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Lectio Pastoralis. Una Misión para comunicar la vida en Cristo ( DA 362 ). Nos preparamos con oración:.
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Lectio Pastoralis Una Misión para comunicar la vida en Cristo (DA 362)
Nos preparamos con oración: • Espíritu creador, misterioso artífice del Reino, guía la Iglesia con la fuerza de tus santos dones para anunciar con valentía el mensaje del Evangelio de Jesucristo y legar a las generaciones venideras la luz de la Palabra que salva. • Espíritu de santidad, aliento divino que mueve el universo, ven y renueva la faz de la tierra. Suscita en los cristianos el deseo de la plena unidad, para ser verdaderamente en el mundo signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano. • Espíritu de vida, por el cual el Verbo se hizo carne en el seno de la Virgen, mujer del silencio y de la escucha, haznos dóciles a las muestras de tu amor y siempre dispuestos a acoger los signos de los tiempos que Tú pones en el curso de la Historia. • A Ti, Espíritu de amor, junto con el Padre omnipotente y el Hijo unigénito, alabanza, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Ubicamos el texto: • El Documento de Aparecida vuelve a lo fundamental cristiano, con el fin de hacer de cada creyente un discípulo misionero de Jesucristo, y de ese modo llevar hasta el corazón cultural de nuestros pueblos la Vida en abundancia que nos ha traído. • A partir de la situación de nuestros pueblos (capítulos 1-2), su objetivo es comunicar Vida nueva (capítulo 7) a las personas (capítulo 8), a las familias (capítulo 9) y a los pueblos (capítulo 10), mediante el anuncio de la Buena Noticia (capítulo 3), la vocación a la santidad (capítulo 4), la comunión (capítulo 5) y la formación (capítulo 6).
Usa el método pastoral de: Ver con los ojos del Padre (Primera parte: la vida de nuestros pueblos hoy); Juzgar desde Cristo (segunda parte: la vida de Jesucristo en los discípulos misioneros); y Actuar movidos por el Espíritu Santo (tercera parte: la vida de Jesucristo para nuestros pueblos). • La tercera parte inicia con el capítulo 7: la misión de los discípulos al servicio de la vida plena, con los siguientes subtítulos: Vivir y comunicar la vida nueva en Cristo a nuestros pueblos (Jesús al servicio de la vida; variadas dimensiones de la vida en Cristo; al servicio de una vida plena para todos; una misión para comunicar vida); Conversión pastoral y renovación misionera de las comunidades; Nuestro compromiso con la misión ad gentes. • El texto que reflexionamos es el tercer párrafo del cuarto inciso del primer subtítulo: "Una misión para comunicar vida".
Leemos el texto: "Asumimos el compromiso de una gran misión en todo el Continente, que nos exigirá profundizar y enriquecer todas las razones y motivaciones que permitan convertir a cada creyente en un discípulo misionero. Necesitamos desarrollar la dimensión misionera de la vida en Cristo. La Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del Continente. Necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo. Esperamos un nuevo Pentecostés que nos libre de la fatiga, la desilusión, la acomodación al ambiente; una venida del Espíritu que renueve nuestra alegría y nuestra esperanza. Por eso, se volverá imperioso asegurar cálidos espacios de oración comunitaria que alimenten el fuego de un ardor incontenible y hagan posible un atractivo testimonio de unidad 'para que el mundo crea' (Jn 17,21)" (DA 362).
Meditamos el texto: • Asumimos el compromiso de una gran Misión. La Misión Continental Permanente es la proyección de Aparecida y la forma concreta de realizar la Nueva Evangelización. Se trata de salir, buscar a los lejanos, desinstalarse: "Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en busca de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios. Misión que debe llegar a todos, ser permanente y profunda" (Mensaje a los pueblos).
"Es un afán y anuncio misionero que tiene que pasar de persona a persona, de casa en casa, de comunidad a comunidad... La comunidad eclesial se destaca por las iniciativas pastorales, al enviar, sobre todo entre las casas de las periferias urbanas y del interior, sus misioneros, laicos o religiosos, buscando dialogar con todos en espíritu de comprensión y de delicada caridad. Esa misión evangelizadora abraza a todos y especialmente a los pobres y los que sufren. Por eso no puede separarse de la solidaridad con los necesitados y de su promoción humana integral" (DA 550). "Fomente la pastoral de la acogida a los que llegan a la ciudad y a los que ya viven en ella, pasando de un pasivo esperar a un activo buscar y llegar a los que están lejos con nuevas estrategias tales como visitas a las casas, el uso de los nuevos medios de comunicación social, y la constante cercanía a lo que constituye para cada persona su cotidianidad" (DA 517 i).
PASAR DEL CULTUALISMO A LA BÚSQUEDA DE LAS OVEJAS, A LA PESCA, LO CUAL IMPLICA UN CAMBIO EN LA FORMA DE CONCEBIR EL SACERDOCIO, EL LAICADO, LA PARROQUIA Y LA IGLESIA: Iglesia sacramentalista VS Iglesia Misionera.
Convertir a cada creyente en un discípulo misionero. "Los cristianos necesitamos recomenzar desde Cristo, desde la contemplación de quien nos ha revelado en su misterio la plenitud del cumplimiento de la vocación humana y de su sentido. Necesitamos hacernos discípulos dóciles, para aprender de Él, en su seguimiento, la dignidad y plenitud de la vida. Y necesitamos, al mismo tiempo, que nos consuma el celo misionero para llevar al corazón de la cultura de nuestro tiempo, aquel sentido unitario y completo de la vida humana que ni la ciencia, ni la política, ni la economía, ni los medios de comunicación podrán proporcionarle" (DA 41). Todos, desde el Papa hasta el último cristiano, estamos llamados a ser discípulos misioneros de Jesucristo, sólo cambia el aspecto o dimensión: los obispos, discípulos misioneros de Jesús Sumo Sacerdote; los presbíteros, discípulos misioneros de Jesús Buen Pastor; los diáconos permanentes, discípulos misioneros de Jesús Servidor; los fieles laicos y laicas, discípulos y misioneros de Jesús Luz del mundo; los consagrados y consagradas, discípulos misioneros de Jesús Testigo del Padre.
"La alegría del discípulo no es un sentimiento de bienestar egoísta sino una certeza que brota de la fe, que serena el corazón y capacita para anunciar la buena noticia del amor de Dios. Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo" (DA 29). "El discípulo experimenta que la vinculación íntima con Jesús en el grupo de los suyos es participación de la Vida salida de las entrañas del Padre, es formarse para asumir su mismo estilo de vida y sus mismas motivaciones (cfLc 6,40b), correr su misma suerte y hacerse cargo de su misión de hacer nuevas todas las cosas" (DA 131).
SER BAUTIZADO, CATÓLICO, IMPLICA TENER CONCIENCIA DE SER DISCÍPULO MISIONERO DE JESUCRISTO, NI EL SACERDOCIO MINISTERIAL NI EL BAUTISMAL EXCLUYEN DE ESTA NECESIDAD Y OBLIGACIÓN
Desarrollar la dimensión misionera de la vida en Cristo. "Todo discípulo es misionero, pues Jesús lo hace partícipe de su misión al mismo tiempo que lo vincula a Él como amigo y hermano. De esta manera, como Él es testigo del misterio del Padre, así los discípulos son testigos de la muerte y resurrección del Señor hasta que Él vuelva. Cumplir este encargo no es una tarea opcional, sino parte integrante de la identidad cristiana, porque es la extensión testimonial de la vocación misma" (DA 144). '''La Iglesia peregrinante es misionera por naturaleza, porque toma su origen de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio del Padre' (AG 2). Por eso el impulso misionero es fruto necesario de la vida que la Trinidad comunica a los discípulos" (DA 347). "La propuesta de Jesucristo a nuestros pueblos, el contenido fundamental de esta misión, es la oferta de una vida plena para todos. Por eso la doctrina, las normas, las orientaciones éticas, y toda la actividad misionera de la Iglesia, deben dejar transparentar esta atractiva oferta de una vida más digna, en Cristo para cada hombre y para cada mujer de América latina y del Caribe" (DA 361).
LA MISIÓN DE CRISTO EN LA IGLESIA NO ES ALGO A ELEGIR O A ENCOMENDAR A ALGUIEN O A UN GRUPO, ES UNA PARTE DE LA ESENCIA DEL BAUTIZADO
Fuerte conmoción que impida instalarse en la comodidad. No se trata de seguir haciendo las cosas de modo ordinario, sin que se note que algo nuevo está sucediendo, sino de lograr una movilización que origine procesos. "No resistiría a los embates del tiempo una fe católica reducida a bagaje, a elenco de algunas normas y prohibiciones, a prácticas de devoción fragmentadas, a adhesiones selectivas y parciales de las verdades de la fe, a una participación ocasional en algunos sacramentos, a la repetición de principios doctrinales, a moralismos blandos o crispados que no convierten la vida de los bautizados. Nuestra mayor amenaza es el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad (Ratzinger, Conferencia en Guadalajara, 1996). A todos nos toca recomenzar desde Cristo (NMI 28- 29), reconociendo que no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva (DCE 1)" (DA 12).
TODOS ESTAMOS LLAMADOS A ESTAR EN PERMANENTE CAMBIO BAJO LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO, YA QUE UNA DE LAS TENTACIONES MÁS COMUNES EN SACERDOTES, EN GRUPOS APOSTÓLICOS Y MOVIMIENTOS, EN COMUNIDADES Y EN LAICOS EN GENERAL ES EL “COMODISMO”, HACER LO FÁCIL, LO MENOS DESGASTANTE
Cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo. "La vocación al discipulado misionero es con-vocación a la comunión en su Iglesia. No hay discipulado sin comunión. Ante la tentación, muy presente en la cultura actual de ser cristianos sin Iglesia y las nuevas búsquedas espirituales individualistas, afirmamos que la fe en Jesucristo nos llegó a través de la comunidad eclesial y ella 'nos da una familia, la familia universal de Dios en la Iglesia Católica. La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión (DI 3). Esto significa que una dimensión constitutiva del acontecimiento cristiano es la pertenencia a una comunidad concreta en la que podamos vivir una experiencia permanente de discipulado y de comunión con los sucesores de los Apóstoles y con el Papa" (DA 156). "Ninguna comunidad debe excusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas, en los procesos constantes de renovación misionera, y de abandonar las estructuras caducas que ya no favorecen la transmisión de la fe" (DA 365).
"Cada Diócesis necesita robustecer su conciencia misionera, saliendo al encuentro de quienes aún no creen en Cristo en el ámbito de su propio territorio y responder adecuadamente a los grandes problemas de la sociedad en la cual está inserta. Pero también, con espíritu materno. está llamada a salir en búsqueda de todos los bautizados que no participan en la vida de las comunidades cristianas" (DA 168). "La renovación de las parroquias al inicio del tercer milenio exige reformular sus estructuras, para que sea una red de comunidades y grupos, capaces de articularse logrando que sus miembros se sientan y sean realmente discípulos y misioneros de Jesucristo en comunión" (DA 172). "Teniendo en cuenta las dimensiones de nuestras parroquias es aconsejable la sectorización en unidades territoriales más pequeñas, con equipos propios de animación y coordinación que permitan una mayor proximidad a las personas y grupos que viven en el territorio" (DA 372).
"Si se quieren pequeñas comunidades vivas y dinámicas, es necesario suscitar en ellas una espiritualidad sólida, basada en la Palabra de Dios, que las mantenga en plena comunión de vida e ideales con la Iglesia local y, en particular, con la comunidad parroquial. Así la parroquia, por otra parte, como desde hace años nos lo hemos propuesto en América Latina, llegará a ser 'comunidad de comunidades' (SD 58)" (DA 309). "Si queremos que las Parroquias sean centros de irradiación misionera en sus propios territorios, deben ser también lugares de formación permanente. Esto requiere que se organicen en ellas variadas instancias formativas que aseguren el acompañamiento y la maduración de todos los agentes pastorales y de los laicos insertos en el mundo" (DA 306).
ES NECESARIO DESCENTRALIZAR LO QUE DE ORDINARIO HACEMOS EN NUESTROS TEMPLOS, LO CUAL NO ES DEJAR VACÍOS O SOLOS LOS TEMPLOS, SINO LEVAR LA BUENA NUEVA A TODOS LOS RINCONES DE NUESTROS TERRITORIOS PARROQUIALES, RESCATAR LOS ESPACIOS QUE HOY DÍA LA VIOLENCIA, LA INSEGURIDAD, LAS SECTAS Y OTRAS COSAS NOS HAN GANADO…
Nuevo Pentecostés. "¡No podemos desaprovechar esta hora de gracia! ¡Necesitamos un nuevo Pentecostés! ¡Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos, para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de sentido, de verdad y amor, de alegría y de esperanza. No podemos quedamos tranquilos en nuestros templos, sino urge acudir en todas las direcciones para proclamar que el mal y la muerte no tienen la última palabra, que el amor es más fuerte, que hemos sido liberados y salvados por la victoria pascual del Señor de la historia, que Él nos convoca en la Iglesia, y que quiere multiplicar el número de sus discípulos y misioneros: en las grandes ciudades y campos, en las montañas y selvas, en todos los ambientes de la convivencia social, en los más diversos areópagos de la vida pública, en las situaciones extremas de la existencia, asumiendo nuestra solicitud por la misión universal de la Iglesia" (DA 548).
LA MISIÓN, ES OBRA DE DIOS, NO ES UN PLAN DE UN GRUPO, NO ES UNA ACCIÓN EXCLUSIVA DEL SACERDOTE, DEL OBISPO, DEL GRUPO DE MISIONES…NECESITAMOS DEJARNOS IMPULSAR POR EL ESPÍRITU SANTO, ASÍ COMO FUE CONDUCIDO JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR…
Espacios de oración comunitaria. "La oración personal y comunitaria es el lugar donde el discípulo, alimentado por la Palabra y la Eucaristía, cultiva una relación de profunda amistad con Jesucristo y procura asumir la voluntad del Padre. La oración diaria es un signo del primado de la gracia en el itinerario del discípulo misionero. Por eso "es necesario aprender a orar, volviendo siempre de nuevo a aprender este arte de los labios del Maestro' (NMI 33)" (DA 255). "La Eucaristía, en la cual se fortalece la comunidad de los discípulos, es para la Parroquia una escuela de vida cristiana. En ella, juntamente con la adoración eucarística y con la práctica del sacramento de la reconciliación para acercarse dignamente a comulgar, se preparan sus miembros en orden a dar frutos permanentes de caridad, reconciliación y justicia para la vida del mundo" (DA 175).
MÁS ALLÁ DE LA RELIGIOSIDAD POPULAR, NECESITAMOS CREAR O POTENCIAR LOS ESPACIOS PERSONALES Y COMUNITARIOS DE ORACIÓN PARA EL CULTIVO DE ESA AMISTAD CON EL “MAESTRO” PARA PODER ACEPTAR LA VOLUNTAD DEL PADRE…
Aplicamos el texto: • ¿Hemos asumido el compromiso de la gran Misión, es decir, de salir, de buscar a los más lejanos, de desinstalarnos, o seguimos anclados a una “pastoral de conservación”? • Nosotros, los aquí presentes, ¿tenemos plena conciencia de ser misioneros de Jesucristo? ¿Asumimos el reto de convertir a cada creyente en un discípulo misionero de Jesucristo? • ¿Cómo podríamos desarrollar la dimensión misionera de la vida en Cristo? • ¿Cuáles son esos “grises pragmatismos” presentes en nuestras comunidades que desgastan y degeneran la fe? • ¿Qué podemos hacer para que nuestras comunidades cristianas se conviertan en poderosos centros de irradiación de la vida en Cristo? • ¿Dejamos que el Espíritu Santo nos mueva, nos saque de nuestros templos para ir al encuentro de las personas, de las familias, de las comunidades y pueblos? • ¿Cómo promovemos los espacios de oración personal y comunitaria para cultivar la amistad del discípulo misionero con Jesucristo?
Oramos con el texto: Señor Jesús, que nos comunicas nuevas energías de vida: Ayúdanos a asumir de verdad el compromiso de la Misión Continental en nuestras comunidades diocesanas y parroquiales, en nuestras Comisiones, consejos y programas. Que nos animemos a buscar y crear espacios para profundizar y enriquecer todas las razones y motivaciones que nos empujan a una Nueva Evangelización, para lograr convertir a cada creyente en un entusiasta discípulo misionero tuyo. Ayúdanos a desarrollar la dimensión misionera de nuestra vida en ti, para dar un nuevo rostro al comportamiento moral de cada cristiano y a las actitudes de cada comunidad cristiana. Si la Iglesia sufre los ataques sistemáticos desde distintos frentes, permítenos contrarrestarlos con una fuerte conmoción que continuamente nos impida instalarnos en la comodidad, estancarnos en nuestros métodos y logros o conformarnos en la mediocridad.
No permitas que hagamos proyectos pastorales al margen del sufrimiento de los pobres del Continente, en los cuales tú quieres ser atendido prioritariamente como signo distintivo de nuestra identidad cristiana personal y comunitaria. Danos el discernimiento necesario para hallar los caminos adecuados que nos permitan que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la Vida que nos has conquistado con tu Pascua y nos comunicas en los sacramentos de tu Iglesia. Realiza en nuestros días un nuevo Pentecostés, que nos libre de la fatiga, la desilusión, la acomodación al ambiente; y que esa nueva efusión de tu Espíritu renueve nuestra alegría de creer y nuestra esperanza en la construcción de tu Reino en medio del mundo.
Por último, concédenos generar y conservar cálidos espacios de oración comunitaria que alimenten el fuego de un ardor incontenible y hagan posible un atractivo testimonio de unidad que tú rogaste en la Cena y continúas implorando a la derecha del Padre: "Que todos sean uno, para que el mundo crea" (Jn 17,21). Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.