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MF 72 de 97. VIRTUDES, 1. En el Bautismo se comunica una nueva vida: el cristiano “ participa de la vida divina ” ( 2 P 1,4 ) y puede decir: “Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí” ( Gal 2, 20 ). Para identificarse con Cristo se
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MF 72 de 97 VIRTUDES, 1 En el Bautismo se comunica una nueva vida: el cristiano “participa de la vida divina” (2 P 1,4) y puede decir: “Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gal 2, 20). Para identificarse con Cristo se necesita la acción del Espíritu Santo. Esta identificación abarca todo el ser espiritual: razón, voluntad, vida afectiva. A la acción del Espíritu Santo el cristiano debe responder con una lucha ascética continuada: esta cooperación del hombre con el Espíritu Santo ha de ser habitual: crear hábitos en el sujeto, que se llaman virtudes: la virtud es un hábito que facilita al hombre el buen obrar.
MF 73 de 97 VIRTUDES, 2 Dos definiciones entre otras: - La virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien. - La virtud es un hábito operativo bueno. - El hábito operativo se distingue del entitativo. - La virtud se distingue también del vicio (hábito operativo malo). Importancia de la virtud: 1. supone en el sujeto una disposición consciente y elegida de practicar el bien; 2. es semejante a una “segunda naturaleza”: el hombre tiene más facilidad para hacer el bien; 3. facilita el ejercicio de la libertad; 4. impide que la persona se deje llevar por la espontaneidad, que en ocasiones le hace actuar como los animales; 5. ayuda a la persona a adqui- rir la perfección que le corresponde; 6. en el virtuoso el pecado tiene mucho de flaqueza (no de malicia como en el vicioso).
MF 74 de 97 VIRTUDES, 3 El CCE da una división tripartita de las virtudes: Las humanas en general, las cardinales y las teologales. I “Las virtudes humanas son actitudes firmes, disposiciones estables, perfecciones habituales del entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe. Proporcionan facilidad, dominio y gozo para llevar una vida moralmente buena. El hombre virtuoso es el que practica libremente el bien” (CCE 1804). Esas virtudes son adquiridas. Beato Josemaría: “componen el fundamento de las sobre- naturales”.
MF 75 de 97 VIRTUDES, 4 II Las virtudes cardinales aparecen enumeradas en Sab 8, 7: templanza, prudencia, justicia y fortaleza. Se llaman car- dinales porque son como el “cardo” o quicio sobre el que se asienta el actuar moral. 1 Prudencia: “auriga virtutum” porque indica a las demás virtudes la regla y la medida en que deben practicarse. => CCE 1806: “La prudencia es la virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlo”. => facilita al sujeto aplicar a los actos concretos los principios morales que han de regir su conducta.
MF 76 de 97 VIRTUDES, 5 Justicia: es la constante y firme voluntad de dar a cada uno lo suyo. => referida a Dios se denomina “virtud de la religión”, que no cumple propiamente una de las características esencial de la justicia, a saber la equidad, porque la criatura no puede devolver a Dios lo que de El ha recibido. => referida a los hombres contempla las relaciones de los hombres en la convivencia, en orden a alcanzar el bien común. => AT: más de 800 textos sobre llamadas a practicar la justicia y condenas de los pecados de injusticia. => NT: el hombre recto se identifica con el justo (San José, Zacarías, Simeón, Cornelio...). Mesías y justo son sinónimos. También llamadas a practicar la justicia. 2
MF 77 de 97 VIRTUDES, 6 3 Fortaleza: es la virtud moral que, en medio de las dificultades, asegura la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien. => es una virtud en sí misma, pero además posibilita el ejercicio de las demás virtudes (la práctica virtuosa es una tarea ardua y costosa). => No existe una vida moral sin fortaleza. 4 Templanza: “modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados” (CCE 1809). La persona ha de tener un dominio de las tendencias que la inclinan al pecado.
MF 78 de 97 VIRTUDES, 7 5 1. Las virtudes moralesestán unidas entre sí: si una crece, también lo hacen las demás; si una falta, ninguna otra es perfecta. 2. Se suele decir que “la virtud está en el medio”. Pero “es una equivocación pensar que las expresiones ‘térmi- no medio’ o ‘justo medio’, como algo característico de las virtudes morales, significan mediocridad: algo así como la mitad de lo que es posible realizar. Ese medio entre el exceso y el defecto es una cumbre, un punto álgido: lo mejor que la prudencia indica. Por otra parte, para las virtudes teologalesno se admiten equilibrios: no se puede creer, esperar o amar demasiado” (Amigos de Dios 83).
MF 79 de 97 VIRTUDES, 8 III Las virtudes teologales hacen relación directa a Dios. Son específicas de la moral cristiana. No son fruto del esfuerzo humano, sino que son virtudes infusas. Su fundamento es la “participación en la naturaleza divina” (2 P 1, 4). Fe: virtud teologal por la que creemos en Dios y en las verdades que El ha revelado, según las enseñanzas de la Iglesia. Ha de ser custodiada (no po- nerla en peligro), aumentada (por la oración y los Sacramentos), defendi- da (salir al paso de los errores) y extendida (propagarla a quienes desco- nocen el mensaje cristiano). 1
MF 80 de 97 VIRTUDES, 9 2 Esperanza: garantiza al cristiano la certeza de la salva- ción eterna y le concede la fortaleza para mantenerse seguro en medio de las dificultades para alcanzarla. El cristiano confía no apoyado en sus fuerzas, sino fiado en la ayuda de Dios que no ha de faltar, en el poder de Dios y su amor ilimitado al hombre. 3 Caridad: virtud teologal por la que se ama a Dios sobre todas las cosas y a los hombres por amor a El. El cora- zón humano no es capaz de producir ese amor, sino que es una pura donación gratuita de Dios. El amor a Dios es la fuente y la raíz del amor al prójimo, y éste es la señal de que el amor a Dios es verdadero. => “En eso está el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó primero” (1 Jn 4, 7-10)