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Fotografías de la fundación de la ciudad de Torreón, Coahuila y de La Laguna, en México. Musicalizado con la canción “El Corrido de Torreón”. Realizó presentación; minarro@lider.com.mx. Estructura Puente Río Nazas. Ferrocarril Llegando a Torreón. Reloj de Lack en 1911.
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Fotografías de la fundación de la ciudad de Torreón, Coahuila y de La Laguna, en México. Musicalizado con la canción “El Corrido de Torreón” Realizó presentación; minarro@lider.com.mx
Historia de Jabonera La Esperanza • En el año de 1884, el norteamericano Juan Brittingham en sociedad con Juan Terrazas, tenía una fábrica de jabón en la ciudad de Chihuahua. Con el objeto de ampliar sus actividades el señor Brittingham y Francisco Balden, consolidaron todos los molinos de aceites y fábricas de jabón, que estaban diseminados en los estados del norte, en un sólido consorcio y unidos con los propietarios de las grandes haciendas algodoneras de la región lagunera, formaron la poderosa empresa que inició sus labores en 1892, con el nombre de Compañía Industrial Jabonera de la Laguna S. A. • El sindicato empresarial instaló en la ciudad de Gómez Palacio las oficinas generales de la compañía y levantó la fábrica de aceites y. jabones de La Esperanza. Además de esta factoría el consorcio contaba con las fábricas La Favorita, La Nacional, El Porvenir y la Estrella del Norte, situadas en los estados de Coahuila y Chihuahua. Las plantas locales de la compañía, estaban dentro de una extensión de terreno de 200 mil metros cuadrados, ubicados frente a la estación de los ferrocarriles, al lado derecho de las vías férreas. Ahí se levantaron las fábricas de jabones y de glicerina, el molino de aceites para la industrialización de la semilla de algodón y se instaló el primer despepite que hubo en el país. Años más tarde se construyó una planta de silicato y otra de caustificación de sosa. • En el año de 1900.- La Esperanza producía 75 mil cajas de jabón anuales y la fábrica de glicerina mil toneladas. Por su parte, el molino de aceites 300 toneladas diarias. Por muchos años, el grupo industrial lagunero era considerado el más importante en su género de toda la América Latina; sus productos industriales se exportaban a los países de América Central y del Caribe. • El gerente general de la Compañía Industrial Jabonera de la Laguna era Juan Brittingham. Hombre de empresa de gran visión, a él se debió principalmente la integración del que fuera gran complejo industrial, siendo el pionero del beneficio de la semilla de algodón, la que antes se quemaba, al no contar con plantas para aprovecharla. También don Juan fue el pilar para la fundación de la fábrica de explosivos que se instaló en Dinamita, Dgo. De donde partía el ramal ferroviario de la vía central a ese poblado, se llama estación Brittingham en recuerdo del industrial norteamericano.
Al lado derecho de las fábricas, en medio de tupidas arboledas y campos de verde césped, se edificaron los chalets que formaron la colonia de los empleados, que contaban además con casino, albercas, mesas de tenis y un bonito campo de béisbol donde los domingos en el verano, jugaba la novena integrada por empleados y obreros de la compañía, Apartada, en el fondo del lado izquierdo estaba la casa grande donde vivía la familia Brittingham, rodeada de pasto y pintada de blanco; todo el conjunto daba la impresión de encontrarse en una colonia inglesa de las plantaciones de allende el mar. • Por el otro lado, a la izquierda de las factorías, quedaron las casas de los obreros conocidas como las cuadras, que a su vez contaban con escuela primaria, a la que concurrían a clases los hijos de los trabajadores, inclusive los de los empleados. También tenían un amplio salón para reuniones familiares. Años después, los obreros formaron una banda de música patrocinada por la jabonera. Cuando llegó el cine mudo, en la explanada de la puerta principal de las fábricas, dos veces por semana se exhibían películas gratuitamente, la gente concurría con entusiasmo llevando sillas y bancos para sentarse y llamaba a esas funciones el "cine goyo". • También la compañía había construido un eficiente hospital que proporcionaba atención médica a sus trabajadores y familiares. • Las fábricas daban ocupación normalmente a cerca de mil obreros y en época de la molienda de la semilla de algodón, se duplicaba el número en los tres turnos. • En el mes de abril de 1899, la jabonera sufrió un incendio que afortunadamente no fue de graves consecuencias, en ese mismo año La Amistad sufrió otro incendio que acabó con algunos departamentos. Por lo que ambas compañías de común acuerdo, para preveer futuras contingencias y para contar con suficiente agua, construyeron en la parte alta del cerro de Trincheras hoy conocido como de La Pila, un gran depósito de cal y canto, que almacenaba • un millón 500 mil galones de agua que subía y bajaba en sendas tuberías de 6 pulgadas de diámetro. La Pila en cuestión era alimentada por una noria al pie del cerro por medio de potentes bombas accionadas por vapor.
Sin duda, que el señor Brittingham era un ciudadano ejemplar, estimado por ricos y pobres; siempre preocupándose por el bienestar de sus trabajadorés en particular y por las necesidades de la población. Fue un factor decisivo en el florecimiento de Gómez Palacio a principios del siglo, alentaba con sus consejos a los nuevos industriales que se establecían, su compañía abrió la acequia municipal qué atravesaba la población, formó la modesta empresa de tranvías de mulitas y de la planta eléctrica para el alumbrado público, cooperó con buena cantidad de dinero para la construcción del templo de Guadalupe de ladrillos rojos, que se levantó en el lugar donde antes estuvo la humilde parroquia de adobes, construida en 1893 por el acaudalado español Feliciano Cobián. También, gracias al señor Brittingham se debió la fundación del Club Lagunero, este centro social fue inaugurado en el año de 1908, es un edificio qué originalmente estaba revestido de ladrillos blancos echados a perder al enjarrardos de mezcla; el Lagunero era el lugar favorito donde se reunían las familias acomodadas de la época, contaba con dos amplios salones para reuniones y bailes y una bien amueblada biblioteca, desgraciadamente el centro social ha venido a menos; parece que ya no existe la sociedad que lo sostenía y lo manejaba. • Después de residir muchos años en la ciudad que tanto ayudó y quiso, Juan Brittingham liquidó sus negocios y cambió su residencia a la ciudad de Monterrey, donde continuó impulsando el establecimiento de nuevas industrias; regresando finalmente a los Estados Unidos donde falleció en el año de 1939. Ni duda cabe, que Gómez Palacio está en deuda con su benefactor al no recordarlo de alguna manera. • No tan sólo los señores Lavín y Brittingham son merecedores de la gratitud citadina; también hubo otros hombres que ayudaron al desenvolvimiento de la ciudad como Oscar Fránck, Santiago Prince, Miguel Torres, -Juan Salcedo, etc.
Construyendo el Tranvía en el centro de Torreón