cucúrbitas. Cierto que con este van ya cuatro o cinco envites; pero no sé ya a qué santo volverme. Cucúrbitas comprende al desgraciado y le compadece, porque él también ha sido desgraciado. Yo le he conocido con los calzones rotos y en el sombrero dos dedos de grasa... Él sabe que soy agradecido... ¿Crees tú que se le agotará la bondad?... Dios tenga piedad de nosotros, pues si este amigo nos desampara iremos todos a tirarnos por el viaducto».
LEOPOLDO ALAS «CLARÍN» 1852-1901 • LOS CUENTOS: • Los cuentos sentimentales: personajes desvalidos, humorismo blanco, ternura... «Doña Berta». • Los cuentos satíricos en los que presenta tipos a los que caricaturiza. «Pipá». • Cuentos positivos en los que los personajes muestran valores que sirven de modelo. «El cura de vericueto» Actividad profesional dividida entre: • La actividad literaria. • La actividad periodística. Seudónimo a partir de 1875. • La docencia universitaria: profesor de Derecho Natural en Oviedo. Influencias en su pensamiento: • Krausismo a través de Julián Sanz del Río. • Literatura clásica: Cervantes, Fray Luis de León, clásicos grecolatinos. • LA REGENTA: • Publicación: enero y junio de 1885. Fue un acontecimiento literario. • Polémica: defensores y detractores. En Oviedo más detractores. • Ritmo narrativo: • Primera parte (quince capítulos): transcurren sólo tres días. Presentación de personajes, ambientes y situaciones. • Segunda parte (quince capítulos): desarrollo del conflicto y, al final, precipitación de los acontecimientos. • Retratos psicológicos muy detallados y completos. Rasgos naturalistas. Leopoldo Alas, «Clarín»
Fragmento de La Regenta. La afición de don Fermín de Pas Uno de los recreos solitarios de don Fermín de Pas consistía en subir a las alturas. Era montañés, y por instinto buscaba las cumbres de los montes y los campanarios de las iglesias. En todos los países que había visitado había subido a la montaña más alta, y si no las había, a la más soberbia torre. No se daba por enterado de cosa que no viese a vista de pájaro, abarcándola por completo y desde arriba. Cuando iba a las aldeas acompañando al Obispo en su visita, siempre había de emprender, a pie o a caballo, como se pudiera, una excursión a lo más empingorotado. En la provincia, cuya capital era Vetusta, abundaban por todas partes montes de los que se pierden entre nubes; pues a los más arduos y elevados ascendía el Magistral, dejando atrás al más robusto andarín, al más experto montañés. Cuanto más subía más ansiaba subir; en vez de fatiga sentía fiebre que les daba vigor de acero a las piernas y aliento de fragua a los pulmones. Llegar a lo más alto era un triunfo voluptuoso para De Pas. Ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos como si fueran juguetes, imaginarse a los hombres como infusorios, ver pasar un águila o un milano, según los parajes, debajo de sus ojos, enseñándole el dorso dorado por el sol, mirar las nubes desde arriba, eran intensos placeres de su espíritu altanero que De Pas se procuraba siempre que podía. Entonces sí que en sus mejillas había fuego y en sus ojos dardos. En Vetusta no podía saciar esta pasión; tenía que contentarse con subir algunas veces a la torre de la catedral. Solía hacerlo a la hora del coro, por la mañana o por la tarde, según le convenía. Celedonio, que en alguna ocasión, aprovechando un descuido, había mirado por el anteojo del Provisor, sabía que era de poderosa atracción; desde los segundos corredores, mucho más altos que el campanario, había él visto perfectamente a la Regenta, una guapísima señora, pasearse, leyendo un libro, por su huerta; que se llamaba el Parque de los Ozores; sí, señor, la había visto como si pudiera tocarla con la mano.
OTROS NOVELISTAS DEL REALISMO Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891) El sombrero de tres picos (1874) REALISMO CONSERVADOR: • Son escritores que defienden la literatura como un modelo en el que se reflejan los valores tradicionales. • Especial cuidado en la descripción de tipos y paisajes. • José María de Pereda (1843-1920) • La vida rural como símbolo de los valores tradicionales. • Peñas arriba (1895). Montaña cántabra. • Sotileza (1884). Costumbres marineras. Juan Valera (1824-1905) La novela debe mostrar la realidad, pero no debe fijarse en detalles desagradables. Pepita Jiménez (1874) Juanita la Larga (1895) • REALISMO BURGUÉS: • Escritores que defienden la novela para distraer, sin ningún planteamiento moral. • Tendencia a un estilo más refinado. Emilia Pardo Bazán (1851-1921) Procede del mundo burgués, pero refleja la realidad más dura con el ánimo de cambiarla. Los pazos de Ulloa (1886) La madre naturaleza (1887) • REALISMO SOCIAL: • Novelistas que buscan en la literatura una herramienta de denuncia de los problemas sociales. • Algunos rasgos naturalistas. Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) Análisis de los problemas sociales del campo valenciano. Cañas y barro (1902) Sangre y arena (1908)
Algunos textos. Era noche cerrada, sin luna, cuando desembocaron en el soto, tras del cual se eleva la ancha mole de los Pazos de Ulloa. No consentía la oscuridad distinguir más que sus imponentes proporciones, escondiéndose las líneas y detalles en la negrura del ambiente. Ninguna luz brillaba en el vasto edificio, y la gran puerta central parecía cerrada a piedra y lodo. Dirigióse el marqués a un postigo lateral, muy bajo, donde al punto apareció una mujer corpulenta, alumbrando con un candil. Después de cruzar corredores sombríos, penetraron todos en una especie de sótano con piso terrizo y bóveda de piedra, que, a juzgar por las hileras de cubas adosadas a sus paredes, debía ser bodega; y desde allí llegaron presto a la espaciosa cocina, alumbrada por la claridad del fuego que ardía en el hogar, consumiendo lo que se llama arcaicamente un mediano monte de leña y no es sino varios gruesos cepos de roble, avivados, de tiempo en tiempo, con rama menuda. Adornaban la elevada campana de la chimenea ristras de chorizos y morcillas, con algún jamón de añadidura, y a un lado y a otro sendos bancos brindaban asiento cómodo para calentarse oyendo hervir el negro pote, que, pendiente de los llares, ofrecía a los ósculos de la llama su insensible vientre de hierro. Los pazos de Ulloa Como es posible que sea mi madrastra, la he mirado con detención y me parece una mujer singular, cuyas condiciones morales no atino a determinar con certidumbre. Hay en ella un sosiego, una paz exterior, que puede provenir de frialdad de espíritu y de corazón, de estar muy sobre sí y de calcularlo todo, sintiendo poco o nada, y pudiera provenir también de otras prendas que hubiera en su alma; de la tranquilidad de su conciencia, de la pureza de sus aspiraciones y del pensamiento de cumplir en esta vida con los deberes que la sociedad impone, fijando la mente, como término, en esperanzas más altas. Ello es lo cierto, que o bien porque en esta mujer todo es cálculo, sin elevarse su mente a superiores esferas, o bien porque enlaza la prosa del vivir y la poesía de sus ensueños en una perfecta armonía, no hay en ella nada que desentone del cuadro general en que está colocada, y sin embargo, posee una distinción natural que la levanta y separa de cuanto la rodea. No afecta vestir traje aldeano, ni se viste tampoco según la moda de las ciudades; mezcla ambos estilos en su vestir, de modo que parece una señora, pero una señora de lugar. Disimula mucho, a lo que yo presumo, el cuidado que tiene de su persona; no se advierten en ella ni cosméticos ni afeites; pero la blancura de sus manos, las uñas tan bien cuidadas y acicaladas, y todo el aseo y pulcritud con que está vestida, denotan que cuida de estas cosas más de lo que se pudiera creerse en una persona que vive en un pueblo y que además dicen que desdeña las vanidades del mundo y sólo piensa en las cosas del cielo. Descripción que Luis de Vargas hace de Pepita Jiménez. Llevábamos ya más de una hora de subir y aún nos faltaba un buen tramo para llegar a la cumbre que habíamos de trasponer. Pasado el lomo de las dos hoyadas, empezó Chisco a dar señales de tener mucha prisa por llegar a algún sitio determinado, y al fin resultó ser un arroyo de aguas purísimas y transparentes como el cristal, en que bebieron a un mismo tiempo y en una misma poza, el espolique y su caballo. Noté, al acercarme a ellos, que andaba el mío algo codicioso del mismo regalo, y no traté de negársele. Mientras bebía con ansia la pobre bestia, quedé yo encarado en puesta dirección a la que había llevado subiendo, y con un panorama a la vista que me dejó maravillado. Peñas Arriba