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Lectura análisis y discusión de algunos sonetos de Sor Juana Inés de la Cruz.

Lectura análisis y discusión de algunos sonetos de Sor Juana Inés de la Cruz. Concierto Barroco Fernando Benítez (mexicano).

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Lectura análisis y discusión de algunos sonetos de Sor Juana Inés de la Cruz.

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Presentation Transcript


  1. Lectura análisis y discusión de algunos sonetos de Sor Juana Inés de la Cruz.

  2. Concierto Barroco Fernando Benítez (mexicano) El carruaje rojo y dorado y sus seis caballos se detuvieron frente a la puerta de la iglesia. Eran las diez y media de la mañana. El marqués de Mancera, rodeado de alabarderos, bajó sonriente y extendió su mano enguantada para ayudar a su mujer, que ahuecó ligeramente el ampuloso tontillo para salvar la estrecha portezuela.

  3. -Su excelencia sea bienvenido -dijo inclinándose el decano de los oidores. -Gracias. Muchas gracias a todos. Ea, que se casa nuestra querida hija. Es un día venturoso. -Así es, su excelencia. Hoy se casa la niña.

  4. La concurrencia puesta de pie se inclinó, los marqueses tomaron asiento en dos altos sillones y descansaron los pies sobre cojines de terciopelo. Los oidores, para acentuar su dignidad, seguían vestidos a la moda española con trajes negros y medias y golillas blancas. En cambio sus mujeres y la nobleza ostentaban las joyas, los brocados y las sedas que habían imperado desde el siglo XVI.

  5. La iglesia congregaba todo el México de 1669: doctores borlados de la Universidad, provinciales de las órdenes religiosas, caballeros y damas de la aristocracia. El olor del incienso, las flores, los perfumes se unían al tintineo de las espadas y al leve crujido de los guardainfantes. Se hizo el silencio. Las jerónimas ataviadas con sus hábitos ceremoniales desfilaron despacio y se colocaron frente al altar en una doble fila.

  6. Pasados unos minutos entró la novicia Juana Inés Ramírez, ricamente alhajada, en compañía de su madre, de sus tías y de sus hermanas. En realidad no había ninguna diferencia entre la parte mundana de la concurrencia y las recién llegadas.

  7. Las miradas estaban puestas en la novicia. Era una hermosa y esbelta joven de veintiún años, de finas cejas, ojos oscuros ligeramente enigmáticos y blanca piel, que contrastaba con su pelo negro adornado con flores y altas peinetas de carey y de perlas.

  8. Un jesuita de antiparras, con estola y capa blanca, tomó el hisopo y tres veces asperjió a la novicia y al hábito que, cuidadosamente doblado en una fuente de plata, se veía sobre una mesa dispuesta ante el altar. Luego de orar en latín, preguntó a la novicia:

  9. -¿Entras a este santo monasterio para servir a Dios de buena gana, no forzada ni compelida? ¿Estás libre, no ligada con matrimonio, no oprimida con deudas? -Sí, estoy libre y entro de buena gana- respondió la novicia.

  10. La orquesta y el órgano entonaron el Canticus Cantorum. Las monjas que llevaban velas en las manos rodearon a la novicia y salieron para conducirla al interior del coro bajo cubierto con un velo.

  11. Durante un cuarto de hora resonaron en la iglesia las gozosas palabras del epitalamio: “Ven del Líbano, esposa mía; ven del Líbano. Baja a coronarte reina desde la empinada cabeza, desde la coronada cumbre y volada frente de los encumbrados Montes Amaná, Sanir y Hermón. Sal de las peligradas madrigueras de los leones y de las peñascosas grutas de los Pardos. Amorosa vocación y nupcial convite del Esposo a su virginal Esposa”.

  12. Entretanto, las monjas desnudan a la novicia de sus galas profanas y la abadesa le viste el hábito ya bendito. Al descorrerse el velo, surge resplandeciente el altar del coro bajo y principia el rito de sus bodas. Es un hacer como que la virgen se casa con Cristo, un acto esencialmente lúdico que subraya el aleluya y contradice la imposición de la reja, y es también un signo mágico. Una joven desafiante de vida y de lujo desaparece, se descorre el velo y queda encarcelada y convertida en un ser sagrado. El juego se realiza con la convicción absoluta de que todo es cierto por ser imposible.

  13. A partir de la lectura del texto de Fernando Benítez te puedes haber hecho una idea de la vida en la época de la colonia. México estuvo bajo el dominio de la corona española de 1521 a 1821. En realidad fue la colonia más importante del imperio. Se llamaba la Nueva España. Pero, ¿cómo era la vida aquí entonces? No era ni parecida a la vida en la época de Nezahualcóyotl, ni a la vida de nuestros días, tampoco se parecía a la de España.

  14. La Nueva España, según Octavio Paz, era otro reino sometido a la corona. Aquí las comunidades indígenas tenían su legislación especial, las “Leyes de Indias”. Había diferentes grupos étnicos con sus propios estatutos: los indios, los negros, los mulatos, los mestizos, los criollos y los españoles. El poder absoluto lo tenía el virrey, quien dependía del rey de España. La iglesia católica, por supuesto, tenía un lugar privilegiado.

  15. En esta sociedad nació una niña sorprendente: Juana Ramírez, cuyos padres no sólo no se casaron, sino que nunca vivieron juntos. Esas situaciones eran muy comunes en la época colonial. Desde pequeña aprendió a leer y a devorar los libros de la biblioteca de su abuelo. Muy jovencita, dicen que le suplicó a su madre que la dejara vestirse de hombre para ir a la universidad.

  16. Como era criolla, por su belleza e inteligencia tuvo acceso a la corte del virrey Antonio Sebastián de Toledo, y fue dama de compañía de su esposa doña Leonor Carreto, ambos marqueses de Mancera. Aparte de todas sus cualidades intelectuales y artísticas, Juana Ramírez era una mujer muy bella.

  17. Pero no se podía casar con un hombre de su clase porque era bastarda. Así que determinó ingresar al convento como relata Benítez en el texto que leíste. Ahí siguió estudiando y escribiendo. El nombre que adoptó al volverse monja fue el de sor Juana Inés de la Cruz. Fue una mujer erudita y la mejor poetisa que ha tenido la literatura de habla española.

  18. Sor Juana vivió en la época del barroco y junto con sus antecesores Góngora y Quevedo, y su contemporáneo Calderón de la Barca, pertenece al grupo de los mejores escritores barrocos en lengua española. Sor Juana, la única mujer y la única mexicana. Desde luego, hay otros escritores barrocos tanto en España como en México, y también otras mujeres que ejercieron con buen o regular tino la literatura, pero sor Juana pertenece al grupo de los excepcionales.

  19. Sor Juana pertenece a la época barroca. En España este movimiento dura a lo largo de todo el siglo XVII y consiste en utilizar la mayor cantidad posible de recursos culturales, lingüísticos y del pensamiento. El rasgo por excelencia del barroco es el ingenio. Los poetas barrocos juegan con la forma de las palabras, con los conceptos, buscan crear imágenes contradictorias y oscuras para transmitir ideas, sensaciones y sentimientos complejos. En la literatura española hay dos corrientes que parecen opuestas, pero que finalmente se complementan: el culteranismo y el conceptismo.

  20. Quien se pusiera a escribir de una u otra forma tenía que ser una persona muy culta, que supiera de mitología y de literatura, que dominara el lenguaje, que tuviera un inmenso vocabulario, que fuera muy inteligente, ingenioso y mordaz. Pues bien, nuestra Juana Ramírez se dio el lujo de escribir de ambas maneras combinadas.

  21. Cuando dominó el latín, comenzó a estudiar ciencias, y la atrajo de manera definitiva la filosofía, por lo que se orientó hacia ella. Se asomó al mundo profano y conoció las vanidades de la Corte de los virreyes de la Nueva España. Se recluyó finalmente en el convento de San Jerónimo, donde convirtió su celda en biblioteca y laboratorio científico, creando las más hermosas obras líricas, que casi siempre eran escritas por encargo de sus superiores.

  22.      Sor Juana confesó que solamente escribió por gusto un "papelillo" llamado El sueño (extenso poema de 975 versos de carácter filosófico).      Sor Juana murió el 17 de abril de 1695, contagiada por la epidemia de peste, cuando cuidaba y atendía a sus compañeras de orden.

  23. . Enseguida explicaremos algunas formas métricas que Sor Juana utilizó con un fragmento de cada una, como ejemplo de su vasta producción literaria.      Redondilla: Estrofa de rima consonante de cuatro versos, generalmente octosílabos (ocho sílabas), que riman el primero con el último y el segundo con el tercero. Por ejemplo, donde describe racionalmente los efectos irracionales del amor.

  24.      Este amoroso tormentoque en mi corazón se vesé que lo siento, y no séla causa por que lo siento. […]      Y aunque el desengaño toco,con la misma pena lucho,de ver que padezco muchopadeciendo tan poco. […]      No huyo el mal ni busco el bien:porque en mi confuso error,ni me asegura el amorni me despecha el desdén. […]      Si acaso me contradigoen este confuso error,aquel que tuviere amorentenderá lo que digo.

  25.      Romance: Es una composición poética en versos de ocho sílabas con rima asonante en los pares. Por ejemplo, donde presenta un prólogo al lector de su obra.      Estos versos, lector mío,que a tu deleite consagro,que sólo tienen de buenosconocer yo que son malos.      Ni disputártelos quieroni quiero recomendarlos,porque eso fuera quererhacer de ellos mucho caso. […]      Y a Dios, que esto no es más dedarte la muestra del paño:si no te agrada la pieza,no desenvuelvas el fardo.

  26.      Décima: Estrofa de diez octosílabos de rima consonante, el primero verso con el cuarto y el quinto; el segundo con el tercero; el sexto con el séptimo, y el décimo y el octavo con el noveno. Por ejemplo, donde envía un retrato con un poema.      A tus manos me trasladala que mi original es,que aunque copiada la ves,no la verás retratada:en mí toda transformada,te da de su amor la palma;y no te admire la calmay el silencio que hay en mí,pues mi original por tipienso que está más sin alma. […]

  27.      Características de la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz • Riqueza y propiedad del lenguaje. • Abundancia de rimas y metros. • Delicadeza en la sensibilidad y la realización. • Imágenes y motivos plenamente barrocos, con influencia de Luis de Góngora y Argote, principalmente, y de Francisco de Quevedo y Villegas.

  28.      El soneto es, para algunos críticos y poetas, la forma poética más compleja, pues su rima y métrica requieren varias reglas específicas, además de que su primer cuarteto debe contener una introducción, el siguiente el desarrollo, y los tercetos la conclusión del tema.

  29.      Vamos a analizar un soneto de Sor Juana Inés de la Cruz.

  30. Éste que ves, engaño colorido Éste que ves, engaño colorido,que del arte ostentando los primores,con falsos silogismos de coloreses cauteloso engaño del sentido;      éste, en quien la lisonja ha pretendidoexcusar de los años los horrores,y venciendo del tiempo los rigorestriunfar de la vejez y del olvido,      es un vano artificio del cuidado,es una flor al viento delicada,es un resguardo inútil para el hado,      es una necia diligencia errada,es un afán caduco y, bien mirado,es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.

  31.      En cuanto a la forma, el soneto tiene las siguientes características: • Está formado por dos cuartetos y dos tercetos, catorce versos en total. • Cada verso tiene 11 sílabas poéticas (endecasílabo), por ejemplo:   És - te - que - ves, - en - ga - ño - co - lo - ri - do, = 11   que - del - ar - teos - ten - tan - do - los - pri - mo - res = 11   es - ca - dá - ver - es - pol - voes - som - braes - na - da. = 11

  32. Análisis del contenido      En cuanto a la temática (idea central que tiene el poema), este soneto de Sor Juana maneja un tema filosófico, que consiste en desmentir los elogios brindados a un retrato suyo.      En los versos del soneto nos expresa la falsedad del colorido en los retratos hechos por el artista, donde se disfraza la realidad; ella afirma no ser tan bella como el retrato.

  33.      En el segundo cuarteto dice que el artista ha cubierto las muestras de los años que se han reflejado en su cara, con pinceladas disculpantes haciendo olvidar la vejez.

  34.      En el primer terceto señala la invalidez del cuidado esmerado del artista para ocultar las verdades de su rostro, pues para el tiempo y la realidad (el hado o destino) eso no puede ocultarse.      En el segundo terceto manifiesta que toda la artificialidad puesta en los retratos es un engaño inútil, pues al morir todo se vuelve polvo, sombra, nada.

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