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Teresa Benedicta de la Cruz Una buscadora de la verdad. ¨ … llega la hora, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad… ¨. El camino de Teresa Benedicta de la Cruz
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¨ … llega la hora, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad… ¨
El camino de Teresa Benedicta de la Cruz está marcado por la búsqueda incansable de la verdad en todo su recorrido: en la elección de sus estudios filosóficos, en el encuentro con Santa Teresa, en su holocausto final.
en la elección de sus estudios filosóficos … En plena adolescencia deja la escuela y la religión porque no encuentra en ellas sentido para la vida. Surgen sus grandes dudas existenciales sobre el sentido de la vida del hombre en general, y se percata de la discriminación que sufre la mujer. Desde ahí inicia su búsqueda, motivada por un sólo principio: "estamos en el mundo para servir a la humanidad¨
Fue una brillante estudiante de fenomenología, en la Universidad de Gottingen. Husserl la escoge antes que a Martín Heidegger (uno de los filósofos más importantes del siglo XX) para ser su asistente de cátedra. Como mujer, en la época de 1916 esto era un logro impresionante. Partiendo de una personalidad marcada fuertemente por la determinación, la tenacidad, terquedad y seguridad en sí misma, recibió el título de Doctora en Filosofía de la Universidad de Friburgo. Fue la primera mujer en Alemania en recibir el doctorado
En el año 1921, tras la muerte de un amigo muy cercano en campo de batalla, Edith decide acompañar a la viuda, también amiga. Pensaba que se iba a encontrar con una mujer totalmente desconsolada ante la pérdida de su esposo. La muerte le causaba siempre un impacto interior muy grande, porque le hacia sentir la urgencia de dar respuesta a los grandes interrogantes de la vida.
En este momento de su vida, ya vivía interiormente una cierta kenósis, pues había experimentado el vacío de las aspiraciones de las ideas filosóficas. Éstas no eran capaces de llenar su alma, ni de calmar su deseo de una verdad más profunda, más completa. Reconocía que en ellas quedaban grandes vacíos y lagunas. Edith buscaba más.
Fue por tanto de gran impacto para ella, encontrar que su amiga, no sólo no estaba desconsolada, sino que tenía una gran paz y gran fe en Dios. Viéndola, Edith deseaba conocer la fuente de esta paz y de esta fe.
en el encuentro con Santa Teresa, Mientras estaba en casa de otros amigos filósofos, los Conrad Martius´, su larga búsqueda de la verdad y de la autenticidad hallará el último y definitivo impulso en el encuentro con Teresa de Jesús. Era el mes de agosto de 1921 cuando : "Yo tome por casualidad un grueso libro cuyo título era: Vida de santa Teresa de Jesús, escrita por ella misma. Yo me puse a leerlo y de golpe quedé cautivada …
La vida de Santa Teresa de Jesús “VIDA QUE TRANSFORMA VIDAS”
Una vez que lo comienza, Edith no pudo dejar el libro de la que sería su maestra espiritual y su Madre, sino que pasó toda la noche leyendo hasta terminarlo. Intelectual y lógica como era, leía y analizaba cada página hasta que finalmente su raciocinio se sometió a la gracia haciéndola pronunciar aquellas palabras desde su corazón femenino: ¨ Cuando cerré el libro, me dije: esta es la verdad".
La fenomenóloga brillante quiere rendirse a la gracia, pero atraviesa crisis profundas. Crisis a las que su voluntad se resiste. Edith estudia incansablemente "los fenómenos" que se van sucediendo en su alma, se apasiona por "explicar" qué es lo que pasa sin lograrlo. Esto la lleva a tener un cansancio crónico pero que finalmente le muestra lo que es el poder de la gracia de Dios en el alma.
Ella misma escribe: "hay un estado de sosiego en Dios, de total relajación de toda actividad espiritual, en el que no se hacen planes ningunos, no se toman decisiones de ninguna clase y, sobre todo, no se actúa, sino que todo el porvenir se deja a la voluntad de Dios, se abandona uno totalmente al "destino". Edith ha descubierto la verdad y se entrega: ¨ S e r é C a t ó l i c a.¨
Unos pocos meses más tarde, sin más, Edith entra en una Iglesia Católica, y después de la Santa Misa, busca alsacerdote en la sacristía y le comunica su deseo de ser bautizada. Ante el asombro del Padre y cuestionamiento de su preparación para recibir el sacramento y de ser iniciada en la Fe Católica, Edith responde simplemente: ‘ExamínemePadre ¨
El día 1 de enero de 1922, Edith es bautizada Católica. ´Agregará a su nombre el de Teresa y el de Hedwig, en honor Teresa de Jesús y a su amiga Edwig Conrad que fueron instrumento en su conversión. Su bautismo es fuente de inmensas gracias. Ella reconoce, admirablemente, que su inserción en el Cuerpo Místico de Cristo como Católica, lejos de robarle su identidad como Judía, más bien le da cumplimiento y un sentido más profundo. Al ser Católica se siente mas Judía; encuentra en Jesucristo el sentido de toda su fe y vida como Judía. Este doble aspecto, crea en Edith un corazón auténticamente reconciliador entre las dos religiones.
Después de su bautismo emergió en ella, como fruto directo, la seguridad de su vocación a la vida religiosa. Ella misma escribía a su hermana Rosa en una ocasión: "Un cuerpo, pero mucho miembros. Un Espíritu, pero muchos dones. ¿Cuál es el lugar de cada uno? Ésta es la pregunta vocacional. La misma no puede ser contestada sólo en base de auto-examen y de un análisis de los posibles caminos. La solución debe ser pedida en la oración y en muchos casos debe ser buscada a través de la obediencia". Es difícil a una mujer tan acostumbrada a la vida independiente y con la tenacidad de su carácter someterse a la obediencia. Pero, lo hizo.
Edith deseaba entrar inmediatamente a la vida religiosa, pero el Abad Walzer, que en ese momento la aconsejaba espiritualmente, reconociendo los dones extraordinarios que ella poseía, la disuade, considerando que aún tenía mucho bien que hacer por medio de sus actividades “en el mundo”. Así, Edith empieza un periodo de apostolado fecundo y de un alcance impresionante.
Empieza a trabajar como maestra en la escuela de formación de maestras de las dominicas de Santa Magdalena. Aquí establece amistosas relaciones con varias profesoras y alumnas, amistades que durarán toda su vida. Además de sus clases, escribe, traduce, e imparte conferencias. Durante estos años realizó, además de otros trabajos menores, dos obras voluminosas: La traducción al alemán de las cartas y diarios del Cardenal Newman, y la traducción, en dos tomos, de las Cuestiones sobre la verdad de Santo Tomás de Aquino. También durante esta época, da varias conferencias y programas radiales dentro y fuera de Alemania, siendo reconocida notablemente por sus colegas.
Aún en medio de tanta actividad apostólica, Edith busca siempre, el encuentro con el Señor , y nos dirá : ¨Cuanto más recogido vive alguien en lo más íntimo de su alma, aún en medio de sus trabajos, más fuerte es esa irradiaciónque proviene de él y que atrae irresistiblemente a los demás tras de sí ¨
Analizando su propio ser y el de los demás, descubre que el hombre no se agota en su materialidad y racionalidad. Existe en él otra dimensión interior (espiritual), que forma parte de su ser. Desde este conocimiento, más experimental que racional llegará a adentrarse por el camino de la espiritualidad y la religión. Fe y cultura van unidas, ciencia y religión no se oponen, simplemente se complementan aunque desde niveles distintos que no se contradicen si son auténticos. Es el camino que Edith Stein presenta al hombre de hoy.
¨La mayor parte de las graves crisis que sufre el hombre moderno, especialmente la juventud, radican en sentirse inútil, no porque no sea capaz de hacer muchas cosas, sino porque las cosas que él sabe o puede hacer, no encajan dentro de un sistema que tiene sus ojos puestos en la productividad y en la eficacia y no en encontrar respuestas y soluciones a algo mucho más esencial: la existencia del ser humano.¨
La solución frente a esa mentalidad actual se encuentra en el hombre mismo. Tiene que convencerse de que su felicidad la va a encontrar no desde lo que hace, sino desde lo que es. El fundamento es la búsqueda de lo esencial, del sentido de su existencia, que se encuentra sólo en el contacto con lo espiritual: Aquel que no encuentra a Dios no llega tampoco hasta sí mismo ni a la fuente de la vida eterna que lo espera en su interioridad más profunda" .
El primer paso para recuperar la esperanza consistirá, en rescatar a la persona, hacerle caer en la cuenta de que tiene que prestar atención a su interioridad y desarrollarla. Este el camino por el cual puede acoger y adentrarse en el misterio de Dios. Edith Stein supo descubrir en lo cotidiano un motivo para ser feliz, para vivir esperanzados y tomar la vida como continua novedad regalada: ¨abandonarse confiadamente como un niño en las manos de Dios ¨ Este sentirse realmente sostenido por Dios llena la vida de paz y gozo. Incluso todas esas realidades negativas de la vida humana
El 1 de abril de 1933, el nuevo Gobierno nazi ordena a los profesores judíos que abandonen “de forma espontánea”, sus profesiones. Edith y su director espiritual reconocen que, por esta eventualidad, no hay nada que ya le impida su entrada al Carmelo, lo cual ha sido su sueño mas constante durante los últimos 11 años. Y así, en el momento más fecundo de su profesión, Edith decide escuchar y acceder a la voz de su corazón, abrazando la vida religiosa. La famosa y brillante conferencista católica renuncia al mundo y voluntariamente pasa a ser parte del anonimato por tanto tiempo anhelado
"¡Una verdadera locura!" ¿Cómo a alguien se le ocurre renunciar a la fama y al éxito de esa manera especialmente después de tanta lucha? Ella, que hubiera sido nombrada "Filósofa del siglo XX" si no se hubiese retirado... Pero Edith Stein desapareció de la vida pública y el Carmelo de Colonia abrió sus puertas a una de las grandes pensadoras de nuestra época.
El 15 de abril de 1934, domingo del Buen Pastor, Edith Stein tomaba el hábito de carmelita e inicaba el noviciado. El simbolismo y riqueza interior que supuso para ella este momento lo encontramos reflejado en el nombre religioso que ella voluntariamente solicita: Teresa Benedicta de la Cruz. Su nombre es reflejo de una vida y de una vocación. Es el modo de hacer presente un camino trazado por Dios y que ella asume en toda su amplitud, incluso con lo que tiene de incomprensible. El nombre de Teresa ya lo había adoptado en el bautismo, fundamentalmente como agradecimiento a quien la llevó al encuentro definitivo con Cristo. Benedicta, en reconocimiento a San Benito y a sus hijos. Y de la Cruz. Es el misterio bajo el cual acoge y desarrolla su vocación
El 21 de abril de 1935, domingo de Pascua de Resurrección, emite sus votos religiosos y tres años después, aquél mismo día, 21 de abril de 1938 votos perpetuos. Su vida será ya una Cruz convertida en Pascua. Dentro del convento, por orden del Provincial, continúa sus estudios científicos. A medida que el nazismo se consolida en el poder su condición de judía es una amenaza para ella y para la comunidad
«Lo que nosotros podemos y tenemos que hacer es: abrirnos a la gracia. Eso significa renunciar totalmente a nuestra propia voluntad, para entregarnos totalmente a la voluntad divina, poniendo nuestra alma, dispuesta a recibirle y a dejarse modelar por El, en las manos de Dios. Este es el contexto primario que nos permite vaciarnos de nosotros mismos y alcanzar un estado de paz interior».
Teresa Benedicta subraya con especial intensidad el fundamento último de la vida de oración: Cristo. Sólo en Cristo y desde Cristo tiene sentido y razón de ser la vivencia de la oración como vocación y apostolado.
El amor de Dios, que es don gratuito, transforma a quien lo experimenta en don para los demás. Y no sólo eso, la misma vivencia del don se hace apostolado: cuanto más profundamente alguien está metido en Dios, tanto más debe, en este sentido salir de sí mismo, es decir, adentrarse en el mundo para comunicarle la vida divina. El amor divino rompe con el egoísmo del corazón, y hace que la voluntad del hombre se conforme con la voluntad salvífica universal de Dios. Por eso la oración se transforma en intercesión por el bien de la humanidad. Así lo comprendió Teresa Benedicta: Interceder con la inmolación voluntaria y alegre en favor de los hombres y así colaborar en la salvación de la humanidad.
¨Quien quiera unirse con Cristo tiene que recorrer su camino, dejarse crucificar con Él para resucitar con Él. Es el camino del orante. Y su oración será realmente eficaz y apostólica en la medida en que signifique comunión con el Crucificado.¨
Teresa B. vivió su vocación al Carmelo como camino de entrega, como medio a través del cual hacer algo por todos. Y donde más claro aparece es, precisamente, en esa ofrenda que hace de sí en holocausto por la paz. Así lo expresa a la Priora: ¨Querida Madre, permítame ofrecerme en holocausto al Corazón de Jesús para pedir la verdadera paz: que la potencia del Anticristo desaparezca sin necesidad de una nueva guerra mundial y que pueda ser instaurado un orden nuevo. Yo quiero hacerlo hoy porque ya es medianoche. Sé que no soy nada, pero Jesús lo quiere, y El llamará aún muchos más en estos días.¨ Echt 26/3/1939
Este acto de ofrenda nos hace ver como Teresa Benedicta vislumbra su vocación a la luz de la fe y de los signos de los tiempos que vive. Ella escribía: ¨Si te decides por Cristo te puede costar la vida¨. Está dispuesta a asumir esa vocación a la que Dios la llama, vocación a la más íntima unión con Cristo, ya que el que quiera desposar al Cordero tiene que dejarse clavar con él en la Cruz. Bajo la Cruz ella acogió y entendió su vocación al Carmelo. Una cruz que el momento histórico le proporcionaba. ¨Hoy comprendo mejor lo que significa estar desposada con el Señor bajo el signo de la Cruz. ¨
Y esta será la dinámica de su espíritu, capaz de asumir con confianza la pesada cruz. A ella ha sido llamada y ella la ha acogido. Poco antes de que la situación comenzase a agravarse ella escribía: ¨ Espero que alguna vez sentiré más que ahora mi Vocación a la Cruz, en la cual seré sostenida por el Señor como un niño pequeño.¨
En el Carmelo ella fue madurando y acogiendo ese sacrificio que Dios le pedía. Una ofrenda que busca realizarse en la entrega y servicio a los demás, a todos. Hay un camino, teológicamente apostólico para toda carmelita, y para Teresa Benedicta. Y ello va a depender del grado de su unión con Cristo, con su Cruz: ¨Libera tu corazón en el trato de amistad con El y entonces se derramará en tí el caudal del amor divino hasta inundar todos los confines de la tierra. (...) Tú no eres médico, ni tampoco enfermera, ni puedes vendar sus heridas. Tú estás recogida en tu celda y no puedes acudir a ellos. Oyes el grito agónico de los moribundos y quisieras ser sacerdote y estar a su lado ... Mira hacia el Crucificado. Si estás unida a él, como una novia en el fiel cumplimiento de tus votos, es tu/su sangre preciosa la que se derrama. Unida a él, eres como el omnipresente. ... pero con la fuerza de la Cruz puedes estar en todos los frentes, en todos los lugares de aflicción. ¨
Así vive ella su vocación contemplativa-apostólica. Sus palabras y sus gestos delatan una vida espiritual escondida y profunda. Ella no teoriza, habla desde la experiencia y desde la profunda convicción de que está cumpliendo su misión en función de su unión con Cristo, y en favor de los demás. Su misión no es la de morir, sino la de interceder con una disposición total por su pueblo. Una entrega que, siguiendo el ejemplo de Jesucristoy unida a El, un valor apostólico redentivo. ¨Quiero colaborar en lo que falta a la Pasión de Cristo: Y es por eso que el Señor ha tomado mi vida por todos. Tengo que pensar continuamente en la reina Ester que fue arrancada de su pueblo para interceder ante el rey por su pueblo. Yo soy una pobre e impotente pequeña Ester, pero el rey que me ha escogido es infinitamente grande y misericordioso. ¨
El encerramiento que, suponía la vida de la carmelita, no fue suficiente para aislarla de la cruda realidad que particularmente sufría su pueblo judío. A partir de 1935 la situación se vuelve cada vez más dramática. Sus cartas, su oración, su vida, todo está invadido por esta cruda situación, que se intensifica cuando afecta directamente a sus familiares: ¨Rece por mis familiares. Cada vez la situación es más difícil para ellos.¨ La famosa noche de Alos cristales rotos (9-10 noviembre de 1938) fue la gota que colmó el vaso. Fue ella quien tomó la última decisión para no comprometer a su querido Carmelo de Colonia. Tenían muy cercano al Carmelo holandés de Echt, fundacióndel Carmelo de Colonia. Allí podría estar al seguro y regresar en cuanto acabase esta situación. El 31 de diciembre de 1938, Es trasladada, --junto con su hermana Rosa, quien, después de la muerte de la mamá, se había convertido al Catolicismo como Edith y era una hermana externa de la comunidad- al Convento Carmelita de Holanda
Ciertamente tiempo transcurrido en Echt no va a ser muy largo, tan sólo 3 años y medio. Dada su condición de profesa y de intelectual va a desempeñar una serie de servicios en favor de la comunidad. Un oficio nuevo para ella y de gran valor para la comunidad, es el de maestra de las hermanas externas. En el desempeño de este oficio se van a ver claras sus convicciones personales. Su espíritu fue siempre de educadora y tenía doctrina y práctica para ello. Ella está convencida de que una buena formación es una base necesaria para vivir más y mejor la vida con Cristo. Dentro de su labor de formación supo asumir otra gran necesidad de las hermanas. Además de darles contenidos, sabía estar cerca de ellas para ayudarlas espiritualmente. De hecho parte de su tiempo lo dedicaba a acompañarlas espiritualmente, sin renunciar por ello, a los otros oficios. Paralelamente da clases de latín y explica el Breviario a las novicias.
Aunque durante los primeros meses está libre de la persecución nazista, no ocurre lo mismo con los familiares que han quedado en Alemania. Y no sólo sus familiares, también le preocupa la suerte del pueblo judío en general. A esta problemática se une la suya personal y la de su hermana Rosa . Con la invasión de Holanda por parte de las tropas alemanas ya no están seguras aquí. Y no es sólo la falta de seguridad lo que la preocupa, sino todo lo que implica el tener que marchar a otro lugar y adaptarse a una nueva comunidad. Por entonces comienza a escribir la Ciencia de la Cruz Su último escrito en honor de San Juan de la Cruz. Una obra que refleja su profunda configuración con el misterio de la cruz de Cristo.
en su holocausto final. El 2de agosto del año 1942, miembros de la S.S.sepresentan en el convento y apresan a la Hna TeresaBenedicta y a su hermana Rosa para conducirlas al al campo de concentración de Auschwitz Teresa Benedicta tomó tranquilamente a su hermana Rosa de la mano y le dijo: “¡Ven, vamos por nuestro pueblo!”
Algunos de los sobreviventes dan testimonio de su paz interior : “ Al llegar al campo las lamentaciones y el nerviosismo eran terribles. Teresa Benedicta iba de una parte a otra, entre las mujeres, consolando, ayudando, tranquilizando como un ángel. Muchas madres, a punto de enloquecer, no se habían ocupado de sus hijos. Ella se ocupaba inmediatamente de los pequeños, los lavaba, peinaba y les buscaba alimento.”
¨Cuando me encontré con esta mujer en el campo de concentración, tuve inmediatamente esta sensación: realmente está impregnada de un amor que supera todo el odio humano . En aquella caldera de dolor , vivió algunos días, andando, hablando y rezando como una santa. Sí , eso es lo que era. Su imagen era de una mujer de cierta edad ( 51 años) , que parecía tan joven, que era tan veraz y tan auténtica. Durante una conversación conmigo afirmó: ¨El mundo está hecho de fuerzas contrarias entre sí. Pero al final no quedará nada de esas fuerzas. Sólo quedará el amor … ¨ Una conversación con ella , en ese infierno, era como un viaje a otro mundo. Durante esos minutos el campo, noexistía ya.¨ Wielck Herbstrit
El 9 de agosto de 1942, llegaba en el tren de la muerte al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. La llevaron a la barraca 36, siendo marcada con el Nº 44.074 para morir mártir de la fe cristiana, en la ¨casita blanca¨, durante la persecución nazi, ofreciendo su holocausto por el pueblo de Israel, por la Iglesia , y por todos La ducha anunciada, en vez del agua deseada, emanó el tóxico ciclón B de la muerte casi instantánea. Su cuerpo sin vida fue calcinado con leña (todavía estábamos en agosto de 1942). No hay tumba. Las cenizas o huesos de la Hna. Teresa B. se arrojaron en el campo adyacente. Hoy es un verde campo …
¨ Desde ahora acepto, con alegría y sumisión a su santa Voluntad, la muerte que Dios me ha reservado. Pido al Señor que se digne aceptar mi vida y mi muerte para su honor y gloria. Por la Santa Iglesia. Por la santificación y perfección de nuestra Santa Orden … , por mis familiares, y por todos los que Dios me ha dado: que ninguno de ellos se pierda. Dígnate, Señor, coronar con el martirio la cabeza de tu indigna sierva Testamento Espiritual 9 de junio de 1939 Carmelo ¨ Nstra . Sra. del Silencio y la Esperanza ¨ Amarales 3433 - Montevideo - Uruguay