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Programa Arquidiocesano de formación. DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (DSI). Módulo 6. Unidad 4: Los principios y valores del Magisterio Social de la Iglesia. Principios y valores Doctrina Social de la Iglesia. Objetivo de aprendizaje.
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Programa Arquidiocesano de formación. DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (DSI) Módulo 6
Unidad 4: Los principios y valores del Magisterio Social de la Iglesia
Principios y valores Doctrina Social de la Iglesia Objetivo de aprendizaje Identificar los prin-cipios y valores fun-damentales de la DSI para inspirar en los miembros de la Igle-sia el compromiso con los procesos de cambio personal y social en la instaura-ción del Reino de Dios.
Los principios como criterios de convivencia social. • Descripción de los principios de la DSI. • Los valores fundamentales de la DSI. • Descripción de los valores fundamentales.
En la unidad anterior se analizó la dignidad de la persona y su dimensión social como funda-mento de donde brotan los demás principios que orientan y regulan la vida social. La DSI se comprende como un proceso de reflexión en el que se discierne la voluntad de Dios sobre las personas y sobre la vida social, política, económica y cultural. Estudiaremos los elementos que la DSIofrece para analizar la realidad, discernir en ella el plan de Dios y transformar su entorno social.
Estos son los llamados principios de la DSI y se analizarán en esta unidad cinco de ellos : • el bien común. • el destino universal de los bienes. • subsidiaridad. • participación. • solidaridad. Estos principios han de comprenderse y aplicarse de manera que expresen su unidad, conexión y articulación, para que sea auténtica DSI.
Estos principios y valoresson la base de la DSI y forman parte de la enseñanza moral de la Iglesia. “Es Magisterio auténtico, que exige la aceptación y adhesión de los fieles” (CDSI, 80). Los principios fundamentales y los valores permanentes de la DSI pueden ser compa-rados con una “caja de herramientas” que facilita a las personas en sociedad el poderconstruir una sociedad más justa, solidariay fraterna inspirada en el plan de salvación de Dios. 4.1. Los principios como enseñanza social y criterios de convivencia social
Estos principios deben ayudar en el proceso de conocer, juzgar y transformar la realidad social. Los principios se asemejan a un foco de luz que se pro-yecta sobre la realidad para compararla con la visión cristiana del ser humano y de la sociedad, para cambiar la realidad en que se vive según estos cristianos criterios.
Los principios representan la parte teórica de la DSI porque recogen conceptos y doctrinas que proponen una visión del hombre y de la sociedad. Al mismo tiempo, inspiran e impulsan a realizar el orden social propuesto. A la vez, son principios universalesque pueden ser aceptados por todos, ya que expresan ciertamente verdades de fe, pero también elementos del orden moral natural común a todo ser humano.
Es "el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a los grupos y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia per-fección".GS 26 4.2. Descripción de los principios de la DSI 4.2.1. El Bien Común ¿Qué es el bien común? • Es el fin al que debe aspirar toda sociedad humana. • Es un bien, porque es conveniente para el desarrollo de cada persona.
Es común, porque está al servicio de una co- munidad y todos los miembros de una so- ciedad pueden participar y beneficiarse. • Tiene prioridad frente a bienes particulares o sectoriales. • Es el bien del todo y de cada una de las partes. Por ejemplo: el bien que pro-cede de la paz, la seguridad ciudadana o un medio ambien-te saludable para las personas. Dios es el bien común trascendente de todas las personas.
El bien común "pone de relieve el sentido humano y la capacidad para animar las es-tructuras sociales en su totalidad y en cada uno de sus sectores concretos, estimulando las transformaciones en profundidad, se-gún el criterio de la justicia social" (MM 67). El bien común conlleva tres elementos esenciales(CCE 1925): el respeto y la promociónde los derechos fundamentales de la persona. la prosperidado el desarrollo de los bienes espirituales y temporales de la sociedad. la pazy la seguridad del grupo y de sus miembros.
El principio del bien común se puede resumir en: • Condiciones sociales externas convenientes: paz justicia seguridad libertad social. Necesidades materiales básicas: trabajo alimentación vivienda cuidado de la salud educación descanso. • Justa distribución de los bienes, de tal modo que no se produzcan desigualdades. Adecuada organización social en la que cada sociedad ha de responder a algún aspecto del bien común o a un bien común propio, de acuerdo con el fin común de toda institución -la persona humana- y a su fin propio.
4.2.2. Destino universal de los bienes. En el relato de Gn 1, 26- 29 se narra el encargo de Dios a los primeros padres de cuidar y benefi-ciarse de los recursos de la tierra. De este mandato se desprende este principio del destino común de los bienes de la creación. Estos bienes tienen que llegar a todos de manera justa y solidaria.
Y los bendijo, diciéndoles: «Sean fecun-dos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos los vivientes que se mueven sobre la tierra». Y continuó diciendo: «Yo les doy todas las plantas que produ- cen semilla sobre La tierra, y todos los árboles que dan frutos con semilla: ellos les servirán de alimento».Gn 1, 28- 29.
La categoría ética del destino universal de los bienes es una constante en la tradición de la Iglesia: TODOS LOS BIENES ESTÁN DESTINADOS A TODAS LAS PERSONAS pero fue adquiriendo primacía frente a la catego-ría socio-jurídica de la apropiación o propiedad privada a partir del Vaticano II, GS 69 al 71. El Papa Juan Pablo II le dedicó el capítulo IV de la CA.
“Dios ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno. He aquí, pues, la raíz primera del destino universal de los bienes de la tierra”(CA 31).
El CDSI lo expone como un derecho natural, ori-ginario y prioritario; es decir, es inherente a la persona concreta, a toda persona, y los otros de-rechos están subordinados a este (cfr. #172). Con su inteligencia y libertad llega a dominar la tierra, logran-do que dé frutos. El ser humano corresponde a esta donación de Dios mediante el trabajo. La remuneración del trabajo (el salario) es una de las vías para tener acceso al destino universal de los bienes.
Anteriormente la propiedad se centraba en : • la tierra. • los medios de producción. ahora con la revolución tecnológica se centra en : • la posesión del conocimiento. • de la técnica. • del saber. En hacer llegar a todosesta forma moderna de propiedad consiste la aplicación del destino universal de los bienes.
Modalidades para tener acceso al destino universal de los bienes: • Salarios justos y adecuados. • Los frutos y productos de la tierra que se multiplican espontáneamente o con la ayuda del trabajo humano. • Los bienes para la vida humana que llegan a través del Estado, a quien le corresponde distribuir la riqueza de un país a través de instituciones específicas. • Las donaciones voluntarias e instituciones socialesdestinadas a compartir los bienes necesarioscon los más necesitados. • La Iglesia también tiene una tarea de caridad social que cumplir.
Opción preferencial por los pobres « Este amor preferencial, con las decisiones que nos inspira, no puede dejar de abarcar a las inmensas muchedumbres de hambrien-tos, mendigos, sin techo, sin cuidados médi-cos y, sobre todo, sin esperanza de un futuro mejor: no se puede olvidar la existencia de esta realidad. Ignorarlo significaría parecer-nos al ‘rico Epulón’ que fingía no conocer al mendigo Lázaro, postrado a su puerta (cf. Lc 16, 19-31)». SRS 42.
Propiedad privada y destino universal de los bienes El derecho de propiedad, aunque sea legítima-mente ejercido, jamás debe perder de vista este principio. La propiedad da cumplimiento al derecho al uso de bienes en la medida en que les facilita realizar su finalidad. Cualesquiera que fuesen las formas de propiedad, debe considerarse siempre este destino universal de los bienes que constituye un derecho natural y fundamental.
"no debe tener las cosas exteriores que le-gítimamente poseecomo exclusivamente suyas, sino también como comunes, en el sentido de que no le aprovechen a él sola-mente, sino también a los demás" (GS, 69). El propietario En las naciones deben contribuir al destino común de los bienes • la previsión • la seguridad social • la cultura • la educación
“El principio de subsidiaridad indica que una estructura social de orden superior no debe interferir en la vida interna de un grupo social de orden inferior, privándole de sus compe-tencias, sino que más bien debe sostenerle en caso de necesidad». Compendio Catecismo 403 4.2.3. El principio de subsidiaridad El principio de subsidiaridad y el de solidaridad, forman como dos caras de una moneda, donde una complementa a la otra. Toma su nombre de la palabra latina subsidium,que significa “ayuda”. ¿Qué indica el principio de subsidiaridad?
Por este principio, toda instancia de orden superiorsolo puede y debe inmiscuirse en la solución de los problemas de una instancia inferior cuando esta no esté en capacidad de hacerlo. No es lícito ni justo traspasar a la comu-nidad y quitar a los individuos, grupos me-nores e inferiores, lo que ellos puedan realizar con su propio esfuerzo e iniciativa.
La subsidiaridad exige reconocer aquello que cada persona o grupo puede realizar con su propio esfuerzo. Toda acción de la sociedad, en virtud de su propia naturaleza, debe prestar ayuda a los miembros del cuerpo social, pero nunca destruirlos ni absorberlos.
“Una estructura superior de orden supe-rior no debeinterferiren la vida interna de un grupo social de orden inferior, privándole de sus competencias, sino que más bien debesostenerleen caso de necesidad yayudarle a coordinarsu acción con la de los demás componentes sociales, con miras al bien común”. La encíclica Centesimus Annus 48 describe este principio con las siguientes palabras, donde se destacan cuatro verbos. A la actuación del principio de subsidiaridad co-rresponde el respetoy la promoción efectiva del primado de la persona y de la familia(CDSI 187).
Este principio aplicado en: LA FAMILIA Y EN LA ESCUELA: promoviendola iniciativay responsabilidad personal, lo que favorece elprotagonismo, lacreativi- dady eldesarrollo de los hijos. La educación de los hijoses responsabili- dad de la familia, y por el principio de sub- sidiaridad, la escuela y el Estado ayudan a educar a los hijos. Por ello,los padres de familia deciden qué tipo de educación han de recibir sus hijosy no a la inversa, cuando es el Estado quien les impone el tipo de educación.
EL ÁMBITO DEL TRABAJO:respetando la iniciativa la creatividad • la capacidad de decisión de los trabajadores • EL ESTADO: fomentando las iniciativas sociales económicas políticas culturales de la sociedad civilsin olvidarsu función supletoria y de ayuda cuando los grupos de la sociedad lo requie- ran,pero sin destruir los espacios de liber- tad propios de la persona, de las organiza- ciones y sociedades intermedias.
“A la luz del principio de subsidiaridad, sin embargo, esta suplencia institucional no debe prolongarse y extenderse más allá de lo estrictamente necesario, dado que en-cuentra justificación sólo en lo excepcional de la situación” (CDSI 188). “En la subsidiaridad debe haber tanta sociedad como sea posible y tan solo tanto Gobierno como sea necesario”
« La participación es el compromiso voluntario y generoso de la persona en los intercambios sociales. Es necesario que todos participen, cada uno según el lugar que ocupa y el papel que desempeña, en promover el bien común. Este deber es inherente a la dignidad de la persona humana ». CCE 1913. 4.2.4. El principio de participación El catecismo de la Iglesia plantea el principio de la DSI de la siguiente manera :
LA PARTICIPACIÓN ES : • un deber • un derechociudadano de: asumir responsabilidades contribuir de manera voluntaria y generosaen el desarrollo de la vida cultural económica, política social de la sociedad La participación, que tiene como finalidad el bien de los otros y de la sociedad, puede ser muy variada, pero se inicia con las responsabi-lidades personales “por la atención prestada a la educación de la familia, por la conciencia en su trabajo” (CCE 1914).
La participación social permite el protagonismo de las personas y la posibilidad de convertirse en verdadero actor de la vida social y política. Este principio se convierte en una exigencia fundamental de la naturaleza del ser humano para alcanzar la realización del bien común, de forma organizada e intensa, en la empresa, en el campo social y político, etc., porque todos somos miembros activos de la vida socioeconómica, polí-tica y cultural(OA, 46-47).
El principio de participación se puede realizar en los distintos ámbitos de la vida social. • Se presentan dos de capital importancia para el bien de la sociedad : • En la vida política • En la vida económica o empresarial ENLA VIDA POLÍTICA, mediante el ejercicio de sus libertades y de su rol cívico como construc-tor permanente de la vida democrática. El desarrollo político ha derespetary favorecerlas libertadesen la vida pública con la participación de todos .
“Para animar cristianamente el orden temporal —en el sentido señalado de servir a la perso-na y a la sociedad— los fieles laicos de nin-gún modo pueden abdicar de la participa-ción en la ‘política’;es decir, de la multifor-me y variada acción económica, social, legisla-tiva, administrativa y cultural, destinada a pro-mover orgánica e institucionalmente el bien común [...].Esto exige que los fieles laicos es-tén cada vez más animados de una real parti-cipación en la vida de la Iglesia e iluminados por su doctrina social”.ChL 42. El Papa Juan Pablo II enseñaba a los laicos:
“...a los trabajadores hay que darles una par-ticipación activa en los asuntos de la empre-sa donde trabajan, tanto en las privadas co-mo en las públicas; participación que, en to- do caso, debe tender a que la em- presa sea una auténtica comuni- dad humana, cuya influencia bien- hechora se deje sentir en las rela- ciones de todos sus miembros y en la variada gama de sus funcio- nes y obligaciones [...] EN LA VIDA ECONÓMICA O EMPRESARIAL, la encíclica Mater et Magistra (MM) propone:
“Todo ello implica la conveniencia de que los obreros puedan hacer oír su voz y aporten su colaboraciónpara el eficiente funcionamiento y desarrollo de la empre-sa. Observaba nuestro predecesor, de feliz memoria, Pío XII, que ‘la función económi-ca y social que todo hombre aspira a cum-plir exige que no esté sometido totalmente a una voluntad ajena el despliegue de la iniciativa individual”. MM 91-92.
Y la Centesimus Annus CA 43, mediante la acción de un gran movimiento asociativo de los trabajadores, que procure alcanzar la liberación y promoción integral de las personas. En la DSI se proponen muchas formas de concretizarse la participación de los trabajadores y empresarios que bien se pueden aplicar a nuestra realidad.
La vida social debe favorecer el sentido de parti-cipación en todos los ámbitos de la actividad hu-mana, para lograrlo, se deben fomentar estructu-ras adecuadas de colaboración que faciliten esta participación. • Este es uno de los cometi-dos de las asociaciones intermedias que además ofrecen la oportunidad • de unir esfuerzos para : • satisfacer necesidades • alcanzar bienes comunes • motivar para el servicio a los demás(cfr. QA 84-85).
« La solidaridad, que emana de la fraternidad humana y cristiana, se expresa ante todo en la justa distribución de bienes, en la equitativa remuneración del trabajo y en el esfuerzo en favor de un orden social más justo. La virtud de la solidaridad se realiza también en la comunicación de los bienes espirituales de la fe, aún más importantes que los materiales ». Compendio del Catecismo. 414. 4.2.5. El principio de Solidaridad La solidaridad se presenta como principio social, virtud humana y virtud cristiana, que brota de las nuevas relaciones de interdepen-dencia entre hombres y pueblos.
Según el principio de la solidaridad, toda persona,al ser miembro de la sociedad, está indisolublemente ligada al destino de ella, y por el Evangelioestamos unidos al destino de la salvación de todos los seres humanos. En razón de la solidaridadel hombre debe contribuir con sus semejantes al bien co-mún de la sociedad. Cuando los hombres, grupos, comunidades loca-les, asociaciones, organizaciones, naciones y con-tinentes participan en la vida económica, políti-ca y culturalsuperan el individualismosocial y político.
Acceso a la información Libertad gremial Acceso a la educación Deporte Salud Bien Común Cultura Vivienda Libertad de culto Trabajo Escolaridad básica Derechos cívicos Previsión social Educación superior Legislación laboral
"la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos. Por solidaridad vemos al ‘otro’ (per-sona, pueblo o nación) como un ‘semejante’ nuestro"(SRS, 38,39e). La solidaridad en palabras de Juan Pablo II se entiende como una virtud humana que se expresa en : Por otro lado, la solidaridad como virtud cristiana se reviste específicamente de gratuidad total, de perdón y de reconciliación.
“Entoncesel prójimono es solamente un ser humano con sus derechos y su igualdad fun-damental con todos, sino quese convierteen la imagen viva de Dios Padre, rescatada por la sangre de Jesucristo y puesta bajo la acción del Espíritu Santo.Por tanto,debe ser amado, aunque sea enemigo, con el mis-mo amor con que le ama el Señor” (SRS 40). La solidaridad debe llegar principalmente a los menos favorecidos(ancianos, jóve-nes inadaptados, personas marginadas, migrantes, per-sonas en situación de calle)..
Actualmente, lainterdependenciaestá favoreci-da por los medios de comunicación, que acerca a los hombres entre sí y los empuja a buscar instru-mentos eficaces para solucionar los conflictos internacionales(SRS, 38-40b; CA 10c, 33 y 51). • Esta actitud solidaria debe proyectarse : • con los grupos • las comunidades • los países a través del compromiso en la vida económica, política y cultural.
La solidaridad abarca la responsabilidad con el bien común de nuestros contemporáneos: • resguardando las conquistas de las gene- raciones pasadas • preparando un futuro más prometedor pa- ra las generaciones venideras. La solidaridad es un beneficio para todos y también un deber.
La solidaridad como actitud humana, virtud cristiana y principio de la vida social, se concretiza en : • una sana distribución de bienes. • la remuneración del trabajo. • el empeño por un orden social más justo que considera los legítimos intereses de los distintos sectores de la sociedad. • el compartir de los bienes culturalesyespiritualesque favorecen aque- llas condiciones de vida dignas de la persona humana (CCE 1940-1942).
“Una persona es un ser que tiene la capaci-dad y la misión de realizar en sí misma el rico mundo de los valores, de ser un mode-lo vivo de bondad” (Dietrich Von Hildebrand). 4.3. Los valores fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia Ya se han descrito los principios perma- nentes de la DSI. Ahora conviene reconocer que en la base de los mismos se encuentran unos valores éticosque mueven a actuar de acuerdo con las exigencias del bien moral.
Los valorestienen que ver con algo o alguien que es “valioso”. Tiene valor todo aquello que nos ayuda a ser personas más libres más desarrolladas más felices Su fuente más profunda es Dios, primera Verdad y Sumo Bien. Los valores son cualidades necesariaspara el perfec-cionamientode la persona en orden a lograr un autén-tico humanismo y una ver-dadera convivencia social.
Los valoresestán íntimamente relacionados unos con otros, el rechazo u olvido de alguno, reduce automáticamente la eficacia de los demás Aquí es donde se nos hace más necesario el discerni-miento cristiano (descubrir la voluntad de Diospara la persona y para el nosotros de la sociedad) y la auténti-ca sabiduría en el compro-miso social a la hora de ac-tuar según los principios y valores de la DSI.