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DÍA SEGUNDO Mirando al arcángel Miguel

“Sabemos, además, que María, por el mérito de sus dolores, cooperó a darnos la vida de la gracia, llegando a ser por aquí los hijos de sus dolores ” San Alfonso: Las Glorias de María.

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DÍA SEGUNDO Mirando al arcángel Miguel

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Presentation Transcript


  1. “Sabemos, además, que María, por el mérito de sus dolores, cooperó a darnos la vida de la gracia, llegando a ser por aquí los hijos de sus dolores” San Alfonso: Las Glorias de María

  2. Dispongámonos con fe a iniciar este día de novena como preparación a la fiesta de la Virgen del Perpetuo Socorro, Detengamos un momento en nuestro caminar diario; recemos, oremos y pidamos su socorro: !Oh Madre de Amor Ven en mi Socorro!

  3. Oh María, Madre de Jesús y nuestra madre del Perpetuo Socorro, voy a mirarte fijamente durante nueve días para descubrir en tu imagen los símbolos más sobresalientes, las lecciones más llamativas, las misteriosas insinuaciones que tu inspirado pintor pretendió trasladar a su obra. Y no sólo las que voy a leer en estas páginas, sino también las que tu misma, maestra admirable, vas a enseñarme sobre tu Hijo y sobre nuestro Dios, que es padre y madre de amor. Ayúdanos a seguir fielmente a tu Hijo Jesucristo. Despierta en mi entendimiento y en mi corazón la fe, la esperanza y el amor con que tu misma quieres que te mire y te invoque, para avivar una confianza ilimitada en tu socorro.Amén

  4. DÍA SEGUNDOMirando al arcángelMiguel A la derecha, a la altura de tus hombros, se inclina el arcángel san Miguel, jefe de las milicias celestiales, celoso defensor de la gloria del Señor. El nos recuerda que sólo Dios es señor universal y que su reino es un reino de justicia de amor y de paz. El arcángel lleva una esponja y una lanza cuya base envuelve en los pliegos de su manto verde. Con la esponja le humedecieron los labios a tu Jesús agonizante porque la sed le quemaba la garganta y las entrañas. Con la lanza le traspasaron el costado, del cual brotaron agua y sangre. Pero tu hijo Jesús no murió derrotado; al tercer día el Padre Dios lo resucito. Y desde entonces la lanza, la esponja y la cruz se han convertido en símbolo de la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte. Por eso los ángeles llevan los instrumentos de la pasión no como amenaza, sino como trofeo. • Oh Madre, danos fe en el poder de tu Hijo, y en la eficacia purificadora y vitalizante de su sangre. El dio la vida por todos, porque su fuerza se basa en el amor.

  5. R/: Ven en mi socorro, ¡oh Madre de bondad! • Para que escuchando la Palabra de Dios obre de acuerdo con ella. /R • Para que viva todos mis días como seguidor de Jesucristo. /R • Para que haga de mi vida un servicio a Dios y al prójimo./R • En todas las pruebas y trabajos de la vida. /R • Contra mi inconstancia y para que persevere hasta el fin. /R • ¡Oh Madre mía, hasta mi último suspiro! /R • ¡Oh Madre del Perpetuo Socorro, cuyo solo nombre inspira confianza! /R • En el momento peligroso de la tentación, para que yo resista. /R • Cuando haya tenido la desgracia de pecar, para que me arrepienta y me vuelva a levantar. /R • Si algún vicio me tiene encadenado, para que pueda romperlo./R • Todos: Seas amada, seas alabada, seas invocada, seas eternamente bendita, ¡oh Virgen del Perpetuo Socorro!, mi esperanza, mi amor, mi madre, mi refugio y mi vida. Amén

  6. Todos: Inmaculada virgen y madre mía, María Santísima, tú eres la madre de nuestro Señor Jesucristo, y con él eres la esperanza y el refugio de los pecadores. A ti recurro, aunque indigno siervo tuyo, para venerarte y darte gracias, porque me has protegido de todo mal. Te amo, señora amabilísima y prometo servirte siempre y esforzarme para que sean muchos los que también te amen. A ti confío, después de Jesucristo, mi esperanza y mi salvación; acéptame como hijo, oh madre de misericordia. Y ya que tu intercesión ante Jesús es poderosa, no permitas que caiga en tentación y líbrame siempre del mal. Madre, enséñame a amar a tu Hijo y alcánzame la gracia de una buena muerte. Que pueda vivir amando a Dios y a mis hermanos hasta el final de mis días. No me faltes con tu socorro hasta que no me veas en la feliz plenitud del cielo, para cantar las maravillas que Dios ha hecho en ti y llamarte bienaventurada por toda la eternidad.Amén. Así lo espero. Así sea.

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