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La Oratoria. Compilado por:Ana Gabriella Fernández.
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La Oratoria Compilado por:Ana Gabriella Fernández
Así catalogada, la Oratoria gira entre la Estética y la Lógica, teniendo más de ésta que de aquélla cuando el género oratoria se acerca al llamado profesional o académico.Pero en el género oratorio más extenso, en el político y en el sagrado, los valores estéticos de la oratoria son tan marcados que se acerca y se confunde a veces con la Poesía.De aquí que sea falso aquello de que «el poeta nace y el orador se hace». Por más que autores de prestigio traten de probarnos que con práctica el orador surge, lo cierto es que de igual modo que no hay poeta sin inspiración, no existen oradores sin elocuencia, y que la inspiración lo mismo que la elocuencia son facultades del alma que no se aprenden con reglas ni artificios, sino que están infusas o concebidas como un don gracioso que la Providencia regala.
La inspiración y la elocuencia constituyen manifestaciones distintas del genio, pero tan próximas que ya Cicerón asegurada que finitim es oratori poeta, siendo comparable la inspiración que animaba la poesía de Homero y las estrofas de Virgilio, a la elocuencia que fulguraba en la oratoria de Demóstenes o en los discursos de Cicerón.Los grandes oradores han sido siempre grandes poetas, almas capaces de intuir la verdad y la belleza; espíritus elegidos en los cuales se han dada cita la inteligencia, el corazón y el verbo.
Más aún, así como el poeta, como asegura Platón en sus Diálogos, tiene que esperar en vigilia impaciente los momentos aislados de la inspiración, los grandes oradores, líricos y épicos a la vez, se excitan y alientan con su propio arte, y de un modo paulatino vienen a raudales las ideas, el contacto entre las almas se inicia, el conjuro de la voz los libera de sus afanes y del cautiverio de las más íntimas preocupaciones. Es entonces cuando el orador, que quizá ha ido vacilante y tembloroso a la tribuna, y al principio parece que se coloca a la disposición de la Asamblea, llegándose a la misma y siguiendo sus pasos, al fin, conforme avanza el discurso, la encadena y la domino