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2 CORINTIOS 10:12 EL VALOR DE LA HUMILDAD EN LA ORACIÓN. 2 Corintios 10:12 (NVI) “No nos atrevemos a igualarnos ni a compararnos con algunos que tanto se recomiendan a sí mismos. 2 Corintios 10:12 (NVI) Al medirse con su propia medida y compararse unos con otros, no saben lo que hacen.”.
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2 CORINTIOS 10:12 EL VALOR DE LA HUMILDAD EN LA ORACIÓN
2 Corintios 10:12 (NVI) “No nos atrevemos a igualarnos ni a compararnos con algunos que tanto se recomiendan a sí mismos.
2 Corintios 10:12 (NVI) Al medirse con su propia medida y compararse unos con otros, no saben lo que hacen.”
2 Corintios 10.12 (LBLA) “Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos;
2 Corintios 10.12 (LBLA) pero ellos, midiéndose a sí mismos y comparándose consigo mismos, carecen de entendimiento.”
“Te doy gracias, Señor, Dios mío, porque me has dado parte entre aquellos que se sientan en la casa de la enseñanza y no entre aquellos que se sientan en los rincones de las calles;
pues yo me pongo en camino pronto y ellos se ponen en camino pronto: pero yo me encamino a la palabra de la ley y ellos se encaminan hacia otras cosas.
Yo me fatigo y ellos se fatigan, pero yo me fatigo y recibo la recompensa, ellos se fatigan y no reciben ninguna recompensan.
Yo corro, y ellos corren, pero yo corro hacia la vida del mundo futuro y ellos corren hacia la fosa de la perdición.”
Salmos 51:1-3 “1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
Salmos 51:1-3 2 Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado.
Salmos 51:1-3 3 Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí.”
¿CUALE SON LOS ERRORES QUE PODEMOS COMETER NOSOTROS CUANDO ORAMOS?
Sal 19.12 «¿Quién puede discernir sus propios errores?»
El problema principal con la comparación es que nosotros escogemos con quien compararnos.
• Para ver si somos generosos, nos comparamos con los que nunca dan.
• Para saber si somos pobres, nos comparamos con los que más tienen.
• Para ver si somos trabajadores, nos comparamos con los más holgazanes.
2 Co 10.17–18 «Pero el que se gloría, gloríese en el Señor. No es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien el Señor alaba»
¡Vivamos de tal manera que el Señor mismo sea el que nos alaba!